¿Qué es un palacio? Se define como palacio a la residencia de la realeza, la aristocracia, los gobernantes, gentes del buen vivir y de mayor alcurnia, pero, además, un palacio es una residencia de grandes dimensiones y muchísimo lujo destinada a personalidades de gran relevancia. Así que no es de extrañar que la propia Lady Gaga llame a su enorme mansión el “Palacio Gitano”, pero ojo, al referirse a él, la actriz lo denomina como “Santuario y Oasis de paz”, así que, sin querer, ha agrandado la definición arquitectónica de esta tipología residencial.
El edificio fue comprado por Gaga en el año 2014, por la escalofriante cifra de 22,5 millones de dólares, al cambio, 19,75 de euros. Casi nada. Pero la sugerente diva no fue la responsable de su creación (no todo son buenas noticias), la responsabilidad cayó sobre una pareja de ejecutivos de la Warner Bros., los orgullosos Dan y Luana Romanelli, que en el año 2006, financiaron y guiaron el diseño y construcción de esta maravilla frente a la costa californiana.
Si cualquier descripción que se pueda hacer de la afamada estrella musical siempre se queda obsoleta cuando ella sale a los medios, lo que podamos decir de la residencia es algo que va en paralelo, lo mejor es dar datos y más datos y seguir soñando con poseer, en algún momento de nuestras vidas, algún inmueble parecido, bueno, al menos una parte de él… El inmejorable edificio está dentro de una parcela de 6 acres, unas 2,42 hectáreas, con vistas al mar que, por cierto, estuvo a punto de desaparecer en el incendio de 2018.
No hemos descubierto cuánto costó la residencia, y mira que lo hemos intentado, pero si sabemos quién fue el artífice del diseño, tanto exterior, como interior, y quién lo construyó. El orgulloso arquitecto (y bloguero) se llama Steve Giannetti y es muy popular en la zona. Suya es la impronta y el aire europeo que se extiende por el inmueble. En su web, él mismo la tacha de “finca ecuestre basada en una colección de granjas europeas”. Y, aunque algunas cosas han cambiado, se ha preservado lo importante del interior, cuyo diseño fue concebido por la prestigiosa Madeline Stuart.
El aire clásico del hogar parece contrastar con la poderosa vida vanguardista de la estrella. Una vida que deslumbró al actor y director Bradley Cooper, a tal punto que muchos medios de comunicación los sitúan en una posible relación amorosa que, según las expertas lenguas, tuvo inicio cuando los dos se reunieron por primera vez entre estas ¿cuatro? paredes, en 2016, para hablar sobre la película Ha nacido una estrella, film que no hizo mucha gracia a Liza Minnelli.
Pero pongámonos los dientes largos un poquito. La finca tiene acceso por la calle Morning View Dr, una calle plagada de grandes mansiones y residencias. El solar es alargado, donde, casi en el centro del mismo, se ubica el edificio envuelto de piedra de tonos beige y rojizos, que se distribuye en dos plantas, de forma perpendicular a la parte más larga de la finca, seccionándola: el establo en la parte delantera, y la zona de ocio en la trasera, la que da al acantilado con vistas a la playa de Zuma.
El Palacio tiene cinco habitaciones y doce baños, una desproporción bien justificada si pensamos que la residencia está realizada para disfrutar, no sólo para vivir. Así, la entrada al inmueble se ubica detrás de una rotunda fachada, con algunos árboles a los que, como a la estrella, le gustan los focos, que los iluminan en las ocasiones especiales desde el suelo. Se puede admirar la audacia del arquitecto al colocar un gran espacio de terreno con grava frente al edificio, desde el que poder admirar el inmueble.
La empresa que ejecutó el inmueble se llama Construcciones Finton y es, también, muy popular en la zona, tanto que hasta la mismísima Jennifer López o la pareja formada por Lisa y Dustin Hoffman les han felicitado por su trabajo. La formidable construcción está protegida por la cubierta más tradicional: con tejas árabes envejecidas, para dar un aspecto de antigüedad que vincula el edificio con el pasado, donde lo lleva el diseño. Su morfología, distendida en diferentes volúmenes conectados entre sí, tiene como elementos unificadores la textura exterior y las propias tejas.
Dentro, la madera es la reina. En forma de pavimento, en pilares y vigas visibles, mostrando con orgullo un material capaz de embellecer el lugar, de la misma forma que es estructuralmente funcional y, sobretodo, madera envejecida en muebles y carpintería. Dos habitaciones tienen sus propios balcones, protegidos por la cubierta de madera y con vistas al océano Pacífico. En ellos, los invitados (y la propia Gaga) pueden sentarse a leer o ver su Instagram, protegidos por una sencilla barandilla de metal, con barrotes verticales para que los niños no puedan subirse o escurrirse entre ellos.
La entrada principal nos lleva a un hall donde podemos apreciar un magnífico tríptico con algunos caballos, motivo recurrente dentro y fuera de la propiedad. Al lado, unas sillas orientales nos recuerdan que estamos en el siglo XXVI y en Estados Unidos, no en la Francia del siglo XVIII. Frente al hall, se abre la estancia más grande, formada por un agradable y acogedor salón, al que le acompaña un comedor para ocho personas, ambos, con puertas que dan a la finca.
Pasando por el comedor llegamos a la cocina, una amplísima cocina con una isla con fregadero, una enorme nevera, mesa para seis y acceso a una terraza donde, seguramente, la diva tome sus desayunos más placenteros. Junto a la cocina se encuentra también el salón informal, un salón para ver la tele en familia, relajados y sin tener que cuidarnos que vengan inoportunas visitas. Los baños tienen falsos techos con forma de bóveda y puertas para la ducha y el inodoro (muy pudorosos).
El inmueble cuenta también con gimnasio, oficina y suites para invitados, todo conectado por corredores de lujo, en los que destaca la carpintería de madera envejecida, hermosas lámparas, espectaculares muebles y figuras decorativas. Las chimeneas presumen siempre de presidir los lugares más importantes, los que buscamos para cobijarnos y calentarnos o para disfrutar de una agradable tarde al exterior. Candelabros y lámparas de araña pululan por todo el inmueble, realzando la mágica belleza que supone vivir en una mansión que parece extraída del tiempo.
El dormitorio principal está justo en el centro, con su balcón cubierto, al que se accede por una sencilla escalera de madera, protegida por la barandilla simple e icónica, de barrotes lisos verticales (me la como). Por supuesto, la residencia tiene una casa de huéspedes, para que los invitados tengan cierta autonomía. Además, esta casa está frente a la piscina de enormes dimensiones, que a buen seguro es el mejor lugar del inmueble en verano, sobre todo si tenemos en cuenta que conecta directamente con un espacio abierto enorme, donde pasear y correr (a pie o a caballo).
Pero la residencia tiene truco: una anodina puerta parece querernos despistar de lo mejor del edificio, la zona de juegos (o de ocio), donde podremos divertirnos a raudales, a la que se puede acceder, también, por un ascensor. Allí podremos encontrar una sala de prensa, una sala de bolos, dos máquinas de juegos de basquetbol y una bodega con, agárrate, capacidad para 800 botellas… un sueño hecho realidad. ¡Ah! Y todo en 950 metros cuadrados construidos. Simplemente, un gran palacio (gitano o no) para Lady Gaga.
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