Tuvo que llegar a su vida el Mateo de ‘Velvet’ para que el gran público posicionara a este gallego de Noia en la categoría de «actor a tener muy en cuenta”. Sin embargo, Javier Rey ya era un respetado veterano del teatro y la televisión. Tiene un aire aristocrático que le aporta una elegancia en el trato que resulta adictiva.
Su recreación de Sito Miñanco en ‘Fariña’ (premio Ondas 2018), la serie que sentó -y lo sigue haciendo en Netflix- a millones de espectadores delante del televisor, le colocó en las preferencias de los entendidos. Le espera el estreno de una comedia, ‘¡Qué te juegas!’, y la dramatización del libro ‘El silencio de la ciudad blanca’ pero, en estos momentos, su atención y esfuerzo se concentra en ‘Sin fin’, una película de amor, perseverancia y dolor.
The Luxonomist: Ya tenía yo ganas de retomar aquella conversación que dejamos a medias en el rodaje de ‘¡Qué te juegas!’…
Javier Rey: Es verdad. En el pasillo de maquillaje del teatro en el que rodábamos. Ya hace mucho de eso, casi un año.
TL: Recuerdo que tuvimos que dejarla cuando hablábamos de ‘Fariña’ y no se sabía aún cuándo se estrenaba. Dos semanas después ¡se armó el lío!
JR: Es verdad. Nadie imaginaba que iban a secuestrar un libro y que eso agilizaría la emisión de la serie.
TL: ¿Cómo viviste aquello?
JR: ¿Lo del secuestro? Parecía todo un poco surrealista, era como una broma todo lo que estaba ocurriendo. Cuando lo oí por primera vez, pensé que era una de estas noticias falsas. Luego te das cuenta de que todo era real y que se puede secuestrar un libro.
TL: Te digo una cosa, fue una promoción gratuita increíble…
JR: Estoy de acuerdo. Yo creo que aquello influyó positivamente. La novela había sonado mucho y la gente, en mayor o menor medida, había oído hablar de ‘Fariña’. Pero también es verdad que mucha gente se sentó delante del televisor expectante y con curiosidad para saber qué era aquello de lo que se estaba hablando.
TL: Y la gente se enganchó.
JR: Absolutamente. Yo soy muy fan de la novela, pero también te digo que a partir de la segunda semana, la serie voló por sí sola porque tenía mucha calidad y los espectadores lo percibieron.
TL: ¿Qué te has llevado de Sito Miñanco y qué le has dado?
JR: Bufff… Le he dado mi cuerpo, mi voz…
TL: El cuerpo dio mucho que hablar…
JR: ¡Es verdad! (risas) Lo hablamos en algún momento ¡el desnudo! El primer desnudo integral (risas) Eso que me llevaré de él, al margen de otras muchas cosas, porque Sito Miñanco es un personaje complejo, que había que evolucionarlo mucho en diez capítulos, que no podía perder ni el sentido ni la verdad del por qué hacía las cosas, por lo menos en mi cabeza, y me puso bastante contra las cuerdas en muchos momentos al estar trabajando tantas horas con él. Para mí, como actor, ha sido un super reto.
TL: Y dejaste el nivel tan alto que te has convertido en tu propio enemigo a nivel de exigencia…
JR: ¿Tú crees? Si te digo la verdad, siempre he encarado los personajes de la misma forma, lo que pasa es que no todos los que he interpretado tenían el mismo fondo, esa es la realidad. Muchas veces también he intentado enfrentarme a personajes con el mismo nivel de honestidad, pero no tenían suficiente recorrido como para que, a lo mejor, trascendiesen a otros lugares. Creo también que lo que me está pasando últimamente es que depositan mucha confianza y responsabilidad con los personajes que me tocan y entonces suena un poco más.
TL: Los gallegos que conocemos tu trayectoria desde hace tiempo sabíamos de tu talento antes de ‘Fariña’. ¿Ha sido, sin embargo, un punto de inflexión?
JR: En cierta medida, sí. Pero ahora que se habla tanto de esas cosas, me doy cuenta de que he tenido varios puntos de inflexión. ‘Velvet’ lo ha sido con Mateo, ‘La chica de ayer’, ‘Hispania’, ‘Isabel’… He tenido pequeños puntos de inflexión y, cada uno desde fuera, le da la importancia que considera. Los que me siguen desde hace años tienen mi referencia en trabajos anteriores, los que me descubrieron en ‘Fariña’ son los nuevos.
TL: ¿El Mateo de ‘Velvet’ te ha dado la popularidad y Sito Miñanco de ‘Fariña’ el reconocimiento?
JR: No sabría decirte. Sí es verdad que Mateo me ha dado muchas cosas, entre ellas la popularidad, pero yo siempre he notado un gran respeto hacia mi trabajo por la gente del oficio. Sí que es verdad que la popularidad, de cara a los espectadores, me la ha proporcionado este personaje, pero el respeto de mis compañeros siempre lo he sentido.
TL: Así te ven ellos. ¿Cómo te ves tú?
JR: Yo me veo como un currela, le echo muchas horas y de manera bastante obsesiva. Cada vez va a más. No sé si es malo o bueno pero soy de los que piensan que siempre le faltan horas al trabajo y que se puede dar una vuelta más, pero ya sabes que las producciones te dicen “empezamos a rodar mañana, me da igual lo que necesites” y, entonces, nunca vas del todo seguro. Lo que hace tener este tipo de personalidad es que le echo muchas horas.
TL: Y ahora llega ‘Sin fin’ y te está dando muchas alegrías. De momento, te ha dado la Biznaga de plata en el festival de Málaga a la mejor interpretación…
JR: Me sentí muy feliz al recibirla, ¡imagínate!, porque se reconoce un trabajo pero, sobre todo, feliz porque somos una peli muy pequeña, que llevábamos intentando sacarla adelante desde hace unos cinco años, somos el mismo equipo desde el primer día y todos confiábamos en una peli así. Esa biznaga, aunque me la dieran a mí, es un premio muy compartido por todo el equipo porque es como una palmadita en la espalda, reconociendo que la película está muy bien. A nosotros, que necesitamos todo tipo de promoción para que la gente sepa que existimos, no nos ha venido nada mal, la verdad.
TL: Que seáis protagonistas María León y tú igual ha sido un empujón importante…
JR: Es muy posible posible porque hace cinco años ni María ni yo éramos tan populares. Pero también te digo que desde el principio, los directores eligieron a dos buenos actores para sostener dos personajes muy complejos.
TL: ¿Cómo fue esa fusión con ese otro Javier de ‘Sin Fin’?
JR: ¡Ufff! Le he dado mucho. Es un personaje que exige mucho músculo, mirar muy adentro y, lo que no encuentras dentro porque hay lugares imposibles de llegar, tienes que buscarlo fuera desde un lugar muy honesto. No funcionaría esta película si María y yo no estuviéramos conectadísimos y muy enchufados el uno con el otro. Con la verdad que hay que tener para contar esta historia, se nos vería el truco. A día de hoy, hablo de la peli y me emociono incluso porque a los dos nos llevó a lugares bastante complejos.
TL: ¿Eres de los que piensas que hay amores que no tienen fin?
JR: La película tiene muchas lecturas. Yo he tenido ese guion desde el principio y ha ido variando durante años, he visto la evolución de los directores y los personajes respecto a la propia historia. Es un guion tan sumamente inteligente que la lectura de cada uno es el momento personal y vital, que le esté ocurriendo a uno en el instante que la ve, relacionado con el amor. Ya sea amor de pareja, familiar o de amigos. Y eso es lo inteligente, porque no contamos a la gente lo que tiene que sentir.
TL: Eso pasa más de lo que imaginamos.
JR: ¡Claro! Además contamos el amor desde un lugar que es el amor bonito y también el feo, que es el desamor y que también forma parte del amor. No estamos educados para hablar del desamor como parte del amor.
TL: ¿Por qué nos empeñamos en enamorarnos cuando sabemos que tarde o temprano existe la posibilidad de sufrir?
JR: Depende de los baremos de cada uno, de las expectativas que te crees. Hay gente que cree que tiene amor verdadero e increíble hasta que se muere ¡y esa gente existe y lo vive! Y hay otras que todo lo contrario. La necesidad vital con respecto a otra persona depende de muchísimos factores y en ‘Sin fin’ tocamos muchos de esos factores con una sola pareja.
TL: ¿Tú has sufrido mucho por amor?
JR: Claro que he sufrido, como todo hijo de vecino. Hay gente que lleva bien el desamor, pero imagino que es una forma de venderle al mundo que se encuentra bien. Los seres humanos somos gente compleja y, como me ocurre con mis interpretaciones, no necesariamente lo que dice el personaje en un momento tiene que ser lo que es real. Hay que mirar lo que hay detrás, por eso muchas veces las personas, para sentirse seguras y mejor con ellas mismas, edulcoran lo que sienten.
TL: Un mecanismo de defensa…
JR: Podría ser. ¿Por qué no?
TL: ¿Tú eras teatrero de pequeño?
JR: Me dicen que sí, aunque yo no soy consciente de ello. Sí me recuerdo deportista, practicaba de todo, pero de niño quería ser ciclista profesional.
TL: ¿Y qué pasó?
JR: ¡Pues que no valía! (risas). Hubo unos tres años en los que tanto yo como la gente que me rodeaba, pensábamos que podía llegar a serlo, ¡pero no! Desarrollé por completo mi físico y ese físico me dejó claro que no valía para eso.
TL: ¿Resultó frustrante?
JR: Sí, mucho. Quería serlo desde bien pequeñito y no poder conseguirlo para mí fue un shock.
TL: ‘La mancha de la mora con la verde se quita’, dice el refranero. ¿Lo hizo la interpretación?
JR: Sí, cuando me quedé con ese desamor del deporte y me dijeron que no tenía talento para ello, por casualidad acabé apuntándome a un curso de interpretación y estoy aquí ahora contigo.
TL: Casualidad o destino…
JR: Yo no tengo esa gran historia de “chico que quería ser actor”. Lo mío fue que, gente de mi alrededor, creyó que tenía talento para ello.
TL: Y no se equivocaron. Como los grandes de Hollywood, ¿no trabajaste en mil cosas antes que de actor?
JR: Hice de todo cuando me vine a Madrid a estudiar. Había que ganarse la vida y trabajé de todo hasta que me llegaron las primeras oportunidades.
TL: ¿Fue fácil para el chico de provincias dejar la casa familiar?
JR: Mis padres me dijeron que ya se me pasaría la tontería en algún momento. En principio no les preocupó en absoluto porque yo creo, incluso, que ni pensaban que iba en serio y me vendría a Madrid a estudiar. Cuando vieron que iba en serio, me hicieron un ingreso en la cuenta bancaria que me salvó los dos primeros meses.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido del camino elegido?
JR: No, para nada. Sería una ingratitud por mi parte. Me siento un privilegiado de vivir experiencias con la interpretación, que me lleva a lugares a los que nunca pensé que podría acceder. Realmente, si me paro a pensar, nunca imaginé que me iba a ocurrir lo que me está ocurriendo.
TL: ¿Porque no soñabas?
JR: No, porque no tenía una meta clara. Quería aprender el oficio y me vine a Madrid a eso. Mi plan era: venirme a aprender interpretación en tres años, todo muy fácil y rápido (risas), y volverme para montar una compañía de teatro. Tal cual.
TL: ¿Tu idea era regresar a Galicia?
JR: ¡Claro!.. pero ya ves.
TL: ¿La echas de menos?
JR: Mucho. Voy lo que puedo, menos de lo que quisiera y, cuando estoy allí, me doy cuenta de la calidad de vida impresionante que tienen, pero también me gusta Madrid y aquí tengo a mi familia. Seré gallego siempre, eso no me lo quitará nadie, pero Madrid ya es la ciudad en la que más tiempo he vivido y aquí también está mi casa.
TL: ¿Recuerdas tu desembarco en la capital?
JR: Perfectamente. Me quedé fascinado por una ciudad que me ofrecía multitud de posibilidades: museos, fiestas, gente de otros lugares del mundo que venían a estudiar lo mismo que yo y que me posibilitaban conocer gente y mundos que no sabía que existían (risas). Y yo en esa burbuja, dejándome llevar y aprendiendo.
TL: ¿Fuiste muy fiestero?
JR: Al principio sí, claro. Lo daban la edad y Madrid. Yo venía con ganas de quemar la ciudad.
TL: ¿Y lo acabaste haciendo?
JR: Un poquito sí. Y eso que me llevo.
TL: ¿Cómo te manejas con la fama?
JR: Lo peor de la fama es la curiosidad de la gente por tu intimidad. Y yo pongo los límites. Por eso mantengo la parcela de mi intimidad bien resguardada.
TL: ¿Cómo es el Javi Rey al que la gente no tiene acceso?
JR: Soy muy reservado y muy tranquilo. Metódico, maniático. Siempre me levanto una hora y cuarto antes de la recogida del coche para un rodaje. Soy incapaz de ir a trabajar con las sábanas pegadas. La verdad es que llevo una vida especialmente tranquila. No sé lo que piensa la gente que es la vida de un actor, pero la mía es super tranquila y, cada vez más, intentando hacer malabarismos para tener más vida, que últimamente cuesta un poco y manejándome entre familia y amigos.
TL: ¿Cuánto de cansado estás ahora?
JR: Físicamente muy cansado pero, como estoy muy contento con los personajes que me ha tocado interpretar y muy orgulloso de los resultados, bendito cansancio. Si no lo aguanto ahora y con esta edad, no sé cuándo lo voy a poder hacer.
TL: ¿Cómo te sacaría de tu zona de confort?
JR: No necesitas mucho, te lo aseguro.
TL: Te digo Galicia y lo soluciono…
JR: No sería un mal plan nunca. No tengo miedo a los cambios y a la improvisación, lo que pasa es que últimamente mi vida es muy ordenada por los horarios de trabajo pero, cuando no es así, no soy mucho de planificar las cosas.
TL: ¿Hubo algún momento de “tirar la toalla”?
JR: Sí, sí… y no la tiré. Este trabajo es muy complicado, sobre todo mantenerse y vivir de ello, el que te den oportunidades para poder desarrollarte como actor. Que se dé la cuadratura es muy complejo. Hay que ser honesto con lo que uno decide y yo elegí esto.
TL: El Javi niño que quería ser ciclista, ¿se reconocería en el Javi actor de ahora?
JR: Hay muchas cosas en común en la personalidad. Yo me he criado en un ambiente muy de deporte y creo que, cuanto más entrenas, más probabilidad tienes de conseguir un buen resultado. Como actor, cuanto más te preparas y cuanto más preguntas el por qué a ese guion, mucho mejor sale el trabajo. Tengo esa mentalidad de deportista que el niño tenía muy presente, pero seguro que diría: “¿Perdona? ¿De qué va esto?” (risas)
*Localización: Guaimaro. *Próxima semana: Rami Malek.
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