Según diversas informaciones, el príncipe Harry llamó a la reina Isabel II para pedirle permiso y llamar a su hija recién nacida Lilibet, que es el apodo como llama a la monarca su familia y los más allegados. Porque a pesar de lo que pueda decirse, el duque de Sussex permanece cercano a su abuela. Siempre más allá de la renuncia a las obligaciones reales suscritas en 2020 y de las acusaciones soltadas en la controvertida entrevista a Oprah Winfrey donde incluso había denuncias de racismo contra el palacio de Buckingham.
La elección del nombre de la pequeña ha tenido también su detractores entre los comentaristas reales, uno de los cuales llegó a calificarla de «grosera y degradante», recordando que quien habitualmente llamaba así a la reina Isabel II era su marido, el desaparecido príncipe Felipe. No obstante, hay opiniones para todos los gustos. Desde quienes lo ven de modo desagradable, como hemos visto, a otros que creen que es un acercamiento a una pacificación familiar en la que los Sussex han dado el primer paso.
Por otra parte fuentes reales han confirmado que Harry llamó a su abuela antes de que Meghan diera a luz a su hija el 4 de junio en el Santa Barbara Cottage Hospital. Si bien se insinúa que fue una llamada informativa del parto y la elección del nombre, no una solicitud previa.
Al anunciar el nacimiento de la recién llegada al hogar de los Sussex, Harry y Meghan emitieron un comunicado en el que decían que se llamaría de ese modo. Lilibet como su bisabuela y Diana en honor a su abuela paterna, fallecida a los 36 años en un trágico accidente automovilístico en 1997 en París. Tras el nacimiento, el Palacio de Buckingham emitió un comunicado expresando el beneplácito de la familia real y firmado por la reina, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles, así como por el duque y la duquesa de Cambridge.
William y Kate posteriormente tuitearon un mensaje de apoyo manifestando que: “Estamos todos encantados con la feliz noticia de la llegada de la bebé Lili. Felicitaciones a Harry, Meghan y Archie”. Finalmente a la recién nacida todos la llamarán Lili.
Harry y Meghan Markle están ahora de baja por maternidad y permanecen en su casa de Montecito, California, con su recién nacida y su hijo de 2 años, Archie. La residencia es visitada con frecuencia por Doria Ragland, la madre de Meghan, que si bien no estuvo presente en el parto, sí es una potente ayuda en el hogar. Así lo hizo tras el nacimiento de su primer nieto, Archie, para lo cual se desplazó hasta Reino Unido. También se cree que ella ha sido la encargada de darle la noticia del parto al padre de Meghan.
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