Lourdes León, la hija de Madonna más conocida como Lola, se ha escapado esta semana a Barcelona acompañada por unos amigos para disfrutar de la ciudad y de la estancia en The Barcelona Edition, el sofisticado e íntimo hotel boutique de Ian Schrader, fundador de Studio 54, para la nueva generación del lujo. No es la primera vez que la hija de la diva sucumbe a los encantos de la ciudad.
Hace tres años, acompañada también por un grupo de amigos, ya realizó una visita también dentro de la máxima discreción, compartiendo una estancia de cinco días en el hotel Arts y alquilando una furgoneta privada de cristales tintados con la que recorrieron diversas rutas, sorprendentemente de ámbito cultural y totalmente ajena al mundo lúdico previsible, incluyendo una excursión de un par de días a la Costa Brava.
En aquel entonces se supo de la visita igual que ha sucedido esa vez, cuando la joven había abandonado la ciudad, evitado así el acoso de la prensa. Ahora se ha alojado en uno de los Penthouses del hotel con unas vistas únicas a la catedral de Barcelona y al barrio del Born y el Mediterráneo así como al colorido tejado del vecino mercado de Santa Caterina. Lola León ha compartido con sus acompañantes este incomparable espacio de más de 91 m2 con una impresionante terraza de 70 m2 con una elegante sala de estar de concepto abierto y un comedor adyacente con cocina privada, todo un lujo.
El espacio tiene toques de nogal y mármol que complementan el diseño del genial interiorista Lázaro Rosa-Violán e Ian Schrager, y está salpicado de auténticos detalles locales, como una icónica silla diseñada por Óscar Tusquets y obras de arte del artista español Chema Madoz.
Además de un imprescindible baño en su piscina, Lola citó allí tanto a los amigos que viajaban con ella como a los que viven en la ciudad para compartir algunos de los refrescantes cócteles y platillos latinoamericanos con influencias asiáticas de la carta de la terraza mientras contemplaban la hermosa puesta de sol.
Amante de la gastronomía, Lola también quiso probar la carta del Bar Veraz, el restaurante ubicado en la planta baja para el que el chef del hotel, Sebastián Mazzola, ha diseñado un menú cercano, honesto y accesible, con platos fáciles, con mucho sabor y elaborados con productos frescos de temporada. Lola y sus amigos disfrutaron también del club clandestino Cabaret, ubicado en la parte baja del hotel, un espacio sofisticado, surrealista y mágico que presenta un espectáculo aéreo sorprendente y que tiene todos los puntos para ser la obligada cita sofisticada de moda para la jet set local y cualquiera con pedigrí llegado de donde fuere.
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