Malena Alterio: «Quiero pisar sobre seguro a pesar de ser actriz»

Admiro a Malena Alterio desde el primer día que la vi en una pantalla. Luego, con todo lo que me contaba mi querido Fernando Tejero, acabé rendida ante su calidad humana. El año 2024 seguro que no lo va a olvidar fácilmente, ya que ha recibido los premios Goya, Forqué, Feroz y algunos más por su interpretación de Lucía en Que nadie duerma. Ahora estrena Mala persona y pasea su talento por los escenarios con Los amigos de ellos dos. No es fácil que tenga un rato para un largo cuestionario, pero ¡aquí está! Por cierto Malena, seremos vecinas en África…

The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la interpretación que no tiene otra actividad de la vida?
Malena Alterio: Para mí interpretar es casi como mi terapia. Siempre he sido una niña, una chica y una mujer bastante tímida e introvertida. El hecho de interpretar siendo otras personas me ha abierto caminos y me ha hecho posicionarme en la vida de una forma distinta. Me ha sanado, de alguna forma.

TL: ¿Ya de niña eras la teatrera de la pandilla?
Malena Alterio: Sí, un poco sí (risas). No sé si teatrera o payasa, pero sí.

TL: ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
Malena Alterio: Hasta ahora no. Siempre he anhelado, eso sí, haber hecho alguna carrera universitaria, aunque la interpretación puede encajar dentro de eso, pero de momento no, no me arrepiento.

“Interpretar es casi como mi terapia”

TL: Tras una trayectoria brillante y larga como la tuya, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo “escapar”?
MA: Que tenga recorrido, que tenga un arco dramático que sea apetecible transitar o que forme parte de una estructura que me permita habitar otros lugares o personajes que no haya hecho hasta ese momento.

TL: ¿Eso es lo que viste en la Sagrario de Mala persona?
MA: ¡Ay! Me pareció una mujer de otra época. Una mujer muy sencilla, muy sumisa. Me apetecía encarnar ese tipo de mujer buena, a veces un poco ciega, pero que tiene un giro final que la redime de esa actitud.

TL: Alguien bondadoso decide ser mala persona. No puedo explicar el giro para evitar spoiler. Por difícil que parezca ¿es un recurso de amor?
MA: Sí, yo creo que sí. Desde el primer momento el sostén y el motor de la película tiene que ver con el amor y tratar de que no sufran las otras personas.

TL: ¿En el fondo todos tenemos una cara B que, tal vez, sale a flote por algo concreto?
MA: A veces sí, porque hay un detonante que hace que todo salte por los aires y que se modifiquen ciertos comportamientos que venían siendo tónicas y patrones. A lo mejor uno es bueno, pero la vida le da un revés y se convierte en lo opuesto a lo que era.

“Una sobremesa familiar es un gran momento de felicidad”

TL: ¿Cuál es tu concepto de mala persona?
MA: El egoísta que solo hace las cosas por el propio interés, que no es empático y que sus motores solo tienen la intención para su beneficio.

TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
MA: (risas) No soy nada impulsiva, tal vez precavida. Quiero pisar sobre seguro a pesar de ser actriz, que es la profesión más insegura que te puedes echar a la cara.

TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
MA: Espero que sí.

TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
MA: A la infancia, fue una etapa muy divertida.

TL: ¿Tu mayor conquista?
MA: Seguir creciendo día a día y estar en el sitio en el que estoy.

TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
MA: He tenido muchos momentos felices, fugaces porque no siempre son frecuentes, pero para mí una sobremesa familiar es un gran momento de felicidad.

“Me sentaría a tomar una cervecita con Marilyn Monroe”

TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien a quien quieres?
MA: Que me utilice a mis espaldas, que me traicione, aunque no soy una persona rencorosa. Siempre trato de ver la otra cara y entender a la otra persona. Eso a veces me hace ser un poco tonta, pero ¡así soy!

TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
MA: (risas) ¡No lo sé! Tal vez le preguntaría ¿cómo sigues tan guapa? (risas)

TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
MA: Con Marilyn Monroe, me apetecería mucho charlar con ella porque se ha dicho tanto, que tomarme una cervecita mano a mano pues ¡ni tan mal ¿no?

TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
MA: Que hagamos una taquilla estupenda con Mala persona, porque creo que es una película que te hace reflexionar sobre las virtudes humanas, sobre todo por la bondad, que está muy denostada en estos días.

TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
MA: Pidiendo perdón entre carcajadas. Si no puedo evitarlo… lo siento, lo siento, lo siento. No puedo hacer otra cosa, son situaciones humanas.

TL: ¿Un día perfecto?
MA: Un día tranquilo, un sábado por la mañana, escuchando la radio y limpiando la cocina. Fíjate qué sencillo…

«Un día perfecto: un sábado por la mañana escuchando la radio y limpiando la cocina»

TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
MA: ¡Uyyyy! Muchísimos. Sé poco de muchos temas, de situaciones en el mundo que no entiendo, conflictos que no comprendo. Tengo muchas dudas pendientes.

TL: ¿Esa película en la que te quedarías a vivir?
MA: Ummm, pues no lo sé. Tal vez en Memorias de África.

TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
MA: En casa de gente que digo ¿qué hago yo aquí? Gente que no conozco de nada y que, por azares del destino, termino en su casa sin saber siquiera cómo se llama, a las 6 de la mañana y preguntándome ¿cómo vuelvo a casa ahora? (risas)

TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
MA: Pues mira, una coletilla de mi propio pelo que me corté cuando terminé de rodar El palo, una película de hace 25 años.

TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
MA: Pues… has hecho tantas y tan bien que no echo en falta ninguna.