El próximo domingo 1 de marzo en la Casa Llotja de Mar de Barcelona se celebra ‘La cata colectiva’. Se trata de la mítica cata anual por parejas, un concurso que se ha convertido ya en toda una referencia internacional.
Ya van 12+1, así que hablamos de un evento consolidado que se celebra los años pares en Barcelona y los impares en Madrid. Es el sueño de 120 parejas que catan en la misma dirección, la de resolver el dilema planteado de manera conjunta. Por qué no pensar que son 120 maneras de entender un mismo vino.
Se acerca el día y la presión aumenta. Cada año hay menos tiempo para acceder a la inscripción. Este año los aspirantes al concurso agotaron las inscripciones de la cata por parejas en apenas cuatro minutos, un tiempo récord. Una larga lista de espera confirma la brillante idea organizada por Vilaviniteca. ¿Se llama a esto morir de éxito?
A estas alturas es muy probable que ya conozcáis el funcionamiento de la famosa cata por parejas y entonces también sabréis que no existe la fórmula mágica para abordar el certamen.
Cada pareja irá barajando las posibilidades, de menor a mayor complejidad, tratando de ser “un poco mejor” que el resto de parejas y marcar así la diferencia. Los vinos a catar (rigurosamente protegidos) podrán ser blancos, rosados, tintos y vinos especiales (espumosos, jerez, oportos, vinos generosos y fortificados).
Los participantes tendrán que acertar a qué variedad, a qué denominación de origen, a qué bodega, a qué añada y, aunque con dificultad, a qué botella pertenecen los siete vinos de la primera fase. Las diez mejores parejas pasarán a una segunda fase con siete vinos más.
Decodificar un vino es como disparar en todas las direcciones. De ahí la dificultad de acertar con el productor exacto. Conocimiento, intuición, experiencia y muchas botellas catadas, todo suma puntos y todo pesa.
Pareja por un día. La magnífica compenetración de los polos opuestos compensando una respuesta. La importancia de confrontar opiniones para evitar después el famoso: “¡Ya te lo dije!” Y como en toda pareja, la divergencia (en este caso de intuiciones) está servida. Por ello la unión de recursos es vital para conseguir convertir las hipótesis en certezas. Tras el análisis de todas las posibilidades llega la hora de la decisión y uno de los dos siempre tendrá que ceder para llegar al consenso de cuál es la mejor respuesta a dar.
Vilaviniteca contribuye, año tras año, con esta cata colectiva a fomentar el amor por el vino. Profesionales y aficionados se acercan, sin prisa pero sin pausa, con una motivación económica, los 40.000€ (en 3 premios) que va a repartirse ese día. Pero aunque ciertamente el premio sea sustancial todos están de acuerdo en que lo fundamental es la experiencia, divertirse y sobre todo, compartir.
La presentación oficial del evento a periodistas fue el pasado martes 18 de febrero y tuvo lugar en el salón privado del restaurante Alkimia de Jordi Vilà gracias a la cortesía de Quim Vila y Siscu Martí, propietarios de Vilaviniteca.
7 platos con 7 vinos, un maridaje estudiado para hacer gozar y un guiño a la cata x parejas 7+7. Jordi Vilà y su equipo nos hicieron disfrutar con su magnífica cocina. Cocina catalana de autor con referentes cercanos y materia prima de temporada. Un cocinero “ecológico” y con humor (pastel cocido al revés) que nos llevó del dulce al salado añadiendo notas cálidas y refrescantes, con un toque de acidez para equilibrar. Platos potentes y con estilo.
La serie Veritas de Riedl puso el toque profesional a la cata llevando un mensaje muy claro de la botella a la copa recordándonos que, efectivamente, el mensaje lo da la copa.
Los protagonistas líquidos del ‘Festival’ fueron: Cava Mestres Gran Reserva 2004, Château Chalon 1997 de Domaine Berthet-Mondet, el xarel·lo Nun Vinya dels Taus de Enric Soler en el Penedès, el Californiano Kistler 2016 de Hudson Vineyard, un Grand Vin de Léoville 2015 du Marquis de Las Cases Saint-Julien-Médoc (que hubiese jurado que era un “muy estimado” Priorat), un Wwe Dr. H. Thanisch Bernkasteler Doctor Riesling Auslese del Mosel y para finalizar un Niepoort Coheita 2007.
Además de Quim Vila y Siscu Martí en la presentación también estuvieron Juan Muñoz, presidente de la Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres; y Jordi Segura (Euroselecció) como parte del Jurado. La perspectiva del evento es cada vez más un “reunirnos para celebrar”. Y es que como dice el presidente del tribunal, nuestro querido amigo Fernando Gurucharri: “En torno al vino siempre hay fiesta”.
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