El centro de Madrid es un acierto seguro casi para cualquier plan gastronómico. Y si hablamos de la Milla de Oro las opciones luxury se multiplican sin dejar de lado muchas aptas para todos los bolsillos. Para poner el colofón a una mañana o una tarde de compras; para hacer un alto en el trabajo o simplemente disfrutar hoy hablamos de dos restaurantes del Barrio de Salamanca donde comer de lujo sin pagar una millonada. Diferentes por su comida, su ambiente y su decoración, son sitios para repetir una y otra vez.
El restaurante forma parte del grupo Sushita con establecimientos por toda la ciudad. Le Club Sushita, del que hablamos hoy, se encuentra en la parte baja del Barrio de Salamanca, justo al lado de la rotonda de la puerta de Alcalá.
Con una decoración setentera, acogedora y muy colorida, el restaurante invita a pasar un rato distendido con amigos. Su gran barra para cócteles, sus mesas diferentes, la música (lo suficientemente alta para disfrutarla pero no para ser molesta) y los Dj los viernes y sábados invitan, sin duda, a disfrutar de buen grado y en compañía de su deliciosa gastronomía japonesa.
En su carta conviven los clásicos makis, sashimi y nigiris (con variantes spicy y braseadas), con multitud de bowls, sopas, ensaladas e incluso pizzas japonesas. No obstante, si la idea es compartir platos y disfrutar de la variedad de su cocina, una excelente opción es el interesante menú degustación (38,90 euros por persona).
Destacan en él una espectacular tempura de gambas rojas con chili dulce; y la pasta mien con huevo ecológico, setas y trufa. Y sin dudarlo merece un apartado propio la sorprendente tarta árabe, tan delicada como deliciosa.
Pasamos de la cocina japonesa a la cocina tradicional con un punto internacional de La Parrilla de Salamanca. Hablamos de este local hace dos años, tras su apertura, y hoy volvemos a él porque desde entonces no ha perdido nada de lo que entonces llamó nuestra atención.
Situado en la parte alta de la calle Padilla, sus platos están elaborados con ingredientes de primera calidad, algo que obviamente, se nota en el paladar. Terminados en la brasa y presentados con mimo, recogen lo mejor de la gastronomía española y le añaden un punto internacional muy interesante.
Es el caso de la yuca frita que se sirve con la entraña de vaca vieja; las verduras al estilo camboyano que acompañan al arroz de pularda; o el pico de gallo que completa al pollo de corral. Todo sabroso, todo reconocible y al mismo tiempo, todo especial.
Sin duda contribuye a ello el ambiente relajado y la decoración elegante del restaurante, que en suma lo convierten en uno de los restaurantes a tener en cuenta en el Barrio de Salamanca. Todo sin olvidar su espectacular tarta de queso. Un broche de oro a una experiencia gastronómica sin duda para repetir y recomendar.
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