Hace tiempo que a Álvaro Cervantes han dejado de considerarle “una joven promesa”, no porque se haya hecho mayor, sino porque ha crecido en talento y reconocimiento. La suya es una vocación temprana, desde muy niño, porque siempre le ha interesado todo aquello relacionado con la expresión.
Su poder mediático traspasa el campo de la interpretación, por eso ha sido elegido para ser embajador del evento Martin Miller´s Gin. Y, como disfrutón de la vida que es, no ha dudado en probar la experiencia…
The Luxonomist: ¿Qué te ha dado la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Álvaro Cervantes: En el momento en que estás interpretando un personaje en una escena haces un paréntesis en tu vida. Por un momento dejas tu identidad a un lado para jugar con otras reglas. Y descansar de uno mismo de vez en cuando sienta muy bien.
TL: ¿De niño ya eras el teatrero de la pandilla?
Álvaro Cervantes: Siempre lo he sido, sí. Desde muy pequeño me ha interesado todo lo que tiene que ver con la expresión. Siendo muy niño decía que quería ser payaso.
TL: ¿Cuándo descubres que “ser otros” puede ser tu destino?
Álvaro Cervantes: Mis padres me llevaban a ver muchos espectáculos de marionetas, magia, clown… y siempre tenía el impulso de subir al escenario cuando pedían un voluntario. Años más tarde hice mi primera incursión en un escenario en una muestra de teatro y disfruté como nunca. Al terminar esa función, empapado en sudor, me dije a mí mismo que si eso era una profesión quería dedicarme a ello.
TL: ¿Alguna vez has dudado de que esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión era el camino correcto?
Álvaro Cervantes: Nunca. También es cierto que he tenido mucha suerte y me siento un afortunado por haber vivido todo lo que he vivido en esta profesión.
TL: Islandia, unas vacaciones al sol, nada de compromisos y un cocktail “Sólarfrí”. ¿Plan perfecto para desconectar?
AC: Pues Islandia es un destino pendiente. Tengo amigos que han estado y me han hablado maravillas. Espero poder ir pronto y más después de conocer ese término tan bonito.
TL: ¿La compañía perfecta para irte de fiesta?
AC: Las personas a las que quieres. Con las que te sientes en una fiesta aún sin estar de fiesta.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
AC: Pedir en los restaurantes. Para pocas personas o para mesas con mucha gente. Cuando se trata de pedir todo para compartir, obviamente.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
AC: Pues no sería justo no hablar de mis padres. Cada vez estoy más agradecido de la infancia que he tenido y de la confianza que me han dado en todos los aspectos de mi vida. Cuanto más mayor me hago más lo valoro.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
AC: Cocinar para la gente querida.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
AC: “Cardui, llegó la hora” de Decarneyhueso, el grupo de Jorge Usón. Es un bálsamo de alegría.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
AC: Disfrutaba mucho con la historia. Desarrollaba a gusto los temas en los exámenes.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
AC: El cisne nº 17 de Hilma af Klint. Es la pionera del arte abstracto a la que tardaron mucho en reconocer como tal. Esa obra tiene algo que me atrapa por completo.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
AC: Jugar al fútbol nunca ha sido lo mío. Tampoco me ha interesado mucho a decir verdad.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
AC: Cuando puede no aportar nada la verdad… igual conviene algunas veces.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
AC: Hace un tiempo identifiqué que usaba mucho “como tal”. Pero ya no la uso tanto.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
AC: Alguien incapaz de responder esta pregunta.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
AC: La empatía.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
AC: Verte en un espejo para crecer como persona.
TL: ¿Tu mayor decepción?
AC: A nivel personal tengo la suerte de no haber tenido grandes decepciones, la verdad.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
AC: A Dabiz Muñoz. Siempre que voy de viaje veo dónde ha comido él para ir.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
AC: Cuando tengo mucha confianza puedo serlo respecto a lo que a la salud se refiere. No soy hipocondríaco, pero casi.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
AC: En La Dolce Vita, de Fellini.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
AC: La cena con mi familia, el día antes de la Ceremonia de los Goya en Valencia, cuando mi hermana Ángela estuvo nominada por primera vez. En La Salita, de Begoña Rodrigo, a la que admiro mucho. Su cocina es maravillosa y fue una velada increíble.
TL: La pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
AC: ¿Qué vas a cenar hoy?.
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