Kate Middleton ha sido, con permiso de la novia, la invitada que más piropos ha recibido en la boda real de Jordania. La princesa de Gales sacaba la artillería pesada y adaptaba su estilo a la tradición del país para regalarnos dos looks de ensueño. Dos propuestas que han sido aplaudidas por toda la prensa internacional con las que dedicaba un especial recuerdo a Isabel II y Lady Di.
A pesar de que no habían confirmado su asistencia, los príncipes de Gales aparecían en la ceremonia como si hubieran salido de un cuento de hadas. Kate Middleton emergía del bonito jardín del Palacio de Zahran con un elegante y romántico diseño diferente a todo lo que le hemos visto hasta ahora.
Para la ceremonia, la princesa de Gales apostó por una creación de Elie Saab de la colección otoño/invierno de 2017. Un vestido cuello alto, mangas abullonadas y falda larga con detalles plisados, confeccionado en una elegante gasa de color rosa palo. Un bonito diseño decorado con miles de bordados de flores por la parte central y la espalda, que la princesa estrenó para la ocasión.
Completó el look con unas altísimas y sofisticas sandalias de Prada, en el mismo tono rosa que el vestido, y un clutch en forma de sobre y color dorado de Wilbur & Gussie.
Kate Middleton decidió restar un poco de protagonismo al vestido, dejando su melena suelta, con unas trabajadas ondas al agua, y recogiendo parte del pelo tras la oreja, dejando a la vista sus pendientes. Unas joyas de tamaño XXL, con forma de gota y decoradas con brillantes, que estrenó en 2011 y de las que se desconoce el origen.
A este look, que muchos han definido como perfecto, le sucedió para el banquete otro más llamativo, aunque manteniendo la misma paleta de colores.
Para el segundo vestido, la princesa de Gales confió en la moda inglesa con un diseño de Jenny Packham. En concreto, por una versión de un vestido que estrenó en su visita a Pakistán en 2019.
Hablamos de un vestido joya de manga larga, cuello redondo y corte recto, con una pequeña cola, que se caracteriza por estar decorado con miles de piedras y lentejuelas de color rosa palo.
Un look sencillo, pero brillante, que acompañó, de acuerdo al protocolo, con una tiara. Kate Middleton se decantó por la tiara Lover’s Knor, una pieza que perteneció a Lady Di y que ya lució en su primera aparición como princesa de Gales. Se trata de una tiara que mandó crear María de Teck a la joyería Garrard en 1913 y que se caracteriza por sus 19 arcos de diamantes en talla brillante y 38 perlas en forma de lágrima.
Por supuesto, la princesa de Gales también lució la banda de la Real Orden Victoriana que le dio Isabel II en 2017, y la insignia de la Orden de la Familia Real.
En el look destacaban también sus pendientes, herencia de la reina Isabel II. Hablamos de los Chandelier de Greville, unas joyas de platino con diamantes fabricados por Cartier en 1918.
La pieza original, que pertenecía a Dame Margaret Greville, gran amiga de la Reina Madre, y de la que heredó la joya, era más sencilla, pero con el paso de los años se le agregaron 22 diamantes. Una modificación que hace que los pendientes sean mucho más llamativos y valiosos.
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