Lustau, el placer del vermut andaluz

Amantes del vermut, ¡preparaos! Bodegas Lustau acaba de presentar en sociedad su vermut. Diferente, sabroso, dulzón… Seguro que no dejará indiferente a nadie. El evento tuvo lugar en el Real Jardín Botánico de Madrid, un entorno perfecto para la ocasión, ya que los botánicos son una parte esencial en la elaboración de la bebida. Y aprovechando que en el Pabellón Villanueva se encontraba la exposición ‘La vid, el vino y el CSIC. Dos siglos de Investigación’ (estará hasta final de año), se pudo disfrutar de una visita para ver las investigaciones que han realizado los diferentes centros del CSIC y de las que Bodegas Lustau es una de las patrocinadoras.

Sin lugar a dudas, merece la pena visitar esta muestra –tanto si eres aficionado como profesional- porque trata diferentes temas en torno al mundo del vino. La biodiversidad, las humanidades, los residuos vitivinícolas, el entorno de la vid, el proceso de elaboración del vino o cómo disfrutar de él. Además podemos observar el importante papel realizado por el CSIC a favor del sector vitivinícola.

Y volviendo al tema central -al novedoso vermut Lustau- comentábamos hace tiempo la fiebre vermutera que existe en nuestro país. Cada vez existen más vermuts, vemuterías y bares y restaurantes en los que poder encontrarlos. A la gente le gusta el vermut, quieren beber vermut, y esto es algo que han sabido ver muy bien en Bodegas Lustau.

Por ello, y de la mano de su prestigioso enólogo Manuel Lozano, han creado uno diferente y pura esencia de la tradición  jerezana. Se debe a dos motivos. El primero es que antaño se elaboraba vermut en Jerez, pero esta tradición se estaba perdiendo. La segunda es porque para elaborarlo, el vino base que se emplea es una mezcla de dos vinos de Jerez que han sido criados durante más de 10 años según el sistema de criaderas y solera (un Pedro Ximénez dulce y un amontillado seco).

Estos vinos base son la clave del vermut Lustau y, entre otras cosas, los culpables de que no sea necesario encabezar el vino, ya que de por sí alcanzan el grado alcohólico requerido. Y para acabar de entender su carácter, los diez botánicos que se le añaden se infusionan por separado. Entre ellos se encuentra el clásico ajenjo que amarga, la angélica y salvia, que le dan un ligero toque picante; el cilantro y la corteza de naranja, que le aportan el toque cítrico, o la genciana que otorga amargor y astringencia.

Su color es caoba con ligeros reflejos rojizos. Intenso en aromas, mezcla la fruta madura y los cítricos sobre una base de tostados. Sedoso, suave y sabroso en boca, destaca su final amargo con notas de frutos secos. Perfecto para tomar sólo, en un vaso ancho con un par de buenos hielos y una corteza de naranja. Una joya de vermut. Diferente, elegante, único. A mí me tiene enamorada.