Es evidente que el arte ha evolucionado, y una parte de esa evolución es aplicar la imaginación a todo lo que podría ser distinto, haciéndonos vislumbrar que otros modelos y mundos también podrían haber sido posibles. En ocasiones, es casi puro merchandising, pero otras van mucho más allá, como un movimiento artístico cuyo inicio se produjo en la década de los setenta.
Este movimiento tomó nombre en la década de los noventa: afrofuturismo, aunque igual el nombre no le hace justicia, cercenando parte de lo que realmente es. Por supuesto, el cine no está exento de esta iniciativa, y el film de Marvel Black Panther está plenamente marcado por este singular fenómeno.
Volviendo al presente, los artistas tienen mucho que decir en esta corriente. ¿Y qué mejor espacio que el MET de Nueva York? La terraza del museo más popular de la Gran Manzana, con permiso del MoMa, posee lo último de la artista Lauren Halsey.
Hablamos de una muy singular obra de arte que representa un Egipto muy diferente al que estamos acostumbrados. Un Egipto con raíces en los barrios marginales de Los Ángeles, con grafitis como jeroglíficos y cabezas de afroamericanos en las columnas.
Y es que, si pensamos en arquitectura, más tarde o más temprano pensamos en dos cosas: arte y Egipto. Es indudable que las poderosas edificaciones egipcias se han ganado un lugar en el corazón de todas las personas, sin menospreciar a otros legados arquitectónicos de nuestro pasado. Sin embargo, las pirámides, los jeroglíficos o las columnas del norte de África son la representación perfecta de arte e historia.
Es por ello que la elección de la artista es tan acertada, y el lugar el apropiado para una mayor divulgación. Si estás por Nueva York o vas a pasar por allí antes del 22 de octubre de 2023 nuestro mejor consejo es que no te pierdas la oportunidad de visitar la muestra. Se llama Eastside of South Central Los Angeles Hieroglyph Prototype Architecture. Y si te despistas, no sufras, porque la obra se trasladará después a un espacio en Los Ángeles.
La obra representa un espacio de un hipotético Egipto, donde cuatro pilares con estatuas de esfinge marcan el exterior de un habitáculo parcialmente cubierto, representando, tal vez, una zona de culto en una moderna civilización. Todos los elementos poseen una textura blanca o grisácea, representando al mármol blanco, pero con jeroglíficos muy actuales, tanto, que son los que la artista ha podido ver en muchas calles de Los Ángeles.
La altura de los elementos alcanza los 6,7 metros y se ejecutó con baldosas de hormigón reforzado con fibra de vidrio. Este material permite la fácil actividad artística sobre él y al mismo tiempo es ligero, por lo que se puede instalar y retirar con mucha facilidad y con escaso esfuerzo. Así, la cubierta del MET no sufre demasiado.
Para la artista su obra es un «contenedor arquitectónico de archivos e historias comunitarias», por lo que tiene sentido que las paredes y columnas estén llenas de carteles de protesta, anuncios de servicios legales, gorros y melenas afros, un DJ con una camiseta de los Raiders, uñas de acrílico, y hasta modernos vehículos. Si los egipcios representaban sobre piedra su presente, Halsey hace lo propio en un hipotético futuro.
Tanto es así que los rostros que se ven en esfinges y pilares son rostros de su comunidad, vinculando presente, pasado y futuro con su arte. Para los visitantes transitar por esta obra, contrastando representaciones gráficas del pasado y el futuro con las poderosas siluetas de los rascacielos millonarios neoyorquinos, debe ser toda una experiencia.
Los 230 metros en los que se instala la obra tienen unas vistas únicas del Central Park, pero también un pasado. Y es que Central Park desplazó a Seneca Village, una comunidad negra de poder en el siglo XVIII, así que no extraña que las columnas Hathor posean inscripciones como «Black Is Beautiful», «unir a los pobres» o «detener la gentrificación», propugnas sociales de la artista.
Artísticamente nos gustará más o menos, como cualquier otra obra de arte. Socialmente podremos pensar que este no es el camino para la equidad racial, o lo contrario, que es un paso más hacia adelante. Culturalmente encontraremos referencias adaptables a todo tiempo y lugar, dado que los humanos no somos tan distintos como nos gustaría pensar.
Sin embargo, arquitectónicamente no podremos dejar de visualizar las concordancias entre juntas, las simetrías o anti simetrías puestas exprofeso, remarcando las vistas desde distintos ángulos. Nos recrearemos con los cortes de pared en esquina, dejando atrevidas puertas con aparente fragilidad, o sensación de elementos pesados. Y nos encantará la claraboya interior, que permite luz y sombras sobre los grafitis de Lauren.
*Fotos: Hyla Skopitz, cortesía del Museo de Arte Metropolitano.
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