No podemos esconderlo. Tenemos ganas de pasar una noche alegre, divertida. Una noche como las de antes de la pandemia. Momentos que no valoramos en su justa medida. Volveremos a los bares con medidas excepcionales, con menor afluencia, con precios distintos, pero con mayor ilusión. Así que es hora de vislumbrar los ambientes que nos esperan ansiosos por revelarnos su encanto. Para ello, esta semana viajamos a un local de La Haya (Holanda) de reciente diseño, que a muchos no nos dio tiempo de descubrir en directo.
Crazy Pianos espacio tiene 1.200 metros cuadrados de superficie y está dentro de un edificio histórico construido en 1818, frente a la playa Scheveningen.
Este edificio pertenece al grupo Kurhaus desde 1885, y ahora es un hotel de cinco estrellas denominado Grand Hotel Amrâth Kurhaus, una lujosa forma de disfrutar de La Haya. Estoy seguro de que más de un juez lo conoce bien, por aquello de la cercanía del Tribunal Penal Internacional.
Crazy Pianos abrió con una estética nueva en 2019. Posee un diseño capaz de enamorar a un variado grupo de edades. Es magia pura. Todo se centra, como es natural, en dos pianos rojos que proporcionan música en directo a quien cruce las puertas del local. Allí, los músicos y cantantes tienen su pequeño escenario donde sentirse reconocidos y donde poder expresar su máximo talento, incluso en época de pandemia. Estos días han hecho conciertos por medio de las redes sociales.
La idea principal del diseño era ampliar el rango de edades, una arriesgada y acertada apuesta comercial. Sin embargo, el club ya tenía una larga trayectoria y era preciso mantener un nexo común de alto valor: la música en directo con la colaboración de dos pianos.
Para conseguirlo, Oliver Franz Schmidt, Natali Canas del Pozo y Lucas Echeveste Lacy incluyeron un amplio abanico de colores e historias con las que los usuarios pudieran sentirse cómodos. También que les generaran la necesidad de una interacción adecuada, proporcionándoles pequeñas historias complementarias.
La forma directa y efectiva de hacerlo fue la sincronización del diseño del local con un film de cine, cambiando gradualmente la distribución y la estética del espacio según nos acercamos a los pianos, punto cumbre elevado, de forma exquisita, sobre un escenario.
Al final, tres zonas bien diferenciadas provocarán una espectacular noche, éstas son: Ticket Carrousel, en la entrada, Art Gallery, y una zona especial llamada VIP Cages, espacios más íntimos y exclusivos para parejas y amigos.
Las mesas y sillas alrededor de los dos pianos se quitan, en el momento justo, para descubrir una gran pista de baile. Otro acierto son los motivos florales de los pavimentos y paredes, así como los retratos de personas en la trasera de las sillas. Pero lo mejor, sin duda, son los cuadros transgresores que se distribuyen en las paredes y techos de varias zonas del local. Si esto no proporciona interacción con el público, no sé qué podrá hacerlo.
Las obras las llevó a cabo la constructora Inris Interieurbouw, quienes también fabricaron el mobiliario interior. El mobiliario exterior corrió a cargo de la empresa Lobster’s day, y las cortinas metálicas son de Kriskadecor. La creatividad corre a cargo de El Equipo Creativo.
Fotografías: Adria Goula http://www.adriagoula.com/es/
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