El duque de Edimburgo vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez por conducir sin el cinturón de seguridad atado correctamente en el accidente de automóvil que sufrió la semana pasada y que se saldó con dos mujeres heridas, una de las cuales iba con su hija de nueve meses de edad, que resultó ilesa. La policía de Norfolk amonestó por ello al marido de la reina Isabel II, aunque no es la primera vez que sorprenden al consorte sin el cinturón puesto, una práctica de la que la reina también es habitual practicante.
Aunque tanto Isabel como Felipe aseguran haber contactado con los ocupantes del vehículo accidentado para ofrecer sus disculpas, Emma Fairweather, que se rompió la muñeca durante el mismo, aseguraba ayer al Sunday Mirror no haber recibido notificación alguna desde palacio. “Debe haber priorizado el probar su nuevo automóvil”, bromeaba la mujer, de 46 años. “Sería un mundo para mí que el duque me ofreciera sus disculpas”, añadió. Por su parte, la policía aún no se ha manifestado acerca del culpable del accidente.
A pesar de todo, Felipe de Edimburgo no ha aprendido la lección. Dos días después de la amonestación de la policía, vuelve a conducir sin cinturón, esta vez con un nuevo Land Rover Freelander por los terrenos de Sandringham. Tampoco se ha disculpado con las personas que ocupaban el vehículo que embistió. Muy mal ejemplo para el anciano que a sus 97 años debería ser venerable y es simplemente incorregible.
Como decíamos al principio, lo de no atarse el cinturón es una norma en la Casa Real, pues el Daily Mail ya ha publicado en alguna ocasión a la reina Isabel conduciendo de ese modo un Range Rover a sus 92 años. La polémica tampoco es nueva, pues en 2017 un ciudadano británico protestó porque la soberana se dirigía hacia el Parlamento inglés sentada en la parte posterior de un vehículo sin el obligado cinturón. Aunque se ignora si el hombre cursó la oportuna denuncia, no se tiene noticia de sus resultados. Testigos presenciales han asegurado que, tras el accidente de su marido, la reina ya usa debidamente el cinturón.
La conducción temeraria del duque de Edimburgo ha sido motivo de discusión en diversas ocasiones entre la reina y él. Isabel le reprocha continuamente su interés por excederse en la velocidad aun en recintos en principio acotados para disfrute de la familia real, como pueden ser sus posesiones en el campo. Pero se tiene constancia de que una vez la pelea fue más allá. En un lugar no señalizado, Felipe, al parecer harto de que su esposa le reprendiera por su exceso de velocidad, detuvo el coche y le mandó que bajara. Este mismo rumor asegura que una vez discutido el asunto, nadie tuvo que quedarse en la carretera haciendo autostop.
*Fotografía principal: Royal Family.
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