Mario Casas: “En la comedia negra me siento cómodo y me libero”
Escape es esa película en la que Mario Casas ha subido un peldaño más en el reconocimiento. No en vano es uno de los nominados al Premio Forqué como mejor actor protagonista de película. Su personaje de N le ha hecho salirse de su zona de confort y, aunque conlleva una dosis de sufrimiento, lo ha disfrutado como un niño. Reconoce que si Scorsese, productor de la cinta, le abre la puerta de Hollywood ¡ni se lo piensa!, aunque es consciente de que aquí le gustaría explorar la experiencia de rodar con Almodóvar o Sorogoyen.
The Luxonomist: N es un personaje que quiere bajarse del mundo. Un perfil que te faltaba por interpretar ¡que ya es decir!
Mario Casas: La verdad es que ha sido un personaje muy arriesgado. Supuso tirarme a la piscina completamente y jugar en todo momento. Es algo que consensué con el director desde los ensayos. Probar muchas cosas, cambios de voz y, sobre todo, confiar en la propuesta. Estoy muy contento con el montaje final, porque me beneficia mucho como actor. Estoy muy feliz, la verdad.
TL: ¿Entiendes que haya alguien con tan mala vida que prefiera vivir entre rejas antes que en libertad?
Mario Casas: Ten en cuenta que la película está rodada en clave de comedia negra, lo que permitía en cierta medida poder hacer chiste de la realidad que se contaba. Hay situaciones del sufrimiento del personaje que precisamente provocan las risas en el espectador. Incluso piensas si deberías reírte de algo tan serio, porque estás hablando de alguien que quiere dejar de tomar decisiones y que los demás controlen todos sus pasos. A tu pregunta de si entiendo que alguien quiera estar entre rejas antes que en libertad, obviamente no lo comprendo para nada.
“No cocino la vida a fuego lento. Me gusta que se mueva”
TL: ¿A qué lugar has tenido que ir para meterte en su piel?
Mario Casas: A lugares que como actor casi desconocía. El director me dio la libertad de jugar, que es lo que realmente es este trabajo, pero que no siempre lo logras. No llegué al punto de convertirme en otra persona, porque puede sonar excesivo, pero casi. Tuve que liberar una energía completamente distinta a la mía y me acostumbré a no juzgar y someterme a otra persona. Hubo momentos en los que no reconocía a Mario, me había absorbido la energía de N.
TL: Con lo obsesivo que eres trabajando, ¿cuánto sufrimiento te ha generado este personaje?
Mario Casas: Pues ¡fíjate! No me ha dado mucho sufrimiento porque es un personaje que he disfrutado como un niño porque él, en el fondo, lo era. He trabajado mucho desde ese niño. Adelgazar durante los ensayos fue algo duro, porque se tenía que ver ese veneno interior que corroía a N y le tenía consumido como una pasa. Ese proceso fue duro, porque el personaje requería mucho esfuerzo en lo físico y en lo emocional. Se me quedaron algunas manías y gestos, pero ya las he eliminado y el personaje se ha quedado atrás.
TL: ¿Quien no te haya visto va a descubrir un Mario Casas no descubierto hasta ahora?
Mario Casas: El feedback que estoy recibiendo es que sí y eso me halaga. En el lugar que más cómodo me siento es en la comedia. Y Escape lo es en cierta medida, como venimos hablando. En la comedia negra me siento cómodo, me siento libre, es donde dejo ver mis vergüenzas y me libero muchísimo más. Y me gusta el poder improvisar. Me siento más libre en la comedia que en el drama o en el thriller.
“Volvería al Mario de los 25 años, es el que siento que soy”
TL: ¿Has jubilado ya al ídolo de adolescentes que conquistó el mundo?
MC: Queda mucho de ese Mario. El de hoy es el mismo, pero más maduro y con mucha más experiencia. No reniego en absoluto de ese Mario y de las películas que hice en su momento, porque el público que iba a verlas ha crecido conmigo. Agradezco mucho lo vivido e intento recordar a ese Mario adolescente y, más aún, al de Palmeras en la nieve, que es un Mario romántico, pero más adulto. Me sigue interesando explorar ese perfil.
TL: Nominado a los premios Forqué. La cosa va bien, empiezas fuerte…
MC: Estoy muy contento, sobre todo porque han visto el trabajo y eso es lo más bonito. Me habría gustado que estuviese también el director, Rodrigo Cortés, porque N ha sido un personaje que ha ido muy de su mano. Este trabajo ha sido un 50% de cada uno, él también tenía algo de N. Ha sido un viaje que hemos hecho muy de la mano.
TL: ¿Queda sitio en el cuerpo para el nuevo tatuaje? Por mucho esfuerzo que hago, no imagino dónde queda espacio…
MC: He dejado un poco esa costumbre de tatuarme algo de cada película, sobre todo en partes visibles. En los últimos proyectos no se podían ver tatuajes y tenerlos complicaba un poco el trabajo. Yo tenía que ir una hora antes para taparlos y hacía trabajar doble a la gente de maquillaje.
“Mi mayor conquista es mi perrita, somos uña y carne”
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
MC: No, no ¡para nada! Lo que es cocinar un plato, ahí sí. El sofrito a fuego lento, los potajes despacito, pero la vida no. La vida me gusta que se mueva.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
MC: Rotundamente sí.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
MC: Pues volvería al Mario en el que me quedé. Tengo 38 años, pero no siento el peso de esa edad. Me gusta el Mario que se quedó en los 25, lo sigo teniendo muy presente y me siento con esa edad y la madurez que alcancé en ella. Me han pasado cosas, he ido creciendo, pero ese es un Mario al que volvería de nuevo.
TL: ¿Tu mayor conquista?
MC: Ahora mismo me viene a la cabeza una perrita que adopté hace casi un año. Un mastín que venía en muy malas condiciones, muy tocada y muy asustada. No se acercaba a mí, dormía en el patio y pensé que no iba a ser posible reconducirla. Ahora somos inseparables, uña y carne. Lograr a lo que hemos llegado ha sido una auténtica conquista.
“Cenaría con el Marlon Brando de Un tranvía llamado deseo”
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
MC: Con mi película como director “Mi soledad tiene alas”. Amo mi profesión como actor y necesito seguir interpretando, pero rodar como director me abrió una puerta que desconocía. Contar las historias desde otro lugar, poder trabajar con mi hermano Óscar y trabajar en equipo me hizo sentir muy muy feliz.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de veinte años?
MC: ¿Cómo te ha sentado dejar de fumar? (risas) Es mi promesa pendiente. Este próximo año lo hago, de verdad.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
MC: No lo dudo, con Marlon Brando de Un tranvía llamado deseo. Esa época en la que interpretaba desde un sitio increíble, lleno de sensibilidad, en el que incluso lloraba. Con el de esa época.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
MC: Salud para todo el mundo y, sobre todo, para los míos. Es lo más importante en esta vida.
“A la vida le pido salud, para mí y los míos”
TL: ¿Esa película en la que te quedarías a vivir?
MC: Jurassic Park. Conocí el cine con esa película y fue un shock en todos los sentidos. Me impactó y me encantaría coger ese coche y dejar que pase lo que tenga que ocurrir.
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
MC: ¡Ostras! Me lo he pasado siempre muy bien, me he divertido mucho y seguro que he cometido locuras ¡como todos!, pero siempre volvía a casa.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
MC: ¡Me has hecho tantas a lo largo de los años que no se me ocurre ninguna! Siempre encuentras las que hacer. La dejamos para la próxima vez.