El edificio con forma de velo y adn catalán que destacará en el skyline de Dubái
La gesta del estudio de arquitectura catalán está dando mucho que hablar, un edificio que aprovecha su singular silueta para el disfrute de sus usuarios.
Evidentemente, la ciudad de los rascacielos, Dubái, tiene el derecho y la obligación de generar siempre la máxima expectación posible. Cuando se trata de gestar un nuevo edificio, hasta lo más común parece excéntrico en la urbe de los Emiratos. Es por ello que diseñar un edificio que destaque en la zona se hace cada vez más difícil, y es por ello que la propuesta que ves ante tus ojos está generando tantas expectativas.
Pero lo primero que vamos a poner en valor es al propio estudio de arquitectura, ganador del premio Pritzker, que dio sus primeros pasos en Cataluña.
Hablamos, por supuesto, de RCR Arquitectes, quienes, junto a la promotora Muraba, han creado un rascacielos que se ejecutará en breve en Dubái. Un edificio con un nombre muy acorde a su silueta: Muraba Veil, con una altura de 380 metros en el centro de la urbe.
El edificio poseerá una característica más inusual que la altura: su esbeltez. Tendrá un ancho de tan solo 22,5 metros por un largo cinco veces mayor, toda una proeza arquitectónica. Además, su ubicación frente a la autopista principal, cerca del canal de Dubái, le ofrece la posibilidad de ser uno de los edificios más vistos cuando finalice su construcción. Pero espera, que hay más.
El próximo edificio con forma de velo de Dubái
Porque su sofisticación se basa en una arquitectura tradicional, que busca la protección de las necesidades básicas, y la implementación de elementos con la simple misión de abrigar a sus usuarios, con una conexión más natural que artificial, más privada que pública. Para ello, los arquitectos proponen el edificio en forma de velo, con una fachada protectora pero fuertemente abierta al exterior por sus franjas verticales.
Dentro, los espacios serán más que generosos. En primer lugar por sus 73 plantas de altura, que generan apartamentos con alturas de piso a techo muy elevadas, ya sabes, en las que cambiar un bombillo puede ser sinónimo de aventura. Bromas aparte, el inmueble contará con 131 residencias con otra particularidad: todas darán a ambos lados, teniendo vistas en ambas direcciones.
La esencia de los apartamentos se basa en rescatar la forma de las casas locales, las más añejas del lugar, aquellas que se generan gracias al entorno para combatirlo con sus mismas reglas. Así, cada vivienda posee un patio generoso, para dar tranquilidad, ventilación y un ambiente tenue y distendido. Y a pesar de estar en un moderno rascacielos, en el interior podrías pensar que estás en pleno desierto, a ras de suelo.
Por supuesto, las residencias de entre 2 y cinco habitaciones son de lujo, de puro lujo (si se me permite la expresión). Y su precio más económico es de 18 millones de AED, al cambio unos 4,67 millones de euros… (ahí es nada). Así que, con esos precios, no es de extrañar que tengan un generoso spa, una galería de arte, salas para reuniones, un restaurante, un cine privado y, la joya de la corona: un espacio comunitario con aspecto de dunas (como en Maspalomas).
Más que residencias de lujo
Este generoso espacio generado para el disfrute (aún más, sí) de los usuarios del edificio, posee suaves y artificiales ondulaciones de arena. Las completan algunas hamacas y piscinas (siempre piscinas) con formas de media luna, todo un ejercicio de construcción de oasis artificiales. Un espacio muy especial para disfrutar de uno mismo y su interior, y, al mismo tiempo, un rincón protector del adusto espacio exterior.
Las franjas verticales de metal que recorren las fachadas anchas del rascacielos, sobresalen para impedir que el rotundo sol del desierto entre con demasiado rigor. La posibilidad de abrir ventanas de un extremo a otro de cada residencia es una oportunidad única para dejar que el viento acondicione de forma natural las habitaciones. Además, la profusión de vegetales en el edificio invita a sentirse como en casa (esa es la idea).
Este edificio con forma de velo no se parecerá a ningún otro que haya en Dubái y su construcción será digna de disfrutar (a ver si invitan). Pero, ante todo, es un ejercicio de ingeniería y arquitectura muy vital, que genera espacios generosos y tenues, con tonos pastel muy acordes a la zona del mundo donde se ubica, lejos de otros espacios más disruptivos de otros rascacielos de la ciudad. Bravo por RCR.