Los mejores (y originales) roscones de Reyes

Este año he adelantado justo una semana mi costumbre de comer el Roscón de Reyes en enero. No me he podido resistir. Un roscón elaborado de manera totalmente artesanal con masa madre y una fina crema de vainilla de Tahití decorado con un fino crumble de almendra ha sido el culpable. Detrás de este producto premium hay una labor de investigación del equipo de I+D del obrador de El Corte Inglés de Valdemoro, de donde sale este dulce para satisfacer los paladares gourmet. Sin duda, el resultando sorprende.

Desde aquí les doy la enhorabuena por la textura conseguida (a los dos días de comprarlo seguía conservando muy bien sus cualidades organolépticas) y porque la dosis de agua de azahar, ingrediente imprescindible en este dulce, es la óptima, sutil. Y es que hay roscones de establecimientos de renombre que se empeñan en echarle un plus de esta esencia y lo que hace es esconder el sabor de la masa característica de nuestro dulce más entrañable de la mágica noche de Reyes. Sólo en El Corte Inglés en la campaña de 2015 se vendieron más de 355.000 unidades de todos los tamaños y sabores disponibles (hasta veinte tipos distintos! con ingredientes naturales y no concentrados).

Sin duda es un producto que con los años ha conocido varias versiones. El maestro pastelero de Nunos, José Fernández, este año ha querido rendir  tributo a los camellos con los que reparten ilusiones sus Majestades de Oriente (y a los que los niños les dejan el vaso de leche con galletas). El resultado es el Roscón del ‘Cuarto Rey chocolate rubio’, es decir, de chocolate blanco con un sabor que recuerda a esas galletas y al caramelo.

Inspirándose en Baltasar, elabora otra alternativa con chocolate negro de Magadascar con fermentación de hojas de cítricos (mandarina, naranja y bergamota) y crema de chocolate de Venezuela. Causa furor el Invertido de Ron Zacapa, con crema pastelera y azúcar de caña a la vainilla flameado con este destilado procedente de Guatemala. En los seis primeros días del año esta confitería madrileña vende 12.000 roscones.

Si pienso en el clásico roscón, destaco los que elabora Julio Blanco al frente de Pomme Sucre (un elegante y pequeño salón de té), con masa de brioche. O el que vende Moulin Chocolat. Su propietario, Ricardo Vélez, utiliza agua de azahar procedente de Sevilla, de la firma centenaria Luca de Tena. Otro establecimiento tradicional que goza de gran fama (de ahí sus colas en la acera, ya que el local no es muy grande) es La Marina, fundado en 1933. Únicamente adornado con almendra y azúcar.

Elijamos uno u otro, no nos olvidemos de que el comensal que encuentre la sorpresa de su interior se convertirá en rey aunque sólo sea durante unas horas. Ya ocurría en la antigua Roma. El afortunado al que le tocaba la haba seca, ya fuese patricio o esclavo, podía imponer su voluntad en un gran festín.