Según cuenta The Mirror, David Beckham le ha prestado 23 millones de libras a su esposa, Victoria, para reflotar su negocio de moda, con el que reconoce haber perdido diez millones antes de las Navidades de 2017. Esto a pesar de que el ex-fubtolista declaraba el pasado diciembre a Main on Line que quería que su esposa tomara las riendas de su negocio ella sola y que no volvería a rescatarla.
A pesar de que los diseños de la pija ex Spice Girl los visten estrellas e influencers de medio mundo, las ventas no reflejan la realidad y según sus números, la compañía habría quebrado hasta en cuatro ocasiones desde 2008. Según un portavoz de la empresa, «las pérdidas se atribuyen al diseño y al marketing. Aunque VB apreció el pasado abril un aumento de las ventas, la empresaria tuvo que reducir a un tercio su personal». Todo lo contrario que los negocios de su marido, que van viento en popa: como uno de los directores de DB Ventura Ltd. ganó 23,2 millones de libras y repartió 18,t en dividendos.
El negocio de Victoria que comprende ropa y complementos de lujo, celebró hace escasas semanas su décimo aniversario, pero sus pérdidas crecen a ritmo de unos dos millones de libras por año. La marca, que tiene su tienda estrella en el selecto barrio de Mayfair en Londres y que ofrece prendas como abrigos a 2.900 libras, se calcula que pierde unos 27,000 libras al día, a pesar del aumento del 17% que tuvo en 2017.
Los expertos opinan que el negocio de Victoria, con un valor estimado de 240 millones de libras, pueda dar dinero a medio plazo. Esta semana ha iniciado una nueva colaboración, esta vez lanzando Reebok by Victoria Beckham, y ha encontrado nuevos inversores que han aportado 30 millones de libras al negocio, que por el momento podrá seguir disfrutando de una relativa tranquilidad.
Una voz amiga ha señalado que David está muy orgulloso del trabajo de su mujer, a la que ya ha informado de que no va a prestar más dinero, por lo que está feliz de que haya encontrado nuevos socios. La ropa de Victoria tiene 400 puestos de venta en 50 países y oficinas en Londres y Nueva York.
En un principio, la estilosa Victoria se enfrentó a un desafío de enorme proporciones, como es convencer a una competitiva y exigente industria de que ella podría imponer su ley a toda una legión de seguidores que enloquecerían con sus prendas. Aprovechando su estatus de estrella del pop, la diseñadora se ha ganado el reconocimiento incluso de grandes de la especialidad como Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel.
En este último año el negocio parece haber experimentado un aumento de ventas especialmente en el sector del prêt-à-porter, así como en gafas de sol y otros complementos, tanto en las tiendas como en la venta online. Victoria dijo a finales del año pasado que su compañía «seguirá invirtiendo en el negocio y en lanzar nuevos talentos mientras sus accionistas estén comprometidos a reducir sus pérdidas y puedan esperar a empezar a obtener beneficios a medio plazo».
*Fotografía principal: Instagram @victoriabeckham
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