El nuevo restaurante de Nadal, Gasol y Enrique Iglesias
Tatel es el restaurante de las estrellas. Situado en el Paseo de la Castellana de Madrid ya se ha convertido en todo un referente de la buena cocina y un ambiente de lo más especial.
¿Se imaginan ustedes a Rafael Nadal y Pau Gasol, los dos mejores deportistas de la actualidad y posiblemente de la historia de nuestro deporte, jugando en el mismo equipo? ¿Y defendiendo los mismos intereses? Algo impensable, ¿verdad? Entre otras cosas porque compiten en deportes diferentes y defienden situaciones diametralmente opuestas.
Pero Nadal y Gasol, junto a Enrique Iglesias, se han unido para crear el que en este momento es el restaurante de moda de Madrid, en un ambicioso proyecto con vocación de adentrarse en la gastronomía cien por cien española y, en un futuro próximo, exportar la idea a otros países como EEUU, Inglaterra o México.
Tatel, situado en pleno Paseo de la Castellana, en el barrio de Salamanca y en el corazón de la denominada Milla de Oro -donde se concentran las tiendas de lujo más exclusivas-, presenta un local de estética Art Decó que evoca los espacios más cool del Nueva York de los Años 20.
Una superficie de 800 metros cuadrados y con una capacidad para 220 personas, en una propuesta desinhibida, donde la decoración, el estilo y las perfomances juegan un papel fundamental, al margen de la atención a los clientes y su apuesta por una cocina de identidad propia. Si Nadal, Gasol e Iglesias representan la cara del negocio, los empresarios Abel Matutes jr y Manuel Campos son los ejecutivos para llevarlo adelante. Nino Redruello y Patxi Zumárraga son los profesionales encargados de dar alma al trabajo.
El restaurante es una ventana a propuestas creativas, con un concepto de ocio y restauración donde la oferta culinaria, llena de técnica, pasión y riesgo, pero con los valores propios de la alta cocina tradicional española, invita a recrearse entre los platos de siempre expresados al estilo de ahora. Cuenta además con una selectiva bodega con más de 150 referencias y todo ello amenizado con música en directo y un ambiente muy especial.
Como tarjeta de presentación no puede faltar el pan con tomate, aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón (embotellado expresamente para Tatel) y ajo, que da paso a una variada carta de exquisiteces. Si me permiten un cosejo, yo destacaría como entrantes el salmorejo cordobés, el pulpo a la brasa con patata y mojo rojo, o la ensaladilla rusa de cigalas.
Además, estupendo el bacalao negro gratinado al horno, entre los pescados, y la carrillera de ternera glaseada, entre las carnes. Para redondear -y antes de un buen champagne francés-, un yogurt de la Sierra de Madrid o un arroz con leche, como postre. Para los más atrevidos, la bomba de la ‘tarta brutal de chocolate’ para la que sobra cualquier comentario.
Tatel, más allá del valor de marca que impulsan las famosas caras que lo rodean, es un proyecto que quiere su propia identidad. Nace con una vocación internacional para llevar la gastronomía española por el mundo y, como primer paso, pretende convertirse en una referencia de la cultura culinaria más universal. Si la calidad de su cocina consigue estar a la altura de quienes son su imagen en el deporte, el éxito está asegurado.