Foto: Javier Salas
Hay quien asegura que si Ágatha Ruiz de la Prada no existiese, habría que inventarla. Una conversación con ella es una auténtica aventura. Directa, sin filtros, no edulcora ni lo más delicado de lo que ha sido su vida. “La historia que nunca conté” es su primer libro. No ha sido ni sanador ni terapéutico escribirlo, pero sí le ha permitido verbalizar todo lo que llevaba dentro y pedía paso…
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la literatura que no descubriste en otras facetas de la vida?
Ágatha Ruiz de la Prada: Me considero una lectora compulsiva. Llevo leyendo desde que tengo 4 años
TL: ¿Te has arrepentido en algún momento de haber hecho “La historia que nunca conté”?
Ágatha Ruiz de la Prada: Justo antes de que saliera me arrepentí muchísimo, pero como bien dice el refrán.. ¡a lo hecho, pecho!
TL: ¿Necesitabas verbalizar todo lo contado?
Ágatha Ruiz de la Prada: Verdaderamente no lo necesitaba, pero ya que lo he hecho estoy contenta. Me hace ilusión que la gente conozca mi vida.
TL: ¿Ha habido algún capítulo que te haya costado recordar y compartir?
ARP: No. No soy de esas personas que cuentan las cosas llorando. Lo he contado todo tal y como es y punto. Estoy mal de la cabeza… ¡pero no tanto, la verdad!
TL: ¿Ha sido una experiencia sanadora, terapéutica?
ARP: Tampoco nos pasemos.
TL: ¿Te han creado adicción las ganas de volver a escribir?
ARP: En realidad el libro lo ha escrito Pedro Narváez, a quien le he contado mi vida. Yo por mi parte me he tomado muy en serio el proyecto. He estado muy encima, le he dedicado mucho tiempo estando incluso en todas las correcciones.
TL: ¿Hay una Ágatha distinta después de la limpieza emocional que has hecho?
ARP: No, la verdad es que no. El libro me está dando muchísimo trabajo, son muchas entrevistas, presentaciones, muchos autógrafos y dedicatorias… Está siendo bastante trabajoso, pero estoy muy agradecida.
TL: ¿Hay un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
ARP: Cada día me acuerdo de mil cosas que no he sacado en el libro y digo: “¡Ay qué rabia… esto no lo he sacado!” Así que el libro está muy presente en mi vida. Diría que en los últimos meses ha ocupado un 70-80 por ciento de mi día a día.
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
ARP: Sí, desde luego que sí. Si tienes un trabajo que te gusta, amigos, vida social, cultural, una vida familiar que esté bien… básicamente lo normal es que seas feliz. No vas a ser feliz todos los días, 24 horas al día, 365 días al año, porque entonces no estarías contenta cuando de verdad fueras feliz. Como dice el refrán: “Todos los días gallina, amarga la cocina”. De vez en cuando tienes que tener un disgustito, pero soy básicamente toda mi vida muy feliz.
TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?
ARP: Para nada. Yo me permito locuras en el trabajo y en todos los aspectos de mi vida. El amor es importante, pero tampoco lo que más.
TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
ARP: Pff… no sé cuál. Me gustaría que mis hijos heredasen mi capacidad de trabajo.
TL: ¿Algún vicio es sano?
ARP: Soñar con cosas, intentar que te pasen cosas maravillosas porque al final terminan pasando.
TL: Un placer prohibido que te permites.
ARP: Hago lo que me da la gana, siempre.
TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
ARP: La cocina, el baile y la música.
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen…
ARP: Cuando preguntan por la colección son muy pesados… ¿Cómo es la colección que has traído a Granada..? ¡Pues como la que he llevado a NYFW!
TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
ARP: No lo sé. Soy poco “intimidable” porque sé muy bien salir de una pregunta desagradable. Ante el vicio de preguntar está la virtud de no responder.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
ARP: Trabajando y echándole ilusión todo llega.
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte…
ARP: Me gusta mucho perderme por mi casa, en el campo, en Mallorca. No me gusta mucho perderme por la calle. El otro día perdí mi teléfono en París y casi me da un ataque. Bueno, en realidad no lo había perdido, lo había dejado olvidado en mi casa.
TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
ARP: No me duelen las críticas.
TL: Un propósito que nunca cumples.
ARP: Ir al gimnasio. Fui un día la semana pasada y otro día llegué con el propósito de hacer deporte pero no me dio ni tiempo de ponerme la camiseta.
TL: Un miedo que no sepas superar.
ARP: La muerte.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
ARP: Gracias a Dios, la vida me sorprende cada día.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
ARP: Antes de que les pasase algo a mis hijos.
TL: ¿Qué virtud envidias?
ARP: La paciencia.
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
ARP: Trabajar mucho.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
ARP: Pija.
TL: ¿Qué caprichos te permites?
ARP: Todos los que puedo pero no soy caprichosa.
TL: Una pesadilla que no olvidas…
ARP: Olvido todo.
TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
ARP: Tener muchos perros.
TL: ¿Qué le agradeces y reprochas a tu físico?
ARP: Le agradezco que le guste correr y andar deprisa. Y le reprocho que le guste mucho comer.
TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.
ARP: Que sean inteligente, sexy y divertido.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
ARP: Química.
TL: La prenda que no falta en tu maleta cuando sales de viaje…
ARP: Leotardos de lana.
TL: Han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
ARP: Muchísimas gracias pero.. ¡ya me has hecho muchas!
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