Foto: Antonio Abeledo
Sabe que, cuando le veo, me hace sonreír sin disimulo. No por su gesto siempre cálido y entrañable, sino porque me recuerda a Slatan, el protagonista de “Kamikaze”. Esa fue la película en la que le descubrí y que significó el comienzo de nuestra amistad. Han pasado diez años y, desde aquella primera entrevista, su talento no ha hecho más que crecer y crecer. Álex García acaba de estrenar la 2T de “El inmortal”, la serie que le ha hecho reflexionar sobre los límites de la maldad y el “ser consciente de todo lo que no hay que hacer”.
The Luxonomist: ¿No estás pidiendo a gritos una comedia romántica o de risa indisimulada?
Álex García: (risas) Pues la verdad es que sí, necesito resetear un poco. Por suerte, no trabajo tanto esos personajes que están inmersos en la violencia todo el rato. Lo que tengo que hacer es alejarme de ellos y pensar siempre que es un trabajo y que, cuando dicen ¡corten!, toca disfrutar de la vida.
TL: ¿Recuerdas tus años 90?
Álex García: A finales de los 90 es cuando yo llegué a Madrid para estudiar. Y sí, recuerdo muchas cosas de las que salen en la serie, sobre todo los Juegos Olímpicos, la Expo 92… Son alusiones que me llevan adonde estaba yo en ese momento. Es un buen trabajo de recuerdo y de reflexión además.
TL: ¿Eres de los que piensa que el fin justifica los medios?
Álex García: No, rotundamente. Y menos en el caso de mi personaje. José Antonio es un ser completamente equivocado. Una de las cosas positivas de la segunda temporada, que se acaba de estrenar, es que los guionistas han sido crudos con él y me encanta.
TL: A estas alturas de la profesión, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo escapar?
Álex García: Que cuente algo que tenga que ver con estar en paz y alegría, como dice una amiga mía.
TL: Precisamente lo que no has encontrado en ese José Antonio…
Álex García: Exactamente (risas), pero también es un reto meterte en la piel de alguien muy alejado de lo que te atrae.
TL: De tanto convivir con él, dime que le has dado algo de tu bondad y que no te has quedado con nada de su personalidad.
Álex García: Por supuesto. Al final, la mirada no deja de ser mía y me encanta que los personajes se queden con algo de esa bondad que tiene esa mirada. Afortunadamente no tengo nada que ver con ese personaje. Y todo lo que he aprendido en su piel es ser consciente de todo lo que no hay que hacer.
TL: ¿Te llevabas el personaje a casa o se quedaba en el set de rodaje?
Álex Garcíaje: Siempre en el set de rodaje. Tras el ¡corten!, José Antonio salía de mí ¡afortunadamente! Es algo que suelo hacer últimamente y, la verdad, es una gozada.
TL: Si te dijesen que eres inmortal, ¿qué es lo primero que harías?
AG: Ponerme a aportar en este planeta todo lo bonito que pueda dar. Y es mucho.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
AG: Sí, sí… a fuego muy lento. No siempre se puede, por eso también me sé alguna receta rápida (risas) Sale bien, pero siempre mejora a fuego lento.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
AG: (risas) ¡Cómo eres! Quiero pensar que sí. También hay cosas preciosas que han pasado, pero eso me confirma que todo puede mejorar.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
AG: Realmente a ninguno. Lo visito cuando medito y eso me sirve para recordar qué hacer y qué no volver a repetir. Me trabajo día a día para cumplir lo correcto y no repetir lo negativo.
TL: ¿Tu mayor conquista?
AG: No me gusta mucho la palabra conquista, prefiero logro. Y ese es estar cada día más en paz.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
AG: Pues… esta misma mañana, sentado frente al mar y viendo salir el sol.
TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien a quien quieres?
AG: Si se arrepiente, le perdonaría todo. Creo en el perdón, lo que pasa es que nos han educado en una sociedad del señalamiento y la violencia.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
AG: ¿Cómo estás? A ver qué me responde.
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
AG: Ufff, qué difícil. Tal vez el tacto. Me baso mucho en los olores, en lo que veo… Bueno, tal vez el gusto. Ya me haces dudar.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
AG: Jesús de Nazaret.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
AG: Ya lo he pedido y, aunque te quiero mucho, no te lo digo para que se cumpla (risas)
TL: ¿Qué harías si un desconocido/a te basara en la calle?
AG: Estoy atento en mi día a día para que eso no ocurra pero, si pasara, valoraría la situación y, dependiendo de cómo fuera, de qué tipo de beso y de quién viniera, pues le haría una pregunta y, si pudiera, lo evitaría.
TL: ¿Qué canción odias pero, sin embargo, te sabes de memoria?
AG: (risas) De estas hay muchas últimamente (risas) Hay una que siempre me viene, la de “La noche entera, la noche entera” (me la tararea). La primera vez que la escuché no entendía nada de qué iba y, aún así, se me quedó (risas).
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
AG: ¡Qué alegría que sea riendo! (risas) Les diría la verdad, lo que me esta ocurriendo. Intentaría ir de frente.
TL: Si pudieras saber una sola cosa del futuro. ¿Cuál sería o qué preguntarías?
AG: Ahora mismo nada. Mi futuro es hoy y estoy tranquilo. Eso es lo que me importa.
TL: ¿Un día perfecto?
AG: Días tranquilos en los que tengo tiempo para mí y comparto con mi familia elegida.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
AG: De historia de la civilización.
TL: ¿Una película en la que te quedarías a vivir?
AG: Ummmm, me salen unas cuantas… Mira, una ¡Capitán Fantastic!
TL: ¿Tu mal chiste favorito?
AG: Un médico dice: Familiares de Rocío Sainz. Le contestan: Sí, ¿cómo está? Y les dice el médico: Lo siento, pero ha fallecido. ¡No me joda!, le contestan. No no, ni mejoda ni mejodadá (risas).
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
AG: Hace muchos años, con mi familia, acabamos en una especie de parque de atracciones acuático en el mar, en una playa en Tenerife.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
AG: ¿Cómo estás?” jajajaja Lo dejamos para la próxima, ya sabes que siempre es un placer. Contigo nunca es duro (risas)
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