La voz de dios

"Soy Kitchen se ha convertido en el lugar de moda aunque yo no lo recomiendo en absoluto"

Jesús Andreu. 25/11/2015

Tan solo la opinión de un crítico (bien es verdad que el mejor crítico español), José Carlos Capel, elevó a los altares de un día para otro a un tugurio increíblemente desagradable en el que se practica una moderadamente interesante fusión Oriente/Occidente o sea, la originalidad en estado puro.

Fachada exterior de 'Soy Kitchen'
Fachada exterior de ‘Soy Kitchen’

Bastó la reseña entusiasta del crítico para que el restaurante Soy Kitchen se convirtiera en lugar de moda y casi me atrevería a decir que de culto. Yo no lo recomiendo en absoluto aunque la razón sin duda es de Capel. Instalado en la llamada pomposamente plaza de los Mostenses -pomposamente porque más que plaza es una encrucijada de calles feas en las traseras de la Gran Vía madrileña- es de una sórdida fealdad que combina la no decoración del peor tascucio con servilletas de papel y cristaleras embadurnadas de polvo y churretes.

Soy Kitchen, interior
Soy Kitchen, interior

A partir de aquí mi crítica puede estar influida por lo desagradable del lugar, porque ya he advertido muchas veces en mis artículos que, por buena que sea la comida, el entorno es para mí decisivo del mismo modo que en una obra literaria la forma determina el fondo.

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Gambas con arroz, verduras y wasabi

La comida no está mal. Como no se elige y depende del estado de ánimo del cocinero, que innova cada día, puede que lo pillara tras una mala noche o en un periodo de crisis vital pero nada me pareció tan excitante como para hacerme olvidar el entorno o justificar tanto entusiasmo. El almuerzo comenzó bastante bien con un bello plato de gambas con arroz, verduras y wasabi o sisho, berenjena, pera, papaya verde y vieira.

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Mezclas e ingredientes exagerados en varios platos

Sin embargo pronto llegaron platos con bases interesantes pero resultados fallidos a fuerza de exagerar mezclas e ingredientes: atún, pasta de té verde, cilantro, espinacas y cacahuete, codorniz con maracuya, algas, uva y cebollino…

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Dim sum casero y pulpo con solomillo y salsa thai

El Dim sum casero con anguila, zamburñna y carne es un plato bello y sabroso que, como todos, mezcla multitud de ingredientes para conseguir un resultado. Las navajas y coco helado es un intento totalmente fallido de sabores imposibles. El molusco se resiste como si fuera chicle y el complemento de la fruta se diluye en una salsa densa y espesa poco atractiva. El pulpo con solomillo y salsa thai repite esquemas anteriores y peca de un barroquismo innecesario de todo punto.

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Bogavante con salsa Teletaxi

Para terminar añadimos el bogavante cocinado con una deliciosa salsa Teletaxi de hierbas y especias que, afortunadamente, este crustáceo tan elegante como agradecido, soporta espléndidamente. No le deben gustar nada los postres a nuestro chef porque todos resultan de una banalidad inquietante, tanto el helado de té verde, que es de una ramplonería aterradora, como los mochis dulces, que resultan pesados y nada atrayentes.

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Helado de té verde

Conste que los otros cinco comensales de esta comida eran cultos, cosmopolitas, guapos y divertidos y que, entre ellos, había una mujer de la que todo el mundo se enamora y otra de la que todo el mundo se debería enamorar. Será que por eso Soy Kitchen no me horrorizó o que, dado el contraste, no me gustó… *Fotografías: Jesús Andreu. *Portada: restaurantes.com

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