Karl Lagerfeld falleció el pasado día 19 de febrero en Neuilly-sur-Seine, París. A los 85 años había logrado ser apodado ‘el Káiser’ de la moda, toda una declaración de cómo se le veía (y admiraba) en el mundo para el que dio la mayor parte de su vida. Pero, a parte de su actividad como diseñador de moda y fotógrafo, el alemán tenía una pasión nada escondida: amaba la arquitectura, lo cual le llevó a residir en impresionantes inmuebles y a venderlos cuando necesitaba cambiar de aires.
Tal vez, el más extraordinario de todos sea el que os mostramos en este artículo: La Villa La Vigie, una espectacular joya arquitectónica de principios del siglo pasado construida en 1902 por Sir William Ingram, gerente de la desaparecida revista británica The Illustrated London News y miembro de la Cámara de los Comunes. Una propiedad que adquirió más tarde, en 1952, la Société des Bains de Mer, empresa dedicada al ocio y al lujo en Montecarlo. En 1990 la compró Lagerfeld para utilizarla como residencia de verano en Mónaco.
Después de una reforma, el director creativo de Chanel (donde trabajó durante 35 años), se la vendió a su apreciada Princesa de Mónaco, Carolina, quién la abocó a otra reforma y más adelante, también se deshizo de ella. En la actualidad se puede alquilar por temporadas, para disfrutar de una de las construcciones más exquisitas de Europa en uno de los lugares más lujosos del mundo. ¿Te atreves a preguntar cuánto saldría? Te adelanto que ya lo hemos hecho…
La villa se alza orgullosa en lo alto de un promontorio con vistas a la playa de Montecarlo, en Roquebrune–Cap–Martin, un estratégico lugar que fue transformado durante la Segunda Guerra Mundial en un puesto de observación del ejército alemán. Sus jardines fueron convertidos en trincheras con campos de minas rodeando la edificación… pero volvamos a la actualidad, en la que jardines bien cuidados forman parte del parque del inmueble al que se accede por un camino privado.
El edificio alcanza las tres plantas de altura y posee unos 600 metros cuadrados de superficie, a los que hay que añadir otros 237 de la amplia terraza que contiene al inmueble, en las que más de una vez agasajaría Lagerfeld a sus amistades, mientras admiraban las bahías de Mónaco y Cap-Martin… la Riviera francesa a sus pies, como quien dice. En fin, si te animas a alquilar por un tiempo la villa tienes que saber que posee seis habitaciones donde puedes hospedar hasta doce invitados.
Por las comodidades que te puedan ofrecer ni te preocupes. El edificio cuenta con cuatro baños, una enorme biblioteca y una sala de billar y jacuzzi con vistas al mar del que no querrás salir. Tendrás acceso a la piscina del Monte-Carlo Beach, a su restaurante, gimnasio y, obviamente, a su spa, con lo que la gama de necesidades para una temporada de lujo está más que cubierta. Entre las múltiples personalidades que han disfrutado de sus encantos, está (te lo imaginarás) Grace Kelly.
La construcción trata de lograr la perfección arquitectónica mediante sus fachadas casi simétricas y sus dimensiones, que forman un cubo (o hexaedro regular). Su tonalidad exterior, amarillo pálido, ilumina aún más la propiedad, a la vez que permite apreciar en su amplitud las generosas formas de sus balcones y tallas en hormigón, realizadas en la época, la fantástica Belle Époque. Su exterior rinde tributo a las balaustradas, a las columnas toscanas (con multitud de ellas) y al estilo francés de ventanas y puertas.
El interior es, si cabe, más elegante aún. Después de pasar por un vestíbulo monumental, nos encontramos con una generosa escalera de mármol (al igual que el pavimento) con un barandal de hierro forjado clásico. En la primera planta encontrarás el salón principal, el comedor y una sala para invitados, con acceso a una gran terraza. Al otro lado, la sala de billar y la biblioteca, donde disfrutar del tiempo de ocio más familiar. Y por supuesto, la cocina, muy bien equipada para que tú o un chef contratado, preparéis fabulosas delicias culinarias.
Los seis dormitorios tienen vistas al mar (por supuesto), tres de ellos en la planta primera con baño personal y el principal tiene incluso un vestidor y un estudio (para el anfitrión). En la planta segunda se ubican otros tres dormitorios, de la misma tipología, aunque dos de ellos con baño compartido y, ambos, con vestidor y estudio independiente. Están equipados con equipo de alta fidelidad, televisión por satélite y teléfono inalámbrico, aire acondicionado, acceso a Wi-Fi y hasta caja de seguridad.
Para los más ecologistas (me apunto) tienen autos eléctricos para desplazarse desde la villa al club de Montecarlo, además de la posibilidad de practicar los más variados deportes. La empresa con la que contactamos, Casol Villas France, ofrece máxima seguridad, mantenimiento del jardín, limpieza, gerente de la villa y todo lo que puedas imaginar para ser tremendamente feliz durante tu estancia allí, el precio, nos dice, no nos lo puede indicar, aunque nos orienta: 100.000 euros cuesta una semana de verano en la Villa Vanades en Saint-Tropez, si te animas, contacta con ellos (hablan español).
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