Acaba de celebrarse el sexto Salón de Vinos Radicales y de nuevo me entran ganas de salir a la calle y gritar a la gente que prueben cosas nuevas, que no beban siempre los mismos vinos. Tenemos tantísima riqueza enológica en nuestro país que cuesta entender por qué hay personas a las que les cuesta salir de su zona de confort.
Poniendo un símil de moda, si tengo un vestido que me gusta mucho, no se me pasa por la cabeza ponérmelo todos los días ni comprarme siete vestidos iguales. Entonces, ¿por qué con los vinos somos tan tradicionales y monotemáticos?
La semana pasada tuvo lugar en la sede de COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), como cada año desde hace ya seis, el Salón de Vinos Radicales que organiza el Sindicato del Gusto. Tanto el nombre del salón como el de sus organizadores dejan claras sus intenciones. Y es que el grupo de periodistas y comunicadores especialistas en vino que lo forman tienen claras sus ideas y quieren transmitirlas a todo aquel que sea abierto de mente y esté receptivo.
Quieren que nos fijemos más en, como ellos los llaman, “los últimos mohicanos de la viticultura”, que son aquellos que no se dejan influenciar por las modas ni elaboran vinos a la carta. Aquellos que se arriesgan y no siguen las imposiciones del mercado. Aquellos que defienden los vinos con personalidad propia.
En este Sexto Salón de Vinos Radicales estuvieron presentes 34 bodegas (pero podían haber sido muchas más) de diferentes zonas geográficas y denominaciones de origen españolas. A ellas se sumaron dos más en representación de Georgia, el país invitado de este año, cuyos nombres son Itsis Marani y Marani Kolkhi.
Hace muy poquito se descubrió que Georgia podría ser la cuna de la viticultura a nivel mundial, ya que se encontraron pruebas de que allí se cultivaba la vid hace más de 8.000 años. Esto no deja de sorprender, cuando actualmente apenas nadie sabe que en ese país se elabora vino. Una pena, la verdad.
Como colofón de la jornada se otorgó el premio Radical del Año a Lucía Fuentes, por su labor conjunta como viticultora en la Tierra de Cádiz y como sumiller en el prestigioso restaurante Aponiente, del chef Ángel León (conocido como ‘El Chef del mar’) situado en el Puerto de Santa María.
Un evento maravilloso en el que se pudieron degustar vinos diferentes, con mucha historia que contar y que defienden y muestran la riqueza que tienen nuestra tierra y cultura en cuanto a viticultura y vinos se refiere. ¿Te dejas contagiar por su entusiasmo, locura o simple filosofía de vida? Pide algo diferente, déjate sorprender.
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