Los Ángeles siempre está en nuestras retinas cuando pensamos en las estrellas de Hollywood, imaginamos grandes mansiones, con estilos de vida muy altos y desenfrenados, con mucho arte en las paredes, joyas en los baúles y espacios ajardinados, donde celebrar multitud de fiestas. Claro que, no puede existir tanto lujo para todos los componentes del espectro cinéfilo por excelencia, así que, como siempre, aparece la clase media, la que se abre paso, la que aspira a más.
En ese punto debió encontrarse la, ahora, popularísima actriz Emilia Clarke, cuando empezó a rodar la serie de Juego de Tronos, interpretando a la poderosa Reina de Dragones, Daenerys Targaryen. Así que, en el año 2016, cuando su popularidad era ya imparable, se decidió a comprar su propia «cueva». Para albergar en ella a dragones, familia y demás amistades. Una «cueva» en forma de casa, en la que desarrollar una vida tranquila y feliz. De si lo consiguió no tenemos ni idea, pero de la vivienda sí que podemos contaros algunas cosas…
La primera es que tiene nombre, se llama Goodman Residence y se ubica en el número 645 de la avenida Milwood Ave, en Venice, California (como no), además, fue construida en 2009 y se sitúa en una alargada parcela, una forma de aprovechamiento del terreno muy abundante en esta parte de la ciudad. Además, la vivienda se encuentra a 15 minutos caminando de la playa, a 5 en coche y, en dragón, imaginamos que menos… ¡Aunque no podemos demostrarlo!
En fin, el caso es que la actriz preferida del reino (nació en Londres, Inglaterra), vendió a finales del pasado año (el nefastamente popular 2020), su fabulosa mansión. Lo hizo por la nada desdeñable cifra de 4,4 millones de dólares, 3,63 de euros, un valor un poco por debajo del de la compra (4,6). Con ello ha hecho un buen negocio inmobiliario, pero tampoco ha sido una venta catastrófica: se lleva un nutrido grupo de recuerdos (eso seguro).
Y es que el símil está cantado, una vivienda no deja de ser nuestra cueva, un lugar donde refugiarnos del inclemente temporal externo, un sitio donde guarecernos de los enemigos, y, al mismo tiempo, un espacio de confort donde relajarnos. La exvivienda de Clarke cumple a la perfección con estos parámetros. Desarrollada en dos plantas, su geometría nos escuda de miradas acechantes, al mismo tiempo que nos regala espacios abiertos y seguros.
Desde el exterior podemos ver como un poderoso rectángulo emerge de las vallas, casi sin huecos en la fachada vivible y con un acabado regular en forma de salientes y entrantes, capaz de incluir en sus rehundidos las ventanas. El acabado en estuco gris, aplicado con llana de acero, garantiza una gran durabilidad de la misma. El material tiene una vida útil de entre 50 y 70 años. Su alta transpirabilidad alarga, también, la vida en el interior, evitando las temidas humedades.
El edificio se ubica en una parcela de 485 metros cuadrados, se distribuye en dos plantas, alcanzando los 260 metros cuadrados construidos. En ellos se hayan dos dormitorios en la planta alta, tres baños (uno por dormitorio y otro en la planta baja), un salón al cuál se accede desde la puerta principal, una cocina-comedor, y un distribuidor que lleva al garaje en la parte trasera del inmueble, con una puerta independiente a un camino comunitario.
A los extremos del edificio, dos estructuras surgen a modo de pórticos, uno protegido por grandes puertas de cristal, formando parte del interior de la vivienda, y otro, al lado contrario, sin protección alguna, permitiendo una cómoda y práctica zona de esparcimiento al aire libre (con helechos en el techo), sin el incordio del sol directo o los efectos nocivos del agua de lluvia, en suma, una especial estancia donde pasar las deliciosas tardes que el clima californiano ofrece.
La vivienda es un canto al aprovechamiento solar, además de un espacio conectado con el verde, donde la parcela sobrante se ha destinado a jardines. Se puede disfrutar de ellos a la entrada, a la salida y en el centro, donde una alargada piscina nos invita a disfrutar de ese magnífico espacio (ni una casa sin su piscina, por favor). Para establecer esta dicotomía entre abertura y privacidad, los arquitectos de Abramson Architects utilizaron como materiales importantes el hormigón y el cristal.
Poderosos muros de hormigón permiten que existan las paredes divisorias imprescindibles, además de asegurarnos una extensa durabilidad. Como contraste, grandes carpinterías de cristal se sitúan en los vanos interiores de la vivienda, todos aquellos que permiten la transición a las zonas verdes y a la piscina. Además, la escalera que une las dos plantas se ejecuta mediante una estructura de acero abierta. Es blanca, con peldaños de hormigón lavado (en el que gránulos de mármol blanco resaltan sobre el fondo gris.
El pavimento de la planta baja también rinde culto al hormigón fratasado, creando superficies limpias, en juego con el hormigón visto de los muros. Pero claro, madera también hay. En la planta alta como pavimento, en la planta baja en forma de un alargadísimo mueble de media altura que recorre todo el lateral, convirtiéndose en encimera de cocina cerca del hall de entrada. Y en mesa de escritorio en su zona central, cerca de la escalera, y transformándose en zona multimedia al final, junto al garaje. Esta genialidad mobiliaria tiene su reflejo en el lado opuesto, y más corto (donde se ubica el salón principal), con una hermosa estantería que alcanza los tres metros y medio de altura, de los casi cinco que tiene la estancia.
Esta estantería fue pensada para el promotor de la vivienda, que tenía una gran colección de libros, igual tenía los de Juego de Tronos y todo… (aunque no podemos afirmarlo, obviamente). El mueble incorpora a su interior una hermosa chimenea de piedra, para los momentos más íntimos y románticos, o para quitarse el frío del invierno, siendo más pragmáticos. Otros profesionales que intervinieron en la creación de la edificación son el contratista Oliver Construction Company, la diseñadora de interiores Betty Young, y el estudio paisajístico EIS Studio, la empresa Trespa añadió sus paneles de aluminio al interior y al exterior. La generosa vivienda ya ha encontrado nuevo propietario, ¿será alguna amistad de la actriz? ¿alguien atraído por su popularidad? La experiencia nos dicta que no. Que quien la haya comprado probablemente lo haya hecho por sus fantásticas condiciones residenciales, nadie quiere enfrentarse al frío del Norte (chiste malo).
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