El Flatiron, el edificio más icónico de Manhattan, busca dueño de nuevo

El rascacielos triangular más famoso del mundo sale a subasta tras una primera puja fallida.

Alicia Martín. 16/05/2023
Foto: Piotr Wieczorek Unsplash.

El Flatiron es uno de los edificios más icónicos de Manhattan. Su forma triangular, similar a la de una plancha, le dio su nombre, y su presencia en el cine y en las fotografías ha hecho el resto. Pero este imponente rascacielos, uno de los primeros que se construyeron en Nueva York, no encuentra dueño. Vuelve a salir a subasta por segunda vez en dos meses, después de que su comprador no aportara la cantidad requerida, tras haberse comprometido a pagar 190 millones de dólares.

Un intento fallido de compra

En la primera subasta del 23 de marzo, Jacob Garlick, socio fundador de Abraham Trust, un fondo especializado en distintas operaciones de inversión, ganó la compra del Flatiron. Sin embargo, tenía que depositar el 10 % de la cantidad en metálico como garantía de pago. No hizo y su titularidad quedó anulada.

Así, el edificio situado en el cruce entre la Quinta Avenida y Broadway vuelve a buscar un comprador. Alguien que quiera darle una nueva vida después de cuatro años abandonado. Sin embargo, ahora para participar en la subasta hay que tener un cheque de 100.000 dólares listo para entregar.

El Flatiron sigue sin dueño

Flatiron
(Foto: Unsplash)

El Flatiron se construyó en 1902. A día de hoy es todo un icono de la arquitectura por su diseño, que salió de las manos del arquitecto Daniel Burnham. De hecho, fue designado monumento de Nueva York en 1966 y añadido al Registro Nacional de Lugares Históricos en 1979. Una década más tarde fue declarado Hito Histórico Nacional, lo que muestra la importancia de esta construcción.

Tiene 87 metros de altura y 22 pisos, en una forma un ángulo de 25 grados, donde sus puntas miden tan solo 2 metros de longitud. Debido a esto, su construcción duró solo un año y gozó de muy mala fama, ya que los neoyorquinos pensaban que el viento lo derribaría.

Sin embargo, el edificio se ha mantenido en pie durante más de un siglo. Aunque necesita una importante inversión para renovarlo y adaptarlo a las necesidades del siglo XXI, ahora busca un nuevo dueño que quiera devolverle la vida. Así se recuperará un icono de Nueva York que permanecía en el más absoluto abandono.

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