Hace tiempo que los príncipes herederos a las coronas europeas no buscan a sus parejas entre las solteras de oro de la realeza. Para ellos el amor es lo más importante. Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock; Carlos de Inglaterra y Camilla Parker-Bowles; su hijo William y Kate Middleton… los ejemplos se repiten en casi todos los países europeos. Y si hablamos de actualidad y echamos mano de lo nuestro, también en España y Dinamarca sucede lo mismo con la reina Letizia y Mary Donaldson, dos monarcas plebeyas con muchas similitudes.
Uno de los primeros herederos en elegir el amor por encima de todo fue Rainiero de Mónaco. En 1956 convirtió su boda con la joven y bella actriz, Grace Kelly, en un cuento de hadas. Después vendrían otros casos como el de la reina Silvia de Suecia, que era azafata; Máxima de Holanda, que era economista; doña Letizia, que era periodista o Mary Donaldson, una joven abogada australiana.
Precisamente ambas, la reina Letizia y Mary Donaldson, son las que más en común tienen de todas las monarcas europeas. Para empezar, ambas se casaron el mismo año, 2004.
De hecho la primera aparición publica de doña Letizia como novia del heredero al trono español fue en la boda de Mary y Federico. Una ceremonia en la que la asturiana brilló y enamoró al mundo entero con un recordadísimo vestido rojo de Lorenzo Caprile. Una semana después, ella se convirtió en princesa de Asturias.
En lo físico ambas son castañas, de complexión delgada y comparten incluso la altura, que ronda el 1,70 cm. Las dos nacieron en 1972, son tremendamente profesionales y gozan del respeto y el cariño de sus pueblos. Además, tanto la reina Letizia como Mary Donaldson se han convertido en referentes de la moda de sus respectivos países.
En lo personal, ambas han mantenido una buenísima relación durante los encuentros que han tenido en estos años. Incluso podría decirse que se tratan como si fueran familia. El rey Felipe llama “tía Deisy” a la reina Margarita quien, por cierto, después de abdicar, al igual que la reina Sofía, seguirá manteniendo el título de reina Emérita.
Y si hablamos del día en que fueron proclamadas reinas, ambas escogieron un diseño blanco, signo de pureza, elegancia y transparencia. Si doña Letizia se decantaba por un vestido de Felipe Varela con pedrería, Mary Donaldson eligió a Soeren Le Schmidt para la confección de su impecable diseño.
A partir de ahora, cuando se encuentren ambas reinas se saludaran con un sencillo beso porque hasta ahora, Mary tenía que hacerle la genuflexión a la reina Letizia. Ahora son dos jóvenes reinas europeas quienes seguramente harán todo lo posible por seguir representando sus Coronas. Apoyando a sus maridos, con gran dignidad y preparando con esmero a sus herederos. Leonor, en el caso de Letizia y Christian de Dinamarca.
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