Hay quien afirma que el Skyline actual de Nueva York es “peor” que el anterior. Ya sabéis, el de las Torres Gemelas. Pero esto es una quimera, porque jamás la silueta de la Gran Manzana ha estado estática. Siempre ha estado en continuo movimiento, en desarrollo, y algo que cambia tan rápido no se puede definir en un punto concreto. Lo que sí podemos hacer es constatar su evolución, dirimir hacia qué punto se dirige y en la ciudad más popular del orbe el punto es nítido: la excelencia arquitectónica.
Pero… ¿Cómo se consigue? Se consigue mediante proyectos de calado que creen nuevos iconos como referencias. Uno de los más fantásticos proyectos jamás ejecutados por el hombre está teniendo su desarrollo ahora mismo. Ya os hemos mostrado algo de él, se llama Hudson Yards y está cambiando, para mejor, la silueta de Manhattan. Además está creando nuevos puntos de vista para los más aguerridos ciudadanos del mundo.
Atrás, o mejor dicho, a un lado, quedarán los miradores como el del Empire State Building, que data del año 1931 con una altura de 381 metros, tal vez, el más emblemático de todos. También pasará a cuarto lugar el mirador del Rockefeller Center, llamado Top of the Rock, inaugurado en 1933 con una altura de 260 metros, cuya mejor atracción es tener excelentes vistas del Empire State. O el más nuevo de todos, el One World Observatory, que data del año 2015 y que alcanza la altura de 381 metros. Estos tres miradores tendrán un cuarto y feroz competidor: The Edge.
Y será feroz dado que los turistas ya tienen complicado decidir entre tres puntos de observación (rara vez da tiempo de visitar los tres, de hecho, hasta visitar dos el mismo viaje es todo un éxito). Imaginad cuando les surja este nuevo competidor que ofrece ser el mirador abierto más alto de la ciudad a nada más y nada menos que 335 metros de altura. Esta impresionante atracción nos proveerá de nuevas vistas sobre el río Hudson, con una amplia visión de Midtown, Lower Manhattan y el litoral de Nueva Jersey.
¿Por qué es noticia ahora? El mirador prevé abrir al público a principios del año 2020, así que aún queda poco menos de un año para que podamos visitarlo. No obstante el pasado mes de marzo se permitió a varios (afortunados) periodistas pasearse por el observatorio, aun sin concluir, pero claramente avanzado. Las imágenes hablan por sí solas: impresionantes vistas hacia el horizonte y hacia abajo, dado que no podía faltar en un mirador actual un pavimento de cristal.
Por cierto, no lo hemos dicho, pero este voladizo sobresale de espectacular rascacielos, diseñado por el arquitecto William Pedersen, cuyo estudio de arquitectura ha visitado nuestras páginas con un el rascacielos más alto de la City (Heron Tower) y un museo de automóviles muy especial. El rascacielos se llama 30 Hudson Yards y será la sede de la todopoderosa Time Warner y sus subsidiarias, HBO, CNN y Warner Brothers. El edificio está diseñado para que los trabajadores estén cómodos y puedan producir a lo grande. Echaré el currículum por si acaso…
30 Hudson Yards cuenta con una altura total de 395 metros, lo cual lo sitúa en la cuarta posición de edificios más altos de la ciudad. Posee unos 242.000 metros cuadrados de superficie destinada a oficinas, lo que lo sitúa como el segundo edificio de este uso más grande de Nueva York. Su forma prismática rompe los moldes tradicionales de los rascacielos, aunque esto no es una novedad, dado que los arquitectos se quieren alejar cada vez más de los recursos estéticos de siempre, lo cual dicho sea de paso, es de agradecer.
La estructura de hormigón armado de alta resistencia se recubre con una piel de cristal plateado, componiendo un elegante y visualmente liviano rascacielos. La plataforma de observación no es, ni de lejos, una plataforma común que aproveche un pequeño saliente o que forme parte de un retranqueo del edificio. Nada más lejos, la plataforma sobresale de las inclinadas paredes, desafiando la gravedad al extenderse 20 metros, casi nada Además, alcanza los 700 metros cuadrados de superficie, donde cabría la iglesia que Beyoncé compró en 2018 (por comparar).
Al mirador se llega mediante un ascensor que tarda un minuto en recorrer los 335 metros. En la planta, podremos degustar las exquisiteces que nos ofrezca el internacional Rhubarb, que poseerá un local de 929 metros cuadrados. Aunque también podremos tomar un refrigerio en un bar que atenderá al exterior (en proyecto). Seguro que los primeros en inaugurar cualquiera de los dos serán los promotores del lugar, las empresas Related Companies y Oxford Properties Group.
El singular voladizo se compone de 15 cerchas estructurales, de vidrio y acero, diseñadas como si fuera un puzle que al encajar en su sitio es capaz de soportar las cargas a las que se verá sometido. Cada elemento pesa entre 16 y 45 toneladas, sumando los 15 casi 350 toneladas (una pluma vamos). Pensar que estás a esa altura es aterrador, pero ayuda comparar tu minúsculo peso al lado de tan brutal elemento, que él sí, desafía la gravedad de forma temeraria.
Por si esto fuera poco, la barandilla perimetral, que alcanzará los 2,7 metros de altura, está compuesta por 79 paneles de cristal, inclinados hacia el exterior, para que puedas vislumbrar el horizonte con total nitidez (se agradece). Por supuesto y siguiendo la moda actual, parte del mirador tendrá pavimento de cristal. Un lugar apasionante para visitar y para celebrar por ejemplo tu cumpleaños, el ascenso de tu equipo a primera división o, por qué no, tu boda. ¿Te atreves?
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