La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, es a sus 69 años la protagonista de la portada de agosto de la revista Vogue. La cabecera más importante de la moda recupera su tradición de llevar a portada a las primeras damas del país, después de vetar durante años a Melania Trump. Y es que la esposa del expresidente nunca protagonizó una portada de revista en los cuatro años que estuvo en la Casa Blanca. Hoy Vogue recupera su tradición con Jill Biden para conocer un poco más a la mujer del dirigente del país, cómo es su matrimonio y su labor de educadora.
Estados Unidos ha empezado una nueva etapa con Joe Biden como presidente, y esto se ha trasladado también a otros ámbitos como el de las revistas de moda. Vogue lo escenifica a la perfección en su número de agosto, llevando a la portada a la primera dama. Dese hace 100 años, la revista que dirige Anna Wintour ha dedicado una de sus portadas a las mujeres de los presidentes de Estados Unidos.
La primera en hacerlo fue Lou Henry Hoover, la esposa del presidente Herbert Hoover en 1920. Tras ella pasaron Eleanor Roosevelt, Mamie Eisenhower, Jacqueline Kennedy, Lady Bird Johnson, Pat Nixon, Betty Ford, Rossalyn Carter, Nancy Reagan, Barbara Bush, Hillary Clinton, Laura Bush, Michelle Obama y, ahora, Jill Biden. Todas, menos Melania Trump. Y es que en los cuatro años que Melania ha vivido en la Casa Blanca ninguna revista la ha llevado hasta su portada, un veto impuesto por Anna Wintour, que tanto ella como su marido denunciaron en más de una ocasión.
Jill Biden regresa la portada de Vogue y lo hace con el titular: «Una primera dama para todos nosotros: en la carretera con la Dra. Jill Biden«. Ésta posa con un traje de flores y una amplia sonrisa para presentar una entrevista en la que se muestra como una persona sencilla, que quiere que la llamen Jill, y que busca cambiar las cosas para mejor.
Sin embargo, ella no es la única protagonista del reportaje, su marido Joe Biden también interviene en la entrevista para revelar que fue ella quien le animó a ser presidente. «Jill me dijo, ‘Tienes que presentarte. Porque hay mucho en juego’. Así que esta fue la primera vez que me presenté… sin pensar en ninguno de los accesorios, ya sabes, podría tener el Air Force One, podría tener… Creo que parte de eso se me quitó siendo vicepresidente».
A pesar de que viven una etapa muy buena y feliz, ambos admiten que tienen menos privacidad y no pueden hacer escapadas como cuando vivían en Delaware, algo que Biden asegura «echa de menos». «Es verdad, porque los dos estamos muy ocupados, pero hay una parte del día que configuramos aparte y aún encendemos velas, tenemos conversaciones, dejamos lejos los teléfonos», asegura la primera dama.
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