Agatha Ruiz de la Prada: “Los desfiles de moda desaparecerán por culpa del coronavirus”
La diseñadora ha mantenido esta semana un encuentro virtual con la prensa en el que charló de sus próximos planes y de cómo vive su confinamiento.
Reconoce que mucho antes de que el Covid-19 apareciese en nuestras vidas ella ya era maniática. Agatha Ruiz de la Prada evitaba tocar los pomos de las puertas de lugares públicos y confiesa que no le hacía gracia tener que dar la mano continuamente. Pero no hacerlo la colocaba en una posición desagradable, “de snob y diva y los que se daban cuenta se burlaban de mí”.
En un encuentro virtual organizado por Citroën, la diseñadora se ha mostrado convencida de que de esta pandemia va a salir un nuevo mundo. “No será una reconstrucción sino una reinvención. Y lo que tenemos que hacer entre todos es que ese mundo sea mejor”. Se muestra entusiasmada con el cambio en el medio ambiente: “Es maravilloso ver lo rápido que ha desaparecido la contaminación, me cuentan que el mar también está distinto. Mis amigas de París me dicen que se puede ver el fondo del río Sena“.
El futuro de los desfiles
Se confiesa feliz en su casa pero “ahora mato por ir a un restaurante”. En el confinamiento dice no haber descubierto ningún talento, a diferencia de su hija Cósima, que ha hecho un huerto y ha cocinado mucho”.
Respecto a la moda, considera que los desfiles desaparecerán. Si se llegasen a realizar, Agatha Ruiz de la Prada considera que serán a puerta cerrada para que acuda la prensa y apenas unos pocos amigos. “En estos momentos hay voluntad de celebrar la próxima edición de la Madrid Fashion Week pero hay muchos problemas de logística que se están analizando“, explica.
Una vuelta a los orígenes
La diseñadora ha aprovechado este confinamiento para organizar numerosos archivos y pararse a pensar. Tras esa reflexión tiene claro que quiero volver a sus inicios: “Quiero estar más en el taller y menos en los aviones. Me encantaría volver a dibujar, algo que se ha dejado de hacer con la llegada de los ordenadores”.
70.000 contactos en su agenda
Confiesa que no le gusta nada estar sola. “Si hubiera sido lo contrario habría elegido ser pintora pero opté por mi profesión, diseñadora, para estar acompañada“. Presume de contar con más de 70.000 contactos en su fichero de amigos que ha ordenado en este tiempo de reclusión: “El confinamiento sin amigos puede ser horrible. Aunque no nos podamos ver físicamente estamos juntos virtualmente”.
“Le pido al Gobierno que se apiade de nosotros”
Ruiz de la Prada se muestra entusiasmada con el importante repunte de las ventas online de su firma. “Estamos vendiendo mucha ropa de bebé e infantil porque en este tiempo de confinamiento los más pequeños han cambiado de talla“. Sin embargo, no tiene claro cómo va a ser el futuro de las tiendas físicas que se imagina se parecerán más a museos: “Yo hago muchos productos asequibles y creo que pedir cita previa para comprar unos calcetines se me hace complicado. Vienen años durísimos, no hay comparación histórica con la situación actual y la que se prevé“. Por ello pide más empatía del gobierno con los emprendedores porque hay mucha gente que ya tiene el Síndrome de Estocolmo, y tiene miedo a salir de casa. Hay que empezar a relacionarse de nuevo “y la única forma es echarse para delante y trabajar muchísimo para conseguirlo“.
Nuevas mascarillas para Lidl
La diseñadora tiene claro que el nuevo complemento con el que vamos a convivir nos hace atractivas. “Las mascarillas son muy favorecedoras, no hay que maquillarse y una está más guapa. Además la ciudad se vuelve misteriosa”. En este confinamiento ha creado varios modelos de alegres mascarillas que según anunció, se venderán próximamente en la cadena de supermercados Lidl.
En este encuentro virtual, Concha Caja, directora de comunicación de Citroën España, ejerció de moderadora y destacó que durante el confinamiento la ayuda de las personas está siendo fundamental. “Ahora -le dijo a la diseñadora- tu icónico corazón y el arcoíris están más de moda que nunca”. Al tiempo, Ruiz de la Prada recordó que su historia de amor con el constructor automovilístico francés comenzó hace 30 años asentada sobre valores como la libertad, la diferencia, la originalidad y la innovación. “He hecho muchísimos proyectos con Citroën, como el diseño de su stand en el Salón del Automóvil en el que se detuvo el Rey Don Juan Carlos o vestidos que parecían coches… y qué divertido que sigamos tres décadas después” destacó la diseñadora más colorista del panorama español.