Dice el diseñador holandés Jan Taminiau que para que un vestido triunfe debe ser la repuesta a tres preguntas: ¿Qué quiero ser? ¿Qué puedo ser? ¿Qué me permite el entorno que sea? También que un vestido debe contemplarse de cerca para comprobar si lo observado de lejos responde a nuestras expectativas. Todo un filósofo este hombre alto y amable, exótico y extraño: ahora que todos fabrican en la India y por Oriente, él se empeña en hacerlo en España, en concreto en Barcelona, Zaragoza, Madrid y Granada.
Siempre en pequeños talleres artesanales, tan estrictos que a veces solo producen una prenda al día. También bucea en telares como los mallorquines, con quienes está en fase de iniciación. Con todo este bagaje va siendo hora que les aclare que muchos de los vestidos de fiesta y grandes ocasiones que luce Máxima de Holanda han salido de sus manos… y de nuestros artesanos.
Dedicado a la alta costura, trajes de noche y de novia, ha decidido lanzarse a la aventura de una primera colección lista para llevar que ha querido presentar en Barcelona, y no en un lugar cualquiera. Lo ha hecho en una macro exposición de alfombras, la sede de BSB del amigo Nacho Curt, que ha prestado sus murales como fondos a esta singular muestra. Para este primer trabajo Taminiau ha bebido del desierto y de ciertos aromas seductores marroquíes, dotándolo de todos los colores del amanecer entre las dunas hasta que se pone el Sol.
Y lo ha pintado a tres colores, rosa, verde, azul… espacios mágicos por donde ha dejado volar su imaginación hasta lograr unas gabardinas en algodón que convierten en sosias de Ingrid Bergman a cualquier dama que aún crea que Bogart la pueda esperar en París. Blusas aéreas a varios tonos y varios largos, tejidos ligeros, sedas, cuellos bordados en pedrería y guardapolvos (palabra mágica aquí) sobre pantalones o vestidos tan ligeros como brumas sobre instantáneas de papel.
Taminiau tiene la virtud de hacer que esta primera colección, que las señoras vieron colgada de las perchas e, insistimos, entre alfombras, guarda la policromía de sus trajes de fiesta para esas otras opciones de a diario, como ir a la compra, recoger los críos de cole o dedicarse una tarde de compras. Para esos momentos, de más vestir, ha creado unas chaquetas doble faz en tweed, cosido a tiras y deshilachado, a medio camino entre Chanel y Lacroix, o esas otras más originales que encierran una historia del medioevo en las comisuras de sus mangas.
Un cuento de amor materno que dibuja tierras y paisajes en distintas texturas logrado unos efectos casi de calidoscopio amable, siempre elaborados por las manos de Taminiau que, antes fraile que obispo, se formó entre artesanos antes de pasar a engrosar la lista de diseñadores del momento. Siempre de la mano de su gestor, Juan Varez, productor y mano experta de la ideología del artista, esta primera colección ha tenido su puesta de largo chic. Primero por la elección del lugar; luego por la agencia IT, que les ha llevado esta singular actuación y lo ha llenado de señoras de la mejor sociedad barcelonesa, finalmente por confiar en el catering de Le Chic de Laura Pí para esos bocaditos de primera hora tan apetecibles.
De las primeras en llegar Susana Gallardo, mano derecha y corazón eterno de Manuel Valls cuya candidatura para la alcaldía de Barcelona recoge a diario más y más adeptos (anoche hizo una buena colección), que no pudo espero a comprar online y se llevó puesta la gabardina Bergman que parecía hecha a medida (está sensacional de cuerpo y mente), y otras prendas a las que no se pudo resistir.
Como Hanecke Berksen, tan impresionante con la misma prenda que será un duelo de damas cuando coincidan en cualquier acto con ella. Vimos a Alejandr Bonet y al pintor Pedro Moreno Meyerhoff cerrado maletas vía París donde abre exposición en breve; a la también pintora Monsa Domínguez; a la gentil Rocío de Aguilera probándose un blusón de la serie desierto (que al final le arrebató la fantástica Poppy Grijalbo); a Teresa Guardans con Ana Seguí; a Neus Raig, que también sucumbió al desierto de seda, con Cristina Castañer, que cualquier día le diseña alpargatas como hace para los grandes de la costura francesa, de Saint Laurent a Chanel.
Y a toda una pléyade de señoras seducidas por ese aroma tan «nederland» fabricado en casa, artesano, genial, elegante y útil, listo para llevar. La muestra estará solo hasta el jueves en BSB (París, 174, Barcelona), pero pueden contactar a través de www.jantaminiau.com. Por cierto, también hablamos de Máxima, una mujer fenomenal, aunque la discreción nos impide excedernos sobre el particular, seguro que lo comprenden. Una reina es una reina, y se viste con cosas de casa, todavía más.
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