Patricia Mountbatten falleció en junio de 2017 a los 93 años. Su vida estuvo repleta de acontecimientos ligados a la más reciente actualidad británica. Para empezar, era la hija mayor del tío abuelo del príncipe Carlos y último virrey de la India, Louis Mountbatten. En 1979, ella estaba a bordo del barco contra el que atentó el IRA en uno de sus más dramáticos atentados. Patricia estaba a bordo junto a su marido, John Knatchbull, y dos de sus ocho hijos, los gemelos Nicholas y Timothy. También estaba su suegra Doreen, de 83 años. La que iba a ser una apacible mañana de recreo junto a las costas de Mullaghmore, en Irlanda, donde veraneaba habitualmente la familia, acabó en la peor de las pesadillas.
Un terrorista del IRA se introdujo la noche anterior en el barco y colocó una bomba con 23 kg de explosivo. La detonó con un mando a distancia cuando el barco salía del puerto. La explosión acabó con la vida del padre de Patricia Mountbatten, de su hijo Nicholas de 14 años, de su suegra Doreen y de un joven tripulante que les acompañaba.
Aquel trágico acontecimiento estrechó aún más los lazos que ella y su marido tenían con los miembros más relevantes de la Familia Real británica. Prima tercera de Isabel II, Patricia heredó los títulos de su padre y acabó ocupando un escaño en la Cámara de los Lores, donde permaneció hasta 1999. Llegó a alcanzar el cargo de subteniente de la Marina Real Británica y participó en la II Guerra Mundial. Su marido, John Knatchbull, que falleció en 2005, era el séptimo Barón Brabourne. Y los dos atesoraron durante sus vidas recuerdos familiares de gran relevancia. Piezas históricas, algunas de ellas cargadas de simbolismo y significado, que adornaban la casa familiar, Mersham le Hatch, que se encuentra en la campiña de Kent.
Tras un delicado inventario, en el que han sido fieles a los deseos de ambos antes de fallecer, sus hijos han procedido a sacar a subasta algunos de esos objetos. Un legado de unos 400 artículos que subastará Sotheby’s. Harry Dalmeny, el responsable local de la casa de subastas, ha recalcado a la prensa británica la importancia histórica del lote. «La residencia de Lady Mountbatten era un lugar privado para entretener solo a familiares y amigos más cercanos. Capturó toda la magia íntima de una casa señorial británica. A través de sus pertenencias, muchas heredadas de miembros de la familia a lo largo de muchos años, los coleccionistas tienen la oportunidad de ver cómo se desarrolla la historia del siglo XX y adquirir vestigios evocadores de una forma de vida brillante».
Se estima que la subasta, prevista para el próximo mes de marzo, podría recaudar un millón y medio de libras. El objeto más llamativo sin duda es un robot de juguete de la década de los cincuenta que está en perfecto estado, incluso con su embalaje original. Fue un regalo del padre de Patricia Mountbatten a sus nietos. Funciona con baterías y se valora entre las 4.000 y 6.000 libras.
Pero también hay muebles y joyas, como un brazalete que perteneció a la reina Victoria. Engastado con diamantes y hecho de oro esmaltado, muestra en su interior el retrato de un joven príncipe Alberto. Victoria le guardaba gran cariño y quedó devastada por su muerte a la edad de 42 años en 1861. Podría venderse también por entre 4.000 y 6.000 libras.
Por la misma cantidad sale a subasta un tintero de Fabergé que la condesa regaló a su marido el 26 de octubre de 1966, cuando cumplieron veinte años casados. «20 años aún más perfectos» se puede leer en la inscripción escrita a mano por Patricia Mountbatten.
De la misma casa afincada en San Petersburgo es un reloj que data de entre 1896 y 1903. Se vende por entre 15.000 y 25.000 libras. El padre de la condesa, Louis Mountbatten, tenía vínculos estrechos con la familia real rusa a través de su madre y su padre. La última zarina fue su tía, con quien pasó muchos veranos. El reloj fue utilizado por la condesa en su dormitorio.
Algo menos, unas 3.000 libras, se espera recaudar por un par de elefantes de oro y esmalte con joyas, que provienen de Jaipur, en la India. Precisamente entre las joyas más relevantes de la subasta destaca la Orden Imperial de la Corona de la India. Podría alcanzar hasta las 20.000 libras. Tiene gran simbolismo. Engastada con diamantes, perlas y turquesas es una distinción que sólo podía lucir una mujer. La suegra de Patricia Mountbatten la usó en ocasiones de Estado. La única persona que todavía usa esta Orden hoy, y la última en sostenerla, es Isabel II.
Pero sin duda la joya más curiosa y la que podría reportar más ingresos a la familia es un broche de finales del siglo XVIII relacionado con el botánico Joseph Banks. Un científico y explorador que se unió al capitán James Cook en su viaje por el Pacífico. El diamante amarillo que incorpora fue el regalo de bodas que le hizo a su mujer. Pasó de descendiente en descendiente hasta que recaló por herencia en el marido de Patricia, su última propietaria.
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