Corrían los últimos años de la década de los 50 cuando una bellísima y elegantísima Grace Kelly tomaba las riendas del Baile de la Rosa. Un evento que fue creado para atraer el glamour y el dinero a un Principado que estaba en ruinas y en peligro de ser absorbido por Francia.
Durante años, la princesa Grace tiró de agenda para dar a conocer Mónaco gracias a rostros conocidos de su época de actriz en Hollywood. De hecho fueron muchos los que visitaron el Principado dándole esplendor y muchísima fama al baile que sería la cita del glamour por excelencia durante décadas. Sophia Loren, Gary Cooper, Clark Gable, Maria Callas o el mismo Aristóteles Onasis fueron algunos de los invitados al citados Bal de Rose.
Por supuesto, todo cambió tras la muerte de Grace Kelly en 1982. Fue entonces cuando la responsabilidad de seguir amadrinando el baile recayó sobre su hija Carolina, que se convirtió en su nueva presidenta de honor. La princesa lucía radiante y se perfilaba como una digna heredera de su madre.
Sin embargo, con el tiempo el baile ha perdido interés. Las princesas y celebridades que acudían a él y han sido sustituidos por millonarios rusos y árabes que, a pesar de tener dinero, carecen de elegancia y estilo. Además, otra de las ausencias que han hecho mella en el Baile de la Rosa en los últimos años ha sido la de Charlene de Mónaco, esposa del príncipe Alberto.
En los últimos años han sido muchos los famosos españoles los que han asistido a este magno evento. En 2008 la movida madrileña tuvo su representación en Mónaco con Pedro Almodóvar, Bibiana Fernández, Alaska y Mario Vaquerizo, Rossy de Palma, Carmen Linares y Luz Casal. Dos años más tarde serían Borja Thyssen y Blanca Cuesta quienes pondrían el acento español a la gala; igual que harían más tarde Mar Flores, Nuria González o Fernando Fernández Tapias, entre otros.
Una lista a la que este año se ha sumado el nombre de Isabel Pantoja. La cantante llegó de la mano de su amigo Manel Dalgó, un español que vive desde hace años en Mónaco y mantiene una estrecha relación con la familia real monegasca.
A sabiendas de que todas las miradas se posarían en ella, la tonadillera logró en el Baile de la Rosa algo impensable, eclipsar a la mismísima Carolina de Mónaco con su look. Así, la princesa decepcionaba con un Chanel que no le favorecía nada y un aspecto desaliñado, perdiendo el esplendor que ha irradiado durante décadas en las que se la ha considerado la reina de la elegancia.
Por su parte, Isabel Pantoja estaba radiante con un traje creado por la diseñadora Isabel Sanchís, una de las triunfadoras de la última edición de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid. De corte flamenco y con dos grandes rosas en honor al nombre del evento, la tonadillera supo defender el look con gracia a pesar de no haber sio del gusto de muchos críticos.
Ella ha demostrado que los tiempos pasados, en este caso, sí fueron mejores. Que el más es más es lo que funciona en este icónico baile en el que se echan de menos los grandes nombres, los brillantes trajes y las esplendorosas joyas del pasado.
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