El precio de la bondad

"El problema de este Hortensio es que hace mal la cocina de los ochenta y además, de modo muy pretencioso".

Jesús Andreu. 18/11/2016

Aunque haya quien lo dude, soy una persona bondadosa y me cuesta criticar. Incluso no hace muchos años renuncié a una columna en un periódico de primera fila porque se me pedía una acidez de la que habitualmente no soy capaz o que me provoca remordimientos, cuando sí lo soy. Consecuencias de una educación católica y moralista. Pero así es y, si me cuesta ser sarcástico con aristócratas y privilegiados, imaginen con los cocineros, porque tras el más humilde de estos, siempre hay una historia de ilusión y esfuerzo. Quizá no lo crean, pero me brotan más las alabanzas que los denuestos.

Restaurante Hortensio, Madrid
Restaurante Hortensio, Madrid

Por eso, llegados a este punto, me planteaba si escribir este comentario. Sin embargo, creo que estoy en la obligación de dar mi opinión, aunque sea mala e incluso equivocada para muchos y ahí están todos esos que, diga yo lo que diga -yo y todas las guías-, se arraciman haciendo cola en sitios como TenConTen, Tatel Otto, clientes que incluso piensan, al contrario que yo, que no son empresas de alimentación o entretenimiento, sino buenos restaurantes.

En consecuencia, mientras mis lectores no me pidan que sólo hable de lo que me gusta -mis mayores éxitos han sido los artículos más duros…- seguiré esforzándome y por eso, hoy les voy a hablar de Hortensio, otro lugar exitoso, pero anticuado y mediocre.

c
Crema de zanahoria con espuma de limón

Que elabore recetas del pasado no me incomoda. Horcher se quedó en los cuarenta y es de mis favoritos, O’Pazo no es precisamente moderno y me encanta y qué decir de Jockey, si aún estoy lleno de añoranzas. El problema de este Hortensio es que hace mal la cocina de los ochenta y además, de modo muy pretencioso.

Empezar con una crema de zanahoria con espuma de limón de muy feo aspecto, no ayuda nada y menos aún mezclar la acidez del cítrico con el dulzor del tubérculo.

Huevo
Huevo ahumado

El huevo ahumado es un plato hondo lleno de puré de patatas y con un huevo escalfado que solo se nota ahumado al destapar el plato, especialmente porque se halla oculto en sus profundidades y anegado en puré. Se mezcla con algunos trozos de boletus a modo de tropezón. Desconcertante.

Puerros
Puerros caramelizados con navajas

Mejor resultan los puerros caramelizados con navajas y jugo de Riesling. Una mezcla que funciona bien y resulta agradable a la vista. El lomo de gamo está tierno pero salado. Además, se agradece que no se complique porque los cucharones de puré de manzana que lo acompañan son tan corrientes, como manidos y las setas parecen en salmuera.

Lomo
Lomo de gamo

El bacalao también está hundido en puré de berenjena y se alegra con unas gotas de puré de pimientos rojos, más purés. Parece que estamos ante un cocinero que se quedó en la postlactancia y nada concibe sin los potitos, pero al menos este plato estaba más vistoso.

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Bacalao con puré de berenjena

A pesar de acompañarlos de un incongruente e inadecuado pan de miel y naranja, los quesos de Poncelet son lo mejor de la carta porque los postres son tan aburridos y manoseados como la tarta fina de manzana o el coulant, que dicen ser sin harina y está envuelto en una masa tan basta como las más harinosas que recuerdo.

Tabala
Tabla de quesos

No me gusta este plato que tanto se repite, casi siempre industrialmente, pero cuando me dicen que es solo chocolate recuerdo aquel de Lucas Carton que era un chocolate del tiempo de gran densidad relleno de chocolate líquido y caliente, una receta tan elegante como difícil y que se simplifica y destroza con las habituales masas harinosas. Ni siquiera hice foto. No lo merece.

So
Suflé de turrón

Él suflé de turrón es denso y carece de la ligereza apetecida seguramente porque nada menos ligero que el turrón. Lamento decir todo esto porque el cocinero es amable y entusiasta y ha querido pasar en solo diez años de deportista de élite a gran chef con estudios en una discreta escuela madrileña, pero le falta experiencia y mucho entrenamiento en las grandes cocinas del siglo XXI. Por eso, queriendo ser un clásico de siempre, no pasa de ser un corriente de ahora. *Fotografías: Jesús Andreu. *Portada: Hortensio.

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