Chanel ha ido un paso más allá en su boicot al mercado ruso, causado por la brutal invasión por parte de Rusia del territorio ucraniano. Aparte de cerrar todas sus tiendas en el país, como la gran mayoría de las firmas occidentales de lujo, está haciendo todo lo posible por impedir que sus bienes más lujosos (aquellos que cuestan más de 300 euros) caigan en manos de compradores rusos.
Esta acción sin precedentes y, en cierta manera difícil de implementar, ha causado indignación en los clientes rusos habituales de la maison. Estos han expresado sus quejas de una manera que, de igual modo, tiene muy pocos precedentes.
Por ejemplo varias influencers rusas han cortado a tijera sus bolsos de Chanel en protesta por las restricciones impuestas por la marca.
Es el caso de Victoria Bonya, una influencer con 9 millones de seguidores en Instagram; que publicó un vídeo en el que destruye un bolso negro con unas tijeras mientras exclama: “Si la casa Chanel no respeta a sus clientes, ¿por qué tenemos que respetar a la casa Chanel?“.
Marina Ermoshkina, quien se describe en su cuenta de Instagram como “presentadora de televisión, actriz y, en su día, portada de Cosmopolitan”, también subió un vídeo destruyendo un bolso de Chanel.
Otras creadoras de tendencia rusas han acusado de “rusofobia” a la compañía francesa. Alguna incluso ha recordado los contactos que tuvo Coco Chanel con las autoridades nazis de su momento.
En cuanto a las redes sociales, a mediados de marzo, los aproximadamente 80 millones de usuarios en Rusia fueron cortados de Instagram. La autorización fue por parte del grupo Meta, propietario de FB e Instagram, para que sus usuarios pudieran insultar en público al gobierno y al ejército ruso.
Instagram es una red que reportaba grandes ingresos a varios de los más destacados influencers del país y servía de estrategia fundamental de marketing a multitud de compañías del sector del lujo. El gobierno ruso, una semana después de haberlo hecho con Facebook, anunció que prohibiría Instagram. Esto provocó que algunos influencers rusos publicaran vídeos de despedida con lágrimas en los ojos.
Los influencers pidieron a sus fans que los siguieran en Telegram y VK, redes también populares en Rusia, de momento no vetadas por el gobierno local. Estas acciones de protesta han sido criticadas por quejarse mientras la gente muere en medio de la invasión rusa de Ucrania.
Sin embargo, más allá de abandonar sus cuentas de Instagram, las estrellas rusas de la red permanecen en ellas. Son conscientes de que gran parte de su público puede acceder a sus fotos y comentarios; ya sea en el extranjero o bien en la propia Rusia; utilizando programas VPN que hacen imposible la localización del usuario de Internet y que, de hecho, bloquean la censura rusa.
De momento, es YouTube la plataforma occidental que no ha sido señalada por las autoridades rusas. Pero dada la cantidad de opositores del país es muy posible que la red de vídeos online siga los pasos del resto de plataformas occidentales como Meta, Twitter o Linkedin.
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