Antes de que Meghan Markle llegase a la familia real británica, hubo otra famosísima actriz que acaparó todos los titulares al dejar Hollywood para convertirse en princesa. Hablamos, por supuesto, de Grace Kelly. La esposa del príncipe Rainiero de Mónaco era una de las actrices más famosas del cine de los años 50, una prometedora y exitosa carrera que dejó para entrar a formar parte de una de las realezas europeas más importantes. Sin embargo, el lujo que rodea Mónaco y la vida de película que llevó Grace Kelly no se tradujeron en una gran fortuna. Y es que según ha revelado un documental sobre la vida de la princesa, cuando ésta falleció en un accidente a los 52 años, apenas tenía 10.000 dólares a su nombre.
Cincuenta millones de euros es la fortuna que según el documental Grace Kelly: The Missing Millions, los millones desaparecidos, debería haber acumulado la princesa de Mónaco a lo largo de su vida. Se trata de una estimación que la analista Gemma Godfrey ha establecido tras realizar un análisis de contabilidad forense, y que determina que la fortuna de Grace Kelly debería ser similar a la de otras compañeras del cine de los 50 como Audrey Hepburn, cuya fortuna se valoró en 85 millones.
Sin embargo, la realidad de la princesa de Mónaco es muy distinta, ya que a su muerte solo tenía a su nombre 10.000 dólares, unos 8.500 euros. Esta brutal diferencia de dinero se explicaría debido a varias razones. La primera es que en sus trabajos como actriz, Grace Kelly contaba con un sueldo bastante más bajo que el de sus compañeros masculinos. En la película Atrapa a un ladrón, que interpretó tras ganar un Óscar, la actriz cobraba 4.200 euros a la semana, un sueldo cuatro veces menor que el de su compañero Cary Grant. Algo similar pasó con Mogambo, donde apenas cobraba 600 euros a la semana, nada que ver con los 4.700 que recibía Clark Gable. Unos hechos a los que debemos sumar que Grace Kelly abandonó su casa con 18 años, por lo que tuvo que ser siempre económicamente independiente.
Unos años después, en 1955 la vida de Grace Kelly se llenaría de lujos tras conocer durante el Festival de Cannes a Rainiero de Mónaco. Cuando la actriz aceptó casarse con él, éste le pidió que abandonara su carrera en Hollywood, diciendo así adiós a su principal fuente de ingresos y a su fortuna. Y es que Grace Kelly para casarse con Rainiero tuvo que pagar una dote de dos millones de dólares, unos 1.7 millones de euros. Esta cantidad supuso entregar todo el dinero que había ganado como actriz e, incluso, tirar de la herencia que esperaba recibir de su familia. De hecho, el último acto público al que asistió antes de la boda fue para costear su dote.
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