Siempre que la veo, me lleva a mis comienzos en Madrid. Nieves Herrero era esa compañera brillante en las que nos fijábamos las recién llegadas de provincias, soñando con poder trabajar juntas en algún momento de nuestra aventura profesional. No me equivoqué al poner los ojos en ella, porque supo dar los pasos apropiados en los momentos oportunos.
Su trayectoria le avala y yo sigo mirando, desde la barrera, a una profesional que supo hacerlo bien. Ha pasado por momentos duros, de los que ha salido fortalecida y se ha curtido, y aunque ahora está más calmada, el ruido mediático de su último libro, “La baronesa”, la ha tenido emocionalmente noqueada…
The Luxonomist: ¿Después de los últimos acontecimientos has conseguido alcanzar la calma?
Nieves Herrero: Creo que sí. Lo que he presentado es una novela con una protagonista real, de carne y hueso, y eso ha quitado mucha presión a la situación. Antes iba de la mano con Tita Thyssen y ahora he escrito sobre Tita Thyssen. Al hacerla un personaje de ficción me he sentido mucho más libre. Pienso que el libro es más interesante.
TL: ¿Lo que era un reto esperanzador y estimulante se ha convertido en una inesperada pesadilla?
NH: Fue una pesadilla cuando no entendí el final del trabajo que habíamos empezado en común. Después del shock inicial y de encajarlo, me he empezado a relajar y a sentirme mejor. El parto ha sido terrible, pero una vez que el libro ya es de los lectores, mi cabeza ha empezado a pensar en mi próximo trabajo.
¿TL: Qué te lleva a elegir a la baronesa Thyssen como protagonista de tu nueva aventura literaria?
NH: Una llamada que ella me hizo fue la que me puso en el camino de esta aventura. Realmente, lo fue. Nunca pensé que la aventura se transformaría en yincana.
TL: Con la mano en el corazón: ¿Has pensado en algún momento que te habías equivocado?
NH: Es muy difícil no caer en la tentación de escribir sobre ella cuando te dice que le gustan mis novelas y que quisiera que yo escribiera sobre ella. Creo que cualquier escritor o periodista hubiera dicho que sí. Me parecía y me parece un personaje muy atractivo para sostener la atención durante toda una novela.
TL: ¿Cuántas vueltas le has dado al que ha podido ser el detonante del desencuentro?
NH: El detonante pienso que ha sido un contrato mucho mejor que el de un libro para contar su vida. No creo que haya otro motivo. Cuando las plataformas audiovisuales toman la iniciativa de hacer la vida de alguien, otros formatos tienen poco que hacer.
TL: ¿El ruido mediático ha distorsionado tu ilusión?
NH: El ruido mediático me ha asustado más que distorsionado. Pero, al final, las aguas vuelven a su cauce y he hecho una novela. Es lo único que ha quedado de nuestro camino durante tres años y no es poca cosa. Setecientas páginas de una vida que cuento en siete partes me parece que merece la pena cualquier desencuentro al ver el resultado.
TL: ¿Tita no ha sabido diferenciar entre una biografía y una versión novelada de su vida?
NH: Pues quizá el quid del desencuentro, además de que haya otros proyectos que se han metido en esta historia, está en que yo siempre quise escribir una novela y así se lo hice ver en la entrega de los primeros capítulos y en los últimos. La palabra biografía se la escuché en 2023 en el programa de Susanna Griso.
TL: ¿Qué sabor te ha quedado de toda esta aventura con ese final indeseado e impredecible?
NH: Sinceramente, me ha quedado un sabor agridulce. Hubiera preferido que el desencuentro con Tita no se hubiera producido nunca.
TL: Volvamos la vista atrás. Un olor de la infancia…
NH: A tierra mojada, a lluvia recién caída…
TL: ¿De qué te aburre hablar?
NH: No me aburro de nada. Esa palabra la desterré ya hace mucho.
TL: ¿Si escribieran el libro de tu vida te gustaría saber el final?
NH: Siempre empiezo las novelas por el final y luego me voy al principio. Tendría mucha curiosidad, pero el final está por escribir…
TL: ¿Piensas lo que harás cuando la jubilación llame a tu puerta?
NH: Ni me lo planteo, porque pienso estar siempre con algún proyecto entre manos.
TL: ¿La niña que fuiste se reconocería en la mujer en la que te has convertido?
NH: Sí, siempre he tenido el mismo entusiasmo y ganas de vivir. Eso me vino en el ADN.
TL: ¿La felicidad perfecta?
NH: La felicidad para mí es estar en casa con los míos y ahí entran la familia y los amigos.
TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
NH: No encontrar el momento de cortar las horas de trabajo. Me gusta tanto que ya es mi hobby y puede ser un problema. Sobre todo para los que conviven contigo. No sé desconectar.
TL: Un placer prohibido que te permites.
NH: No debería tomar chocolate pero, por las noches, siempre me acuerdo de coger un poquito que me sacia las ansias de dulce.
TL: Un don que la naturaleza no te ha negado.
NH: La empatía. Eso de ponerme en el lugar del otro lo hago con mucha facilidad. No me cuesta nada.
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
NH: Prefiero olvidarla.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
NH: Aprovecha cada segundo como si fuera el último. ¡Vive!
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte.
NH: En Huelva, perdida por las playas de El Rompido.
TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
NH: Si es verdad, no me han dolido. De las críticas he sabido siempre aprender.
TL: Un propósito que nunca cumples.
NH: De este año no pasa de retomar el inglés…
TL: Un miedo que no sepas superar.
NH: Mi miedo a la oscuridad y a la noche.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
NH: Todo. Tengo la mirada de un niño ante la vida. Todo me interesa.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
NH: El secreto de alguna persona. Eso se va conmigo para siempre.
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
NH: La mejor forma de dejar huella es siendo buena persona. No encuentro una fórmula mejor.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
NH: El insulto es lo único que me incomoda.
TL: Una pesadilla que no olvidas…
NH: La muerte de mis padres. La imagen de su muerte me viene muchas veces a la cabeza. Si pudiera borrar de mi mente ese momento…
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
NH: Ser siempre tú mismo. Fue un consejo de mi maestro Hermida.
TL: ¿Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
NH: ¿Qué no olvidas de tu memoria? A los amigos como tú.
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