Carlota Casiraghi reaparecía este fin de semana en Mónaco para acudir a una de sus citas ineludibles, el Concurso Internacional de Salto de Montecarlo. Lo hacía acompañada de su madre, Carolina de Mónaco, dando a los asistentes una verdadera lección de estilo y elegancia. Eso sí, con permiso del pequeño Raphaël. Y es que el hijo de Carlota Casiraghi se convertía a sus siete años en el foco de atención de los allí presentes. Su simpatía, timidez y espontaneidad conquistaron al público. Y es que parece que el nieto de Carolina de Mónaco ha heredado el brillo y la capacidad de atracción de su madre y abuela.
Cogido de la mano de su madre, mirando al suelo, y luciendo un traje chaqueta de lino, aparecía Raphaël. El pequeño que se mostraba muy tímido acudía junto a Carlota Casiraghi y Carolina de Mónaco para entregar los trofeos a los ganadores del Concurso Internacional de Salto de Montecarlo. Sin embargo, sus simpatía y espontaneidad le convirtieron en el protagonista de la jornada.
Raphaël Elmaleh es el hijo mayor de Carlota Casiraghi, fruto de su relación con el actor francés Gad Elmaleh, con el que estuvo saliendo durante tres años. Raphaël tiene siete años, y es el único nieto de Carolina de Mónaco que no está presente en la línea de sucesión al trono, debido a que Carlota nunca se casó con el actor, por lo que no tiene derechos dinásticos.
El hijo de Carlota Casiraghi es un niño muy curioso, y no dudaba en acercarse con su madre a los caballos para acariciarlos y lanzar algunas preguntas a los concursantes. Todo ante la atenta mirada de Carolina de Mónaco, a la que como buena abuela, se le caía la baba. Sin embargo, un detalle durante la entrega de premios dejaba ver su inocencia y espontaneidad. Y es que pese a que se había mostrado algo tímido, aprovechó que su madre y su abuela no le miraban para curiosear un enorme reloj que formaba parte del decorado. Algo que no pasó desapercibido para el público, que no paró de mirarle y elogiarle.
Raphaël se convirtió en el gran protagonista de la jornada robando la atención de su madre y su abuela, algo nada sencillo. Y es que madre e hija aparecían en Montecarlo derrochando glamour y estilo, tal y como nos tienen acostumbrados.
Para esta cita Carlota Casiraghi escogió un vestido de seda de color azul marino y blanco estampado, y con el detalle del logo de Chanel, firma de la que es embajadora. Se trata de uno de los diseños de la Pre Colección de primavera-verano 2021 de la marca, inspirado en el mosaico de ondas del paseo marítimo de Copacabana.
Mientras, Carolina de Mónaco apostaba por un elegante mono blanco fluido de Halston. Aunque el detalle más importante del look estaba en las joyas, un juego de pendientes, collar y brazalete de oro engastados con diamantes, que la princesa lució en los años 80, durante el festival de Cannes.
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