María Vázquez: «La maternidad ha sido mi mayor aprendizaje como persona y como mujer»
Reconoce que en la interpretación ha encontrado una manera de vivir y, aunque se imagina haciendo otras cosas, no concibe hacerlas sin actuar. María Vázquez es de esas mujeres que van de frente, siempre se la ve venir, no tiene filtro y le cuesta morderse la lengua. Está en un momento realmente dulce. Candidata a los premios Forqué, finalista en los Feroz y en los Goya por su magistral interpretación en “Matria”, ahora estrena “Honeymoon”, al lado de Javier Gutiérrez y Nathalie Poza. El 12 de enero en cines.
The Luxonomist: ¿Interpretar se ha convertido en una necesidad vital?
María Vázquez: Realmente sí. Siempre digo que vivo como actúo. Es una manera de vivir la de contar historias y hacerlo con compromiso, responsabilidad y perspectiva de género para que puedan ayudar a conformar la sociedad. Suena muy grande, pero yo creo en la capacidad de transformación y vivo con esa convicción.
TL: ¿Imaginas ya la vida sin esta locura de profesión?
María Vázquez: A veces sí que la imagino ¿eh? Porque en ocasiones necesito parar, pensar, llenarme de familia, de calma y de experiencias de vida. Hay veces que necesito apaciguar esta locura que, por momentos, me genera ansiedad.
TL: ¿Cuándo te diste cuenta de que podías vivir de esto?
María Vázquez: Nunca lo pensé de manera consciente, siempre supuse que sería muy difícil. Me di cuenta cuando empecé realmente a vivir de ello. Luego, miro hacia atrás, y me doy cuenta de que llevo años viviendo de esto, unos mejores que otros, pero lográndolo. Así que me considero una privilegiada, porque hay un porcentaje muy pequeño de personas que se puedan dedicar a esto.
“Nunca imaginas el éxito, pero sí fantaseas con él”
TL: Estrenas Honeymoon y estás en todas las quinielas para los grandes premios por Matria. ¿En el mejor de tus sueños imaginaste todo esto?
María Vázquez: Nunca lo imaginas, pero sí lo fantaseas. Sobre todo, de pequeña, sueñas con estos momentos. Cuando de niña mi padre me encerraba en el cuarto de baño castigada, allí ya me imaginaba trabajando con Almodóvar. Aun así, siempre piensas que son sueños inalcanzables y, cuando los vas consiguiendo, casi ni te lo crees.
TL: ¿Las nominaciones y los premios son el resultado del trabajo bien hecho o solo alimentan la vanidad?
María Vázquez: Yo valoro el esfuerzo y el trabajo, que es lo más importante. Pero no es significativo porque no el que más trabaja es el que llega. No obstante, no me queda otra que creer en ello porque no soy de familia rica y tengo que trabajar. Los sueños se trabajan y, aún así, a veces no se consiguen. ¿Y la vanidad? Hay que tener cuidado con ella.
TL: ¿El peor crítico está en casa?
María Vázquez: Siempre. Soy muy crítica y exigente conmigo misma y con los demás. Mis hijos y mis padres también son muy críticos y me encanta. Soy una hormiguita trabajadora, porque siempre pienso que me puede pasar algo y hay que tener para salir del paso. Tampoco hay que martirizarse con eso porque hay que disfrutar de las cosas cuando vienen. Yo me tengo que obligar al disfrute y a vivir el momento en el que estoy y no pensar que todo se puede estropear. Todos son aprendizajes y, en esta profesión, siempre hay que volver a empezar.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
MV: Depende, quiero hacerlo. Saborearla y disfrutarla, pero la vorágine de vida que tenemos no lo pone fácil. La crianza, el trabajo, el no llegar a todo y querer hacerlo, intentar ser buena en todo, buena madre, buena pareja, buena trabajadora, buena persona… ¡uufff! Es muy difícil cocinar todo eso a fuego lento. Por eso me permito, de vez en cuando, descansar en mi pueblo, pasear por la naturaleza, disfrutar de mi familia. Es sano y necesario.
“A veces necesito parar, pensar, llenarme de familia, de calma y de experiencias”
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
MV: No, ese pensamiento es super neurótico. Lo mejor es lo que uno vive en el momento. Y así deberíamos verlo y disfrutarlo. Lo que está por llegar ni lo sabes, ni lo puedes controlar. Eso me genera mucha frustración y mucha ansiedad.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
MV: Pues mira, intento vivir el presente, que ya me cuesta mucho. Por eso procuro no mirar ni ir al pasado. Eso sí, reconozco que hay momentos claves que ya no volverán, como estar con mis abuelos que ya no viven o los partos de mis hijos. Lo mejor siempre está en el aquí y el ahora.
TL: ¿Tu mayor conquista?
MV: He tenido muchas, pero el haber sido madre es la principal. No quiero idealizar la maternidad, porque es durísima, pero ha sido mi mayor aprendizaje como persona y como mujer. Es lo que más me ha enseñado, lo que más me enseña y lo que más me enfrenta a mis fantasmas y mis miedos. Si tratas de ponerle un poco de consciencia, es un viaje fascinante para tu conocimiento.
TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien a quien quieres?
MV: La mentira, la odio por encima de todo. La deslealtad y el ser miserable, el venderte por dinero, por ser alguien con otra persona o por un trabajo. Esto pasa mucho en esta profesión, en la que hay gente que te vende por miedo al poderoso, a un director, al productor… Eso me cuesta perdonarlo, la verdad.
“Odio la mentira, la deslealtad y ser miserable”
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de veinte años?
MV: Al de dentro de 20 años no lo sé, al de hace 20 sí le habría dicho que disfrutara más de la vida, que se divirtiera más, que no fuera tan responsable y preocupada. Tal vez, a ese yo del futuro le preguntaría eso, si se ha atrevido a disfrutar y a vivir de verdad, a hacer lo que quería y luchar por sus sueños. Ser fiel a lo que creo y ser buena persona, en definitiva.
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
MV: ¡Uy! Yo creo que esto no se puede saber hasta que pierdes alguno. Por la gente que he conocido, yo creo que la falta de oído es lo que más te aísla socialmente y eso me costaría mucho. Mis abuelos decían «que la vida no te mande lo que seas capaz de soportar”. Imagino que saldría adelante con lo que me tocara.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
MV: Me encantaría con Clara Campoamor para hablar de feminismo y de conquistas de la mujer y de sus luchas. Y saber cómo hizo para sobrevivir en ese mundo que le tocó vivir y que era muchísimo más machista que el de hoy.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
MV: Que mis hijos estén bien y que su mundo mejore, alejado de las catástrofes que estamos viviendo.
TL: ¿Qué canción odias pero, sin embargo, te sabes de memoria?
MV: Pues, si te digo la verdad, no tengo ninguna en mi memoria.
«Cenaría con Clara Campoamor y hablaría con ella de feminismo»
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
MV: Me han dado y es muy difícil solucionar la situación porque cualquier cosa que hagas, se suma al desastre. Siempre intentas disculparte, pero es poco solucionable.
TL: ¿Un día perfecto?
MV: Estar en Galicia con mi familia. Un día perfecto sería no hacer nada, disfrutar simplemente, ver pelis con mis hijos y mi pareja. Y otro perfecto es ir a la Ribeira Sacra, pasear, ver el río y, si hace bueno, bañarme o dar un paseo en barquita. Eso me recarga las pilas, me conecta con la naturaleza y mis raíces.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
MV: Ahora mismo me gustaría saber más del conflicto palestino porque me parece tan injusto todo lo que está pasando y, a la vez, sé tan poco… Pero eso no evita para que opine que todas las muertes son injustas y que hay que respetar a la población civil, esté del lado que esté.
TL: ¿Tu mal chiste favorito?
MV: Uno que cuenta mi hijo. Va una persona conduciendo un coche, le para la policía y le dice “¡papeles!” y el conductor le dice “¡tijeras!” (risas)
TL: ¿Una canción o película que te defina?
MV: Gracias a la vida, me define muy bien hoy día. Es una canción de Mercedes Sosa que me encanta y la escucho para agradecer a la vida todo lo que tengo, que es mucho. Tengo mucha suerte.
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
MV: No soy de coleccionar objetos extraños, la verdad. Pero sí conservo cosas que encuentro en lugares que significan algo para mí. Un trozo de tela de un mantel de mi abuela, un clavo grande la casa de mi bisabuela, una piedrecita que era especial.. No son cosas raras, pero sí emocionales.
TL: ¿Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
MV: No echo de manos ninguna, me has hecho todas las habidas y por haber, variadas y de todo (risas). La próxima vez habrá más.