Como buenos gaditanos que son, la familia Moreno lleva el arte y la gracia de Andalucía en la sangre. Se les nota al hablar, se les nota al reír y sobre todo se les nota en la forma que tienen de defender sus costumbres, su cultura, sus vinos y su gastronomía. Desde que se instalaran en Madrid, cinco años atrás, esta gran familia ha traído diferentes pedazos del Sur a la capital bajo el nombre de Lambuzo. En el año 2013 abrieron la primera abacería y bar de tapas en la calle Conchas, muy cerca del metro Ópera de Madrid; un año más tarde lo hicieron en la calle Ponzano y hace apenas un mes inauguraron su tercer restaurante en la calle Menéndez Pelayo, en la zona de El Retiro.
Lambuzo se dice de aquel que siempre prueba todo lo que le ponen por delante, ya sea suyo o de su acompañante… ¡Justo lo que te pasará cuando vayas a Lambuzo! Será imposible resistirse a sus increíbles ensaladillas, croquetas (de pringá, gambas al ajillo o tortillitas de camarón), frituras o salmorejo y lo más seguro es que vuelvas pronto para probar sus hamburguesitas de rabo de toro o de atún, los langostinos de Sanlúcar o la tarta de queso. Y si te gusta tanto todo que lo quieres disfrutar en casa algún día, debes pasar a conocer el puesto que tienen en el Mercado de Chamberí, en el que ofrecen diferentes productos y platos cocinados en formato take away.
Y ahora, comida a parte, hay que destacar muy seriamente la labor que están haciendo en Lambuzo por dar a conocer los vinos de Jerez, desde sus manzanillas y finos hasta sus amontillados o PX. Es más, don José Moreno fue nombrado el pasado año Caballero de la Orden de la Solear por su gran compromiso con la divulgación de los vinos del Marco de Jerez. Por eso no es de extrañar encontrar en Lambuzo una amplia selección de vinos generosos para deleitarse, lugar de ensueño para los amantes de estos vinos, los grandes vinos de España y tan de moda actualmente.
Pero la familia Moreno tiene muy claro que por mucho que los vinos de Jerez estén de moda (lo que no quiere decir que su consumo haya aumentado mucho más), necesitan toda la ayuda extra posible para darse a conocer y que la gente comprenda su complejidad y su magia. Es por ello por lo que en Lambuzo Retiro acaban de inaugurar una sala que será el escenario perfecto para las catas que tienen previstas, y que lo convertirán en todo un referente de la capital.
Una amplia sala coronada por un impresionante botellero circular decorado con botellas de la famosa Manzanilla La Pastora, en la que tuve el privilegio de estar y asistir a una cata maridada de vinos de Bodegas Barbadillo. De la mano de Román Oliván, los asistentes pudimos vivir un “viaje por la uva palomino hasta el palo cortado”, descubriendo todo tipo de anécdotas e historias tanto de Bodegas Barbadillo y sus vinos, como del Marco de Jerez en general.
La conclusión a la que llegué tras esta cata fue que en estos vinos la calidad la otorga en gran medida el tiempo, ya que parte de la magia y esencia de los vinos de Jerez se debe al tiempo de crianza que pasen estos en las botas (barricas de roble de 500 litros de capacidad) mediante el tradicional sistema de criaderas y soleras. Y Bodegas Barbadillo en esto tiene mucha experiencia (desde 1821 llevan dando guerra) y paciencia, ya que sus vinos los guardan muchos años más que otras bodegas antes de salir al mercado. Un gran ejemplo sería la Manzanilla Solear, la manzanilla comercial más antigua del Marco de Jerez, y que se lanza al mercado después de estar entre 6, 5 y 7 años en crianza biológica en las botas. Si después digo que tiene un PVP de 5,75€, casi no te lo crees.
Pero es que Barbadillo hace cosas increíbles, como ser propietarios de más de 1.000 hectáreas de viñedo de uva Palomino Fino, lo que teniendo en cuenta que en toda la D.O. Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda solo hay 6.000 hectáreas, resulta impresionante. También son los responsables del 33 % de la manzanilla producida en la Denominación de Origen. Y de elaborar vinos a partir de la uva Palomino tan buenos como los que disfrutamos en la cata: Castillo de San Diego 2017, Manzanilla Solear, Manzanilla Solear en Rama, Amontillado Príncipe de Barbadillo, Oloroso Cuco y Palo Cortado El Obispo Gascón.
Aunque todos me gustaron, todos los recomendaría y todos me los bebería, quiero destacar el Amontillado Príncipe de Barbadillo, que es una manzanilla en rama con unos 9 años de crianza biológica, a la que añaden alcohol vínico para parar esa crianza biológica y favorecer la oxidativa durante otros 9 años. Por lo que el resultado es un vino de 18 años, de color ámbar muy limpio, con notas tostadas y de avellanas en nariz, y una boca compleja pero bien estructurada, con recuerdos salados y gran persistencia. Un vinazo considerado el rey del Marco de Jerez, que sería el acompañante perfecto para la comida oriental.
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