Tabacos para nuestros aperitivos
No hay un solo restaurante -ya sea en un motel de carretera, ya esté orlado de estrellas y reconocimientos- que no nos ofrezca un acercamiento adecuado a la comida.
Desde la tradición francesa de hojaldre y volován, desde los antipasti y esa mortadela de Bolonia que es “la transparencia, Dios, la transparencia”, hasta los pinchos, las berenjenas de Almagro y la gamba de Sanlúcar, el aperitivo es una categoría de la cultura mediterránea. No hay un solo restaurante -ya sea en un motel de carretera, ya esté orlado de estrellas y reconocimientos- que no nos ofrezca un acercamiento adecuado a la comida. Porque hay que saberle entrar a las cosas. El aperitivo es nuestro consenso.
Los ímpetus de voracidad que una persona bien constituida siente al mediodía son sabiamente amansados en un oloroso y, quizá, en una hermana croqueta. Es la misma lógica de esas familias que alimentan a sus niños, antes de que llegue la visita, para que el crío no parezca, a los ojos de los desconocidos, un homínido sin civilizar.
El aperitivo es la entrada triunfal, es como una profecía a punto de cumplirse, como el calentamiento del pentatleta. Hay días que sólo se arreglan con ese Dry Martini que es el desfibrilador de nuestras almas. No se puede quedar a tomar el aperitivo y estar deprimido. Nadie habla de la prima de riesgo con un vermú en la mano.
Y dicho esto, no hay canon dietético donde encuentre encaje. Siempre parecen sobrar las calorías de las patatas fritas, de cada aceituna, de los sencillos boquerones. Pero que esto nos dé igual es, en términos globales, signo de esperanza. Hay aperitivos en los que el complemento de un cigarro es adecuado. Debe pensarse en tabacos más bien suaves y de formato pequeño. Para los entrantes de esta Navidad, estamos hablando de tres cigarros.
Vega Fina: Minutos. El tabaco dominicano es, por definición, más suave y aromático y este cigarro es, en este sentido, canónico. Si uno bebe cerveza, agua gasificada o el aperitivo consiste en hojaldrados, esta puede ser la opción. Un cigarro para 30 minutos (cepo 30, 100 mm) con un precio imbatible (1,5 €).
Davidoff: Entreactos. Estos cigarritos (cepo 43, 89 mm) son de una elegancia desacostumbrada, con recuerdos lácteos y variaciones de vainillas. Quizá ese champagne de la cesta de Navidad sea perfecto para las latas de berberechos o para esas navajas a la plancha. Este cigarro nos acompañará en todo el proceso con el respaldo de un hermano. (6,6 €).
El Rey del Mundo: Demi Tasse. Los cigarros que están bajo el paraguas de El Rey del Mundo suelen contarse entre los más suaves del mundo habano. Sin embargo, estos Demi Tasse son una excepción: son puros pequeños (cepo 30, 100 mm) pero muy sabrosos y concentrados (2,6 €). El mejor complemento para aperitivos de jereces, de vermús y para hablar de tú a tú en esos aperitivos con encurtidos, con variantes o escabeches.