Estamos en Semana Santa y como marca la tradición hay que hacer torrijas. Sí, torrijas, ese dulce manjar que cada jueves santo llena nuestra vida con un toque de pan, leche y canela. Aunque su receta es muy sencilla, y apenas nos llevará una hora hacerla, lo cierto es que tiene truco. Y es que no basta con mojar el pan, freírlo y echarle por encima la canela. Si de verdad quieres disfrutar de la mejor torrija de Semana Santa debes seguir unos cuantos trucos. Pero tranquilo, no te vuelvas loco, porque hoy te enseñamos cómo hacer la torrija perfecta.
El primer secreto para conseguir una buena torrija está en el pan. Este debe ser muy compacto y con mucha miga, de esta manera, absorberá más leche y el resultado será mucho más jugoso. No hace falta que sea un pan especial para torrijas, mientras sea compacto vale cualquiera. Eso sí, nunca integral, ya que cambiará por completo el sabor. Lo ideal es que sea de dos o tres días atrás, aunque si no lo tienes, con el del día anterior podrás hacerlas. Y, muy importante, a la hora de cortarlo haz rebanadas gruesas, aproximadamente de dos dedos.
Lo siguiente es la leche. Para hacer las torrijas debes calentar al fuego la leche y esperar a que hierva, mientras infusiona con una rama de canela y un trozo de la piel de limón o naranja. Justo antes de romper a hervir, lo retiras del fuego y lo dejas templar. Si quieres que tu torrija tenga aún más sabor, puedes dejar la noche anterior la leche infusionando con la rama de canela y el limón, y ya al día siguiente la pones al fuego. Es importante que lo tapes bien para que la leche coja todo el sabor. Da igual el tipo de leche que uses, desnatada, entera o semi desnatada, no alterará el sabor. Pero, eso sí, no dejes que ésta hierva.
Este paso algunos se lo saltan, ya que elaboran otra variante de las torrijas, las de vino. En este caso, en lugar de poner a calentar leche, se pone vino, con canela y la rodaja de limón. El resto de pasos son los mismos, y tampoco debemos dejarlo hervir.
Una vez que la leche haya templado, debes empapar bien las rebanadas de pan. Coge una fuente, coloca el pan y echa con cuidado la leche, hasta que llegue más o menos por a la mitad de la altura del pan. Deja que éste absorba la leche unos cinco minutos, y luego le das la vuelta para que también se empape la otra cara de la rebanada. Este paso es fundamental, ya que el éxito de la torrija perfecta está en que el pan esté jugoso, pero no tanto para que rezume la leche.
A continuación, llega el momento de freír. Pasa la torrija por huevo y después a la sartén. Aquí, como en cualquier frito, lo importante es que el aceite sea de calidad, siempre girasol, y abundante, que se pueda freír la mitad de la torrija, para luego darle la vuelta. Además, a la hora de echar la torrija debe estar a buena temperatura para que el rebozado se selle bien. Y ya está la torrija perfecta, lista para tomar. Déjala enfriar y acompáñala de una bola de helado, chocolate o lo que te apetezca.
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