Lejos de relajarse, la polémica sobre la fuente de ingresos de la Familia Real Británica sigue desgranando nuevos capítulos. Las nuevas quejas afectan esta vez al príncipe William al que algunos acusan de ser un «propietario deshonesto». Todo a raíz de la emisión de un reciente documental realizado por el Canal 4 en Reino Unido. Un trabajo que ha sembrado la polémica sobre el origen de los multimillonarios ingresos de los principales miembros de la Casa Real Británica.
Las últimas quejas afectan al Ducado de Cornualles, un patrimonio cuyo máximo responsable es el príncipe William. Una extensión de aproximadamente 54.600 hectáreas distribuidas en más de 20 condados entre Inglaterra y Gales.
En su mayoría son tierras agrícolas, parajes naturales, áreas residenciales y zonas comerciales. Se trata de una propiedad creada en 1337 por el rey Eduardo III y que con el paso de los años fue agrandando su extensión e influencia social.
Históricamente, los fondos que genera el condado, a través de rentas de casas, granjas, locales y algún que otro impuesto local, nutre en gran medida los gastos del príncipe de Gales, actualmente el príncipe William. Un dinero que el hijo mayor de Carlos III utiliza para financiar sus actividades oficiales y privadas, así como sus obras de caridad. Los ingresos en el último ejercicio rondaron los 23,6 millones de libras.
El revuelo se ha formado en media Inglaterra tras la emisión este fin de semana del documental The King, The Prince and Their Secret Millions. En el mismo se incide en que en los terrenos que son propiedad de la realeza se incluyen servicios e instalaciones del sistema nacional de salud, defensa e incluso organizaciones benéficas que reportan rentas por miles de libras.
Y algunos inquilinos han aprovechado la polémica para denunciar en el documental el estado en el que se encuentran algunas de las propiedades arrendadas. Denuncian por ejemplo problemas de humedades, plagas de moho y deficiencias energéticas de toda índole. Algunas de las casas tienen más de un siglo de antigüedad y apenas se ha invertido nada para acomodarlas a la realidad del siglo XXI.
El príncipe William se comprometió a su llegada al ducado, tras el fallecimiento de Isabel II, a emprender una profunda restauración del mismo. Incluido un ambicioso plan de cero emisiones netas de carbono para finales de 2032. Quizá la denuncia pública acelere estas medidas y los inquilinos salgan beneficiados. De momento la casa real británica no se ha pronunciado al respecto.
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