Siguiendo la traición británica, si antes se aseguraba que no había día sin The Beatles, ahora no hay día sin Beckhams, aunque estos, gracias a las redes, lo tienen mucho más fácil. Las últimas aventuras les han pillado por los pelos, primero a los de la pequeña Harper Seven, que a este paso la van a convertir en un top antes de hora; y luego a los de dos de los chicos, Brooklyn y Cruz, a quien todos quieren ver como de catorce años (de hecho ya tuvo su fiesta con pastel on ice servido por la benjamina de la casa), aunque no los cumple hasta el próximo miércoles.
A la niña le cortaron el pelo recientemente y le sacaron un flequillo, con lo que cada día (tal y como bromean sus propios padres en Instagram) se va a parecer más a Anna Wintour, la editora del ‘Vogue’ americano, que a ellos mismos. No sé si esto es bueno, que una mujer que manda en la moda se peine igual desde hace treinta años. Yo, de los peluqueros, vista la poca movilidad que concede a los asuntos capilares, me declaraba en huelga de ‘Vogue’ y eliminaba la revista de mis salones. Pues ya tenemos a la mofletuda criatura con un corte que se llama ‘bob’, pero que allí, por localización y resultado, sería mejor referirse a él como corte ‘plumcake’.
Lo de los chicos es más intrascendente y, afortunadamente accidental. El mayor y el pequeño se aburrían el pasado domingo en el backstage del desfile de mamá Victoria en el Museo de Victoria y Alberto de la capita británica, así que cogieron unas extensiones y se las colocaron para, acto seguido, hacerse unas fotos y colgarlas en la red. Así dejaban constancia de tan magno acometimiento: los futuros historiadores tendrán trabajo cuando deban seleccionar acontecimientos de estas décadas. Brooklyn y Cruz se convirtieron en unos discretos medio melenas para diversión del mayor y abulía total del peque, a quien el cambio tampoco parecía distraerle ni divertirle demasiado.
Anotemos que gráficamente, la familia también dio juego por el atuendo, todo rojo de mamá Victoria, una lady in red total; y sobre todo por el de los hijos mayores, Brooklyn y Romeo, que iban al estilo de ‘Peacky Blinders’, la serie televisiva británica protagonizada por Cillian Murphy y Tom Hardy, que transcurre en los años veinte. Un total look muy rayano al disfraz, que en el caso del mayor empieza a ser una constante en su quehacer estilista diario, en especial la gorra que da nombre a la serie. Botines, chalecos, tirantes, reloj de bolsillo, y por supuesto, las gorras. Todo nada causal sino buscando el manierismo más descarado, pero son jóvenes aún y se lo podemos perdonar. En su caso ni siquiera es una extravagancia.
Luego, en el frontrow se sentaron muy modositos al lado de Anna Wintour, de quien Harper hubiera podido ser su miniyo (miniella, vamos); y de Hana Cross, novia de Brooklyn, que no se estrujó el cerebro buscando un estilismo (de lo más banal) que debió horrorizar a la Wintour. El más elegante fue David, el patriarca, en traje oscuro y corbata negra, todo un gentleman.
Para aprovechar la mañana, Brooklyn colgó una foto de él y su novia en París, donde fueron a pasar el día de San Valentín. Frente a la torre Eiffel escribió: “Yo y mi niña. El hombre más afortunado del mundo. Te quiero, cariño”. A lo que ella replicó: “Gracias por hacerme la niña más feliz del mundo. ¡Te amo! Feliz día de los enamorados xx”. En fin, lo que hacen el amor, la juventud, el dinero y la suerte de ser un Beckham.
*Foto principal: Instagram @romeobeckham
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