Así es el edificio de oficinas en el que te gustaría trabajar

En 2016 fue el edificio de oficinas más sostenible e inteligente del mundo. Hoy The Edge es un ejemplo a seguir para todos los que quieren alcanzar la máxima eficiencia.

Europa se marcó tres objetivos para 2020: la reducción del 20 % de emisiones de gases de efecto invernadero, la utilización del 20 % de energías procedentes de fuentes renovables y la mejora en la eficiencia energética de, al menos, el 20%. Pues bien, según la Comisión Europea los objetivos van viento en popa y, a pesar de las complicaciones, es más que factible que se alcancen, así que es hora de pasar al siguiente propósito: 2030.

The Edge es un edificio de oficinas situado en Ámsterdam, que fue considerado el edificio más sostenible e inteligente del mundo en 2014

No hace falta que nos lo digan, pero sí hace falta escribirlo para que quede claro: estos objetivos en ningún caso se podrían haber soñado sin la participación de las empresas privadas, que han fijado rangos más altos que los establecidos por la propia UE. Un claro ejemplo lo tenemos en el edificio que os presentamos hoy. Se llama The Edge, y en 2014 (fecha de su inauguración) fue el edificio de oficinas más sostenible e inteligente del mundo.

El promotor de The Edge fue la empresa OVG Real Estate, que buscaba marcar el paso a seguir en la construcción de edificios sostenibles

The Edge, un edificio de oficinas que apuesta por la sostenibilidad y la sociabilidad

El inmueble, cuyo promotor fue la empresa OVG Real Estate, nació para marcar el paso más directo hacia la sostenibilidad en la edificación y, más concretamente, en la edificación destinada a oficinas. El edificio se encuentra en el distrito comercial de Zuidas, en Ámsterdam, y se trata de un ejemplo de derroche en imaginación constructiva pocas veces visto, en el que The Edge no pasa desapercibido, aportando al barrio una cara amable de cristal y metal, elementos indispensables en su envolvente.

Uno de los objetivos de la construcción de The Edge era crear espacios de trabajo donde imperara la socialbilidad

Sus diseñadores están dentro del estudio de arquitectura londinense PLP Architecture, cuya ambición rozó los límites tecnológicos de los años en los que fue construido el inmueble, pero, aún más, centraron sus máximos esfuerzos en crear zonas de trabajo donde imperara la sociabilidad. Para lograrlo, constituyeron dentro del edificio un enorme atrio cerrado, que alcanza las 15 plantas, y que genera un enorme volumen libre interior listo para ser usado por los usuarios del edificio.

Para fomentar la relación entre los empleados, The Edge cuenta con un atrio central que alcanza 15 plantas y posee salas de reunión, cafeterías y estancias de descanso

El atrio central del edificio posee cafeterías, oficinas y salas de reuniones destinadas a favorecer los lazos entre los empleados

Los arquitectos lo llaman condensador social. El atrio pasa a ser el núcleo del edificio dado que, en su interior, existen puentes, escaleras acristaladas, salas de reunión, cafeterías y distintos niveles de estancia. De esta forma, las comunicaciones en horizontal y vertical recopilan entornos sociales que fomentan la interacción. Esto también favorece la teatralidad, pues si miramos desde las oficinas al atrio, el interior se parece a un anfiteatro, donde los encuentros entre personas parecen formar parte de una actuación: la de la vida.

Este atrio cuenta con escaleras, paredes de cristal y puentes que favorecen las comunicaciones horizontales y verticales, fomentando la interacción entre empleados

En total, el inmueble posee 40.000 metros cuadrados de superficie útil, donde los empleados de la empresa Deloitte trabajan e interactúan, aunque no están solos, empresas como AKD, Henkel, Sandvik y Edelman los acompañan en el disfrute de este singular edificio. The Edge alcanzó el 98,36% de puntuación en sostenibilidad, medido por la entidad BREEAM, consiguiendo la máxima certificación por parte de esta empresa, cuyo objetivo es conocer y valorar los activos de mayor y mejor rendimiento en todo el ciclo de vida de los elementos construidos, es decir, evalúa el impacto medioambiental (ahí queda).

The Edge es un edificio de oficinas ocupado principalmente por la empresa Deloitte, que convive con AKD, Henkel, Sandvik y Edelman

La cubierta de The Edge cuenta con 41.000 metros cuadrados de paneles solares que abastecen de energía al edificio

Por supuesto, para conseguir esta hazaña tuvieron que contar con tecnología punta, la que permite que prácticamente toda su cubierta y la fachada sur estén ocupadas por paneles solares. Un total de 4.100 metros cuadrados de placas solares garantizan el consumo energético, abasteciendo la calefacción y refrigeración, los ordenadores y teléfonos inteligentes del edificio, y hasta los vehículos eléctricos de los empleados. El sistema es tan eficiente que obliga implantar un almacén energético, dado que crea más de la que necesita.

La fachada y cubierta de The Edge posee paneles solares, encargados de abastecer de energía a todo el edificio

Cómo ya sabemos por otros artículos, la orientación de un edificio es muy importante, no sólo para el confort que se pueda generar dentro, sino también por la eficiencia. La constructora G&S Bouw, nos cuenta que la colocación de paneles en la fachada sur no sólo sirve para “recoger” energía calorífica, sino que también para evitar que ésta perturbe al edificio, evitando el sobrecalentamiento. Por supuesto, a este fin contribuye la fachada de vidrio instalada por la empresa Rollecate, una fachada compuesta por triple acristalamiento que contribuyen al aislamiento acústico y térmico.

El edifico cuenta con una fachada cubierta de vidrio, destinada a evitar que los rayos del sol sobrecalienten el interior de las salas

El edifico aprovecha las fuentes de agua subterránea y posee sensores que activan la luz de forma automática

El título de sostenible e inteligente se lo gana con actuaciones como el aprovechamiento de dos fuentes de agua subterráneas (a 130 metros bajo tierra) para la refrigeración y la calefacción. Unas bombas se encargan de elevar el agua tibia o fría en circuitos que recorren los puntos clave del edificio. La luz y la temperatura de cada parte de la construcción se regulan con un teléfono o una tablet (de la compañía Philips). Las 6.000 luminarias Led´s (siempre led´s) se regulan mediante detectores de luz diurna, temperatura, infrarrojos y movimiento, activándolos únicamente cuando es necesario.

The Edge aprovecha las fuentes de agua subterránea para la refrigeración y calefacción del edificio

Unos 30.000 sensores chequean constantemente la ocupación, el movimiento, la iluminación, la humedad y la temperatura, ajustando el uso de energía de forma inteligente. Pero todavía hay más: el agua de lluvia es recogida en el techo y almacenada para las descargas de los inodoros y regar las terrazas del atrio y jardines, y el exceso de aire de ventilación en las oficinas se usa para acondicionar el atrio, este aire transita luego por un intercambiador de calor (aquí nada se desaprovecha).

Unos 30.000 sensores se encargan de controlar los movimientos, ocupación, iluminación, temperatura y humedad del edificio, para regularse de forma automática

A través del móvil los empleados pueden saber si hay salas vacías, sitios libres en el parking o impresoras sin papel

La utilización de un sistema tecnológico inteligente permite que se realicen “predicciones” sobre la ocupación del edificio en las horas de almuerzo (basadas en datos almacenados). Este sistema es capaz de informa de las habitaciones no utilizadas para que se pueda saltar la limpieza, avisa de las luminarias a reemplazar, o notifica cuando las impresoras necesitan papel. Sirven también para informar a los empleados donde hay estacionamientos vacíos, donde están otros colegas o escritorios sin usar, les permite personalizar la temperatura o los niveles de luz… Y todo con el móvil en la mano.

A través del teléfono móvil los trabajadores de The Edge saben si hay sitio libre en el parking, si está ocupada la cafetería a la hora del almuerzo o si hay que cambiar una bombilla

Es de justicia nombrar a otros equipos que han contribuido de forma decisiva en este proyecto, como son los arquitectos locales OeverZaaijer, que ejecutaron el edificio; los arquitectos que se encargaron del interior, Fokkema & Partners; o los paisajistas Delta Vorm Groep, que contribuyeron creando el espacio verde que separa el edificio de la autopista, una obra, desde el punto de vista medioambiental, insustituible. The Edge ya no es el edificio más inteligente y sostenible del mundo, tal vez tampoco lo sea de Europa, pero es y será por muchos años, un referente a seguir para multitud de empresas que quieren entrar de lleno en el futuro verde y productivo mundial, adelantándose al 2030.

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