La reina Isabel II ha acudido hoy a su primer acto público desde que comenzara la crisis del coronavirus a nivel mundial, el pasado mes de marzo. Recientemente abandonaba su residencia de Norfolk donde estuvo confinada con su esposo, el duque de Edimburgo, para regresar al castillo de Windsor desde donde ha desarrollado sus funciones desde el comienzo de la pandemia. Pues bien, parece que las aguas vuelven poco a poco a su cauce y hoy la soberana, acompañada de su nieto William, ha presidido su primer acto oficial fuera de palacio. En concreto, Isabel II y el duque de Cambridge visitaban esta mañana la instalación de investigación militar de Porton Down.
El motivo de la salida ha sido la inauguración del nuevo Centro de Análisis Energético del laboratorio, uno de los más secretos de Reino Unido y situado al Suroeste de Inglaterra. Durante la misma, Isabel II y su nieto han sido testigos de una exhibición de armamento y el personal del centro les ha informado sobre diferentes técnicas que utilizan en la base militar sobre contrainteligencia.
El hecho de que la reina Isabel II haya escogido a su nieto William para una salida tan destacada muestra la confianza que ha depositado últimamente tanto en él como en su mujer, Kate Middleton. La pareja se ha convertido en los últimos meses en la cara más visible y cercana de la Casa Real Británica, muy por encima de la que pueda tener el príncipe Carlos, primero en la línea de sucesión al trono.
En cuanto al atuendo, la reina ha sido fiel al estilo que desde hace décadas marca su ropero. Con un outfit monocolor en tono rosa, ha escogido un abrigo de cachemir de cuello redondo de Stewart Parvin con sombrero a juego. Sus complementos, como siempre, unos zapatos negros que encarga desde hace años a la firma Anello&Davide, en su brazo izquierdo un bolso hecho a mano por Launer de 2.100 euros y en sus manos unos guantes Brigg. Ha completado el look con un broche floral, pendientes de perlas y collar a juego.
El centro de investigación militar Porton Down se fundó en 1916 como un laboratorio de armas químicas y biológicas de Reino Unido. Durante décadas ha estado muy activo llevando a cabo investigaciones de diversa índole en los que han participado unos 20.000 militares. Entre sus experimentos secretos más llamativos se encuentra el que provocó la muerte de un militar por la exposición al gas sarín. Desde los años 60 este centro realiza actividades relacionados con la seguridad y defensa del país.
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