Dos años y medio después han vuelto las cenas de gala al Palacio Real sin restricciones de aforo. Y con ellas, la mejor versión de Doña Letizia que ayer fue la protagonista de una velada en honor al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, en la que simplemente, deslumbró. Primero por elegir, por segunda vez desde que se casó con Felipe VI, la impresionante tiara rusa. Una joya única y una de las piezas más emblemáticas del joyero real. Y después por escoger un vestido de estreno, aclamado en redes sociales por realzar su espectacular figura.
En su atuendo de la mañana, en la recepción a la comitiva italiana en el Palacio Real, Doña Letizia hizo un guiño al país invitado al estrenar un bolso gris de Furla. En el banquete de gala, la Reina se decantó por otra de las exclusivas firmas de lujo italianas, Giorgio Armani, protagonizando uno de los estrenos más destacados de los últimos años.
Doña Letizia se convirtió en la absoluta protagonista de la cena de gala que los Reyes ofrecieron en honor a Sergio Mattarella y a su hija Laura, que ejerce las funciones de primera dama acompañando a su padre, viudo, en este tipo de eventos. Un acto repleto de simbología y normas de etiqueta para el que la Reina escogió un elegantísimo diseño en color negro. Un vestido con tirante ancho y escote corazón, bastante pronunciado para los que suele lucir Doña Letizia.
Una creación de Armani con drapeado en la cintura que marca estratégicamente esta parte del cuerpo, que la monarca potencia especialmente. Y una falda con una caída que era un auténtico sueño. Un vestido que perfectamente podrían lucir algunas de las celebrities más elegantes del mundo en alguna ocasión, como una gala de los Oscar.
Como era de esperar al tratarse de una cena de gala, Doña Letizia ha acudido al joyero real para completar su look. De este modo ha escogido una pieza que tan sólo habíamos visto una vez sobre su pelo, en 2018. Es la impresionante tiara rusa. Una pieza que recibe su nombre por estar inspirada en los tradicionales tocados rusos, los kokoshnik. Elaborada por Cartier, está realizada en platino, diamantes y perlas en forma de lágrimas invertidas.
La pieza pertenecía a la Reina María Cristina. La heredó su hijo, el rey Alfonso XIII, que se la regaló a la madre de Don Juan Carlos, Doña María de las Mercedes, con motivo de su boda con Don Juan en 1935. Además, la Reina ha completado su deslumbrante look con dos de las piezas más destacadas de las llamadas joyas de pasar. Así hemos visto el conjunto de collar y pulsera de chatones de Ansorena, y un broche de perlas y diamantes.
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