Manu Baqueiro: “Con mi hermano no hay competencia, nos alegramos del éxito del otro”
Ejerció como abogado durante un año, pero Manu Baqueiro se dio cuenta de que eso no era lo suyo. En la interpretación le esperaba una ventana al mundo que no ha dejado de darle satisfacciones. Su Marcelino (Amar es para siempre) le ha posicionado en un lugar de privilegio entre la audiencia, que alcanzó la cumbre en el último Masterchef Celebrity. Gallego de corazón, confía en poder irse a vivir muy pronto cerca del mar, donde disfrutar del silencio que tanto necesita.
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no has encontrado en otra actividad de la vida?
Manu Baqueiro: Me da la posibilidad de jugar y, aunque suene a tópico, vivir otras vidas. Y, sobre todo, interpretar me permite evadirme y, por supuesto, meda la oportunidad de ganarme la vida.
TL: ¿De niño ya eras el teatrero de la pandilla?
Manu Baqueiro: De pequeño era muy gamberro y me gustaba imitar a políticos, futbolistas, deportistas… ¡a todo el mundo! Y sí, siempre estaba metido en todas las funciones del colegio. Pero en ese momento no me planteaba vivir de ello.
TL: ¿Nos hemos perdido a un gran abogado?
Manu Baqueiro: No lo sé. Quizás lo habría sido porque soy muy currante, pero quizás no habría sido un abogado feliz.
TL: ¿Ha tenido que llegar Marcelino (Amar es para siempre) para que tu vida diera un vuelco?
Manu Baqueiro: Laboral ¡por supuesto! Ha supuesto un antes y un después. Son muchos años encarnando a un personaje muy popular, que me ha permitido desarrollar mi faceta como actor y compatibilizarla con otras labores profesionales y potenciar otras. Así que sí, ha supuesto un vuelco.
“Me pongo realmente pesado pidiendo silencio”
TL: Con un hermano actor (Alfonso Bassave)… ¿la admiración supera la competencia?
MB: Con mi hermano no hay competencia, llevamos carreras diferentes. Estamos muy felices cada uno con el otro, hay buena amistad y siempre nos hemos alegrado del éxito del otro. Y así debe ser.
TL: Al margen de cocinar mejor. ¿Qué ha venido a aportarte Masterchef Celebrity?
MB: Cocinar mejor ¡no lo dudes!. Me he machacado durante muchos meses y la prueba está en el resultado final. Me ha dado reconocimiento entre la gente que no me conocía por la serie, me ha proporcionado llegar a más público y que ahora, cada vez que estoy en familia, me toca cocinar a mí (risas).
TL: ¿Un menú irresistible para conquistar?
MB: Tiene que tener unas almejas a la marinera y luego ¡un buen pescado a la brasa! De postre, un tiramisú.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
MB: Creo que no soy el mejor en nada (risas), aunque se me dan bien bastantes cosas. Posiblemente lo que mejor sé hacer es disfrutar y, si es viajando, es lo máximo. Me gusta muchísimo viajar y saco el mejor partido de cualquier sitio, ya sea Albacete o Tailandia.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
MB: La influencia de mis padres siempre está ahí y también de los amigos cercanos. Tengo un par de ellos que la han marcado mucho. También mis decisiones y que siempre me han animado a que siguiera todo aquello que sintiera.
“Seguramente no habría sido un abogado feliz”
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
MB: Levantarme, ver el mar y, si hace buen tiempo y hay viento, hacer kitesurf.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
MB: “Dancing with myself”, esa canción me pone las pilas.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
MB: Pues era brillante en deportes, ganaba todas las medallas. Estaba en el equipo de baloncesto y eso me hacía realmente feliz. Jugar al basket, al fútbol, compitiendo a salto de altura, salto de longitud… Me lo llevaba todo.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
MB: Alguna de Edward Hopper, la verdad es que me encanta. Me parece que sus obras son muy sugerentes.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
MB: La verdad es que ya no lo intento, pero la guitarra, que la toco desde pequeño. Tendría que tocarla mucho mejor.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
MB: Rotundamente sí. A tiempo ¿por qué no?
“De niño era buen deportista, me llevan todas las medallas”
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
MB: Mis tres amigos del alma.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
MB: ¡Vamos! La uso para todo, como si fuera Rafa Nadal (risas).
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
MB: A un Manu bastante mayorcete (risas), pero reconozco a alguien que se lo ha currado mucho y que está en un buen momento.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
MB: No es material. Valoro por encima de todo la amistad y el amor.
TL: ¿Qué no te falta nunca en los bolsillos?
MB: Algo de dinero suelto y las llaves de la moto.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
MB: Que siempre hay que ceder y que la convivencia es dura.
“Para conquistar, almejas a la marinera, pescado a la brasa y tiramisú”
TL: ¿Tu mayor decepción?
MB: Ver cómo funciona este mundillo. Hay algunas cosas que no me gustan como los enchufismos, amiguismos… Esas cosillas.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
MB: A la gente cercana y gente que admiro. Actores, deportistas, kitesurfistas, fotógrafos…
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
MB: Me pongo realmente pesado, en algunas situaciones, reclamando silencio. Me satura mucho el ruido, la gente gritando… En plató me temen (risas), cuando yo entro ya saben que necesito silencio.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
MB: “El apartamento” o “Balando con lobos”.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
MB: Sin duda el restaurante Material, en Malpica de Bergantiños (A Coruña). Nunca he tomado mejor pescado a la brasa en mi vida, ni en el mejor estrellas Michelin ni en ningún lado. ¡Insuperable!
TL: Han sido muchas, lo sé. ¿Pero hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
MB: Pues, por ejemplo, dónde me gustaría quedarme a vivir. Sería cerca del mar y espero que muy pronto.