Silvia Abascal: «Siento decepción y admiración por la mente humana»
Reconoce que aceptó participar en “Asombrosa Elisa” por trabajar con Asier Etxeandía y por Úrsula, su personaje. Una mujer atormentada a la que Silvia Abascal se enfrentó con respeto y coraje, sin pensar en el pudor de algunas escenas. No se le da bien la cocina y era brillante en el colegio sacando buenas notas ¡faltando a clase!. La podemos ver, próximamente, en la serie “García” y “El conde de Montecristo”, donde tuvo de compañero a William Levy. Pero eso lo dejamos para otro día…
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Silvia Abascal: Es mi vocación. Mi respeto, interés y amor por un oficio. El que elegí y al que llevo regando desde hace casi 30 años.
TL: ¿De niña eras la teatrera de la pandilla?
SA: No fui especialmente de pandilla. Sí de mejor amiga. Pero, sin duda, era la teatrera del cole y de mi casa, de mi familia.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de elegir esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
SA: Nunca. Sé bien de su inestabilidad, de su continua dependencia de decisiones y juicios ajenos, pero afortunadamente la confianza en mi yo actriz siempre la he mantenido sana.
“En Asombrosa Elisa, me tiré literalmente de cabeza»
TL: ¿Qué queda de la niña del “Un, dos, tres…” en la actriz consagrada de hoy?
SA: Creo que esa niña de 14 años era más seria que la mujer que soy ahora. Y al mismo tiempo, mucho más inconsciente. A medida que van pasando mis años por este oficio, mayor es mi respeto hacia él.
TL: A estas alturas de tu trayectoria, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo escapar?
SA: No tiene que ser necesariamente a mi personaje. Se lo pido al proyecto. Que haya un ingrediente, el que sea; que me ponga, que me rete. Pase por la batuta, por la historia que toca transmitir, por el compañero con el que voy a trabajar…
TL: ¿Por esos motivos elegiste ser Úrsula en “Asombrosa Elisa”?
SA: En “Asombrosa Elisa” fueron dos mis principales alicientes. Trabajar con Asier Etxeandía y “Úrsula”. Personaje oscuro, animal herido, al que quise desde la primera secuencia suya que leí.
TL: ¿Cómo se vive en la piel de una mujer atormentada, rechazada, no deseada?
SA: Con todo el respeto y el coraje. Hay varias secuencias de este personaje realmente delicadas, complejas… Por la profundidad de su amargura, de su “vómito”, su inmovilidad de cintura para abajo y su desesperada necesidad de sentir deseo, en ella misma y en su marido por ella.
Me tiré literalmente de cabeza. Sin darle espacio al pudor. No lo he sentido hasta verme en la película. Ahí sí entré a observar yo, pero durante el rodaje latía mi Úrsula, sin juicios ni barreras.
“La naturaleza, la música y el sexo me ponen de buen humor”
TL: Cuando se convive tan intensamente con un personaje, se acaba casi fusionando la actriz con la persona. ¿Qué le has dado a Úrsula y qué se ha llevado de ti?
SA: Le he dado danza, mucha danza. La he llenado de pulso, movimiento y vida antes y después de sentarme en su silla. ¿Qué se ha llevado de mí? Espero que todo lo que necesitara.
TL: ¿Hay una Silvia distinta después de derribar las barreras que la vida puso en el camino?
SA: Hay una que sabe bien que este presente puede cambiar por completo de la noche a la mañana. Por lo que saboreo más consciente.
TL: ¿Se puede ser imparcial cuando los sentimientos entran en juego?
SA: ¿Cuándo los sentimientos no entran en juego?
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
SA: Prefiero que lo digan los demás.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
SA: Mi madre y mi hija.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
SA: La naturaleza, la música, la comida y el sexo.
“De pequeña era la teatrera del cole y de mi casa, de mi familia”
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
SA: “Viva la Vida” de Coldplay .
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
SA: En sacar buenas notas faltando mucho a clase.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
SA: El “David” de Miguel Ángel, pero creo que tendría que cambiarme de casa.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
SA: La cocina, aunque no lo intento realmente.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
SA: Por contradictorio que parezca creo que, a veces, uno tiene que ser honesto cuando la verdad es beneficiosa para el otro o sólo para la conciencia de uno mismo.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
SA: Mis “Ladies”. Mis compañeras de teatro en la última función que hice dirigida por Sergio Peris-Mencheta.
“Mi vida me ha enseñado que el presente puede cambiar de la noche a la mañana”
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
SA: Gracias.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
SA: Aquí seguimos.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
SA: El amor de mi gente.
TL: ¿Qué no falta nunca en los bolsillos?
SA: En los bolsillos nada. En mi mochila o bolso siempre un “kit de supervivencia materna” y en mis maletas de viaje, una vela y un mechero.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
SA: Sólo tiene sentido hacerlo cuando sumamos, multiplicamos, cuando nos expandimos.
TL: ¿Tu mayor decepción?
SA: Es la misma que mi mayor admiración: la mente humana.
«Con 14 años era más seria e inconsciente que ahora»
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
SA: Lions Noble.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesada?
SA: Cuando me quedo enganchada en un insignificante gesto o detalle. Surrealista, pero supero mejor las inmensas olas.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
SA: En la mía ahora mismo.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
SA: Varias con el mejor de los vinos y jamones frente a una chimenea.
TL: Sé que han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
SA: Ninguna. ¡GRACIAS AMALIA!