Pibarnon. Una grandeza de la monastrell

Monastrell silvestre de altos vuelos, curioso y salvaje; un rebelde. Poder, finura, elegancia, armonía, gran potencial de envejecimiento. Estas son algunas de las credenciales de este gran tinto. Procede de un terroir único. Y, como siempre, detrás de un gran vino hay grandes grandes elaboradores. Los Condes de Saint Victor miman la viña, conscientes de que es allí donde los buenos vinos comienzan a hacerse. (Nota de Ignacio Peyró y Jesús Rocamora).

Château de Pibarnon 2005 (tinto). Bandol A.O.C. (Provenza, France). Doble historia: un amor apasionado y un flechazo.

• El amor. Estamos a mediados de la década de 1950. Modesto Ramognino, constructor italiano, enamorado apasionadamente de los Barolos de su Piamonte natal, decide comprar un terreno muy empinado, cerca del mar, en Bandol, al sur de Francia. Su intención es elaborar vinos que emulen a los piamonteses. Planta 3,5 ha de Mourvèdre (Monastrell). El terreno está aislado y es árido. No tiene agua ni electricidad.
• El flechazo. Veinte años después, en 1978, los Condes de St. Victor deambulan por el sur de Francia, con la intención de hacer una bodega de calidad, fuera de las grandes AC (Borgoña, Burdeos, Ródano). Paran a comer en Bandol, en un pequeño restaurante del puerto, y se sorprenden del tinto Château de Pibarnon 1975. El flechazo fue tal, que decidieron ir a la propiedad. Allí se encuentran con Modesto, que les confiesa que la vida le está siendo muy dura. «Estamos interesados en comprar…» Adquieren Pibarnon y amplían la extensión de los viñedos, remodelando y restaurando las terrazas, creando el Théâtre de Epidauro (un viñedo con forma de anfiteatro griego), a 300 metros de altura. En la actualidad, la propiedad posee 50 ha, en los municipios de Cadière d’Azur y Castellet. Desde el año 1989, Éric, hijo de los Condes, interviene con más asiduidad en la vinificación. Actualmente es quien lleva las riendas de la Bodega (www.pibarnon.com).

El viñedo. Ideal para la Monastrell, que necesita «tener los pies en el agua y la cabeza al sol» para alcanzar la madurez plena. Veamos porqué es ideal.

El terreno: una geología singular. Se encuentra en un lugar privilegiado, con un suelo distinto al resto de la AOC Bandol. En su mayoría, son terrazas que miran al sudeste, al sol naciente, y protegidas de los rigores del mistral. Las empinadas terrazas evitan la erosión durante las fuertes lluvias de invierno. Y las calizas esponjosas (Triásico) facilitan la absorción y retención del agua de lluvia, que será vital para los calurosos y secos meses de verano. Se trata de un terreno formado en el Cuaternario, durante la formación de los Alpes. Fueron fondos marinos, a 500 metros de profundidad. Por eso, es muy rica en microfósiles. Otra característica importante del terreno de Pibarnon es la presencia en su subsuelo de margas azules, ricas en oligoelementos, como ocurre en Yquem y en Pétrus.

El microclima. El viñedo de Pibarnon nunca sufre sequías. Es uno de los más altos de la AOC Bandol. Noches frescas en verano, la proximidad del mar (que mitiga los rigores estivales), frecuentas nieblas matinales… Todo esto contribuye a la lenta maduración y a una maravillosa complejidad aromática.

La viña. En espaldera. Con total ausencia de herbicidas y productos químicos. Incluso abonan con estiércol. Poda en verde.

Precata.

• Uvas: 90% Monastrell (Mourvèdre) y 10% Garnacha.
• Añada 2.005. Fue una gran añada. El invierno fue lluvioso y frío. La primavera, tranquila, precedió a un gran verano, con noches frescas y días cálidos. Hubo bastante Mistral en julio y agosto, que garantizó la perfecta salud de las vides. Un par de lluvias a principios de septiembre dieron ánimo a las vides. Todo contribuyó a conseguir taninos muy maduros.
• Vendimia. La recolección, manual, fue en cajas de 20 kg. En 2005 se hizo entre el 1 y el 4 de octubre.
• Rendimiento. Entre 31 y 38 hl/ha, dependiendo del año.
• Elaboración: Fermentación larga (25 días), en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada. Extracción lenta. El 80% madura 20 meses en foudres de roble de 20-25 hl; y el resto en barricas de 228 y 450 l de roble francés.
• Embotellado en junio de 2007.
• Alcohol: 14º.
• Corcho. Excelente. De 50 mm.

Cata.

• Color. Picota intenso, ribete granate, capa media-alta. Lágrima fina y abundante, tintada. Limpio y brillante. Sin posos.
• Nariz. Monastrell silvestre, perfumado y balsámico (zarza, savia, garriga). Destacan además: fruta roja bien madura (grosellas), finos tostados bien pulidos, intensas notas especiadas con predominio de pimientas en grano y algo de clavo, sensaciones balsámicas con regaliz y notas anisadas muy finas, algo de hierbas aromáticas, notas terciarias bien presentes (cueros viejos, tabaco, algo de chocolate) y un fondo terroso (como a pedregal) y sotobosque. Maderas envinadas. Ligero toque de regaliz.
• Boca. Impacta. Destacan su marcada tanicidad y un poderoso sabor a grosellas dulces, muy maduras. Tiene una fina textura tánica, con curiosas notas de menta (¿algo verdosas?). Después, aparecen los terciarios (cuero, tinta, frutos secos). Final largo, con fruta madura y, muy ahumado. Muy seco. Leve astringencia que no molesta. Acidez muy bien conjuntada. Posgusto largo y agradable donde vuelven a aparecer las notas frutales maduras.
• En conjunto. El 2005 es un vino que aún no está hecho, pero que revela una gran finura potencial. Tomado a 9 años de su cosecha, necesita aún 5 años más de guarda para empezar a dar lo mejor de sí (a partir de 2.019). Grandes ganas de probar, en próximas fechas, un 88.

Calificación. 9/10.

Precio y dónde encontrarlo: Este 2.005 costó 44 € en mesa en la Taberna Entrevinos. En tienda, el 2.007 lo hemos visto a 31 € en SantaCecilia. Una más que buena relación “calidad-precio”. Un vino que vale la pena acaparar y guardar.