«Juego de tronos« llega a su fin. Ha comenzado la última temporada y los actores, a falta de poder desvelar absolutamente nada de lo que será el final más visto de la historia de la televisión, se han apresurado a comentar algunas anécdotas personales que han afectado sus vidas. De todos hay dos que llaman poderosamente la atención. Uno, el incidente «testicular» de Jon Nieve; y dos la depresión de Sophie Turner.
Del primero no hay demasiado que contar: Kit Harington tuvo que rodar una secuencia subido a lomos de uno de los dragones de Daenerys, en realidad sobre un complicado artilugio mecánico que reproducía parte del lomo del dragón. De repente la maquinaria empezó a funcionar y se puso a girar de un modo completamente desbocado, haciendo que parte del engranaje le pillara el testículo derecho al actor que nada pudo hacer hasta que consiguió que con sus gritos detuvieran el mecanismo antes de que el daño que pudiera producir fuera irreparable. «Dios… terminar así» debió pensar Harington, que respiró aliviado cuando todo recuperó la normalidad.
El caso de Sophie Turner es mucho más complejo. La actriz, de 23 años, ha reconocido que desde hace cinco o seis años venía sufriendo una fuerte depresión, que incluso hizo temer por su salud mental. Ella misma ha reconocido que era un problema levantarse todas las mañanas y afrontar la realidad cotidiana. El asunto empezó a los 17 años, cuando la mayor parte de sus amigos se fueron a estudiar a la Universidad y ella siguió viviendo en casa de sus padres mientras rodaba ya «Juego de tronos», donde su papel como Sansa Starck empezaba a tomar relevancia.
A medida que avanzaba su popularidad lo hacía también el temor de enfrentarse al público, en especial a los comentarios de las redes sociales, donde uno negativo puede desmontar cualquier otro por más positivo que sea. Las críticas le afectaron en el trabajo, pues se veía fea y gorda, y lo que es peor se creía mala actriz. Todo eso convirtió a Turner en una mujer encerrada en sí misma que se negaba a frecuentar a nadie y ni siquiera salía con sus amigos; con una excepción, la actriz Maisie Williams, que interpreta a su hermana Aya Stark en la serie, si bien esta ha considerado que tal vez esta relación, de modo involuntario, pudo estropear aún más el estado de Turner.
Ambas se acostumbraron a ir al rodaje, comprar comida en el supermercado y comer en la cama… esa era toda su actividad. Huyendo toda vida social, sólo se tenían la una a la otra, y así durante años. Sophie Turner, que sigue terapia y tratamiento médico, afirma que todo cambió cuando conoció a su actual novio, Joe Jonas, de los Jonas Brothers, que la ha ayudado a recuperar la fe en si misma. Y es que reconoce la chica que «cuando alguien te dice que te ama cada día pienso que eso ayuda a que uno se ame más a si mismo». Y eso a ella parece que le ha funcionado a las mil maravillas.
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